Davos y el futuro nacional.
Las reuniones del foro económico (WEF por sus siglas en inglés) de Davos, Suiza, en que ponentes de primer nivel universal, exponen y contraponen tesis relacionadas con la vida del Planeta, nos enseñan varias cosas importantes. Entre ellas sobresale la falta de escrúpulos de la mayoría de ellos, para quienes, la solución a los graves problemas hambre y desnutrición, la escasa educación y precaria salud, de casi un tercio de la humanidad, se encuentre en “fallas” a corregir, del modelo económico, vigente en la versión occidental de la Tierra.
Para tal fin, muchos de los allí presentes –y sus corifeos que van de relleno- insisten en difundir el modelo socioeconómico, que hace décadas, acrecienta o al menos sostiene el confort de una porción -cada vez menor- de pobladores de países ricos, en detrimento de las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la población humana.
Tal modelo, con tintes universales por la presión financiera y productiva de transnacionales que dominan los mercados mundiales y locales, logra los fines previstos por sus creadores e impulsores, destrozando el equilibrio ecológico, con lo que se afecta la vida y perspectivas de los reinos animal y vegetal. En la vida humana, infiltran y yuxtaponen formas de la cultura de los pueblos dominados, con mecanismos de acción que alteran las relaciones comunitarias.
Su afán de dominio les enemista con mecanismos educativos: que promuevan el mantenimiento de las identidades de los pueblos sojuzgados; fortalezcan sus capacidades de desarrollo tecnológico y científico y logren innovaciones, propias de sus procesos productivos y necesarias para acentuar su presencia y dominio de los mercados internos, con incursiones positivas en los mercados exteriores.
El objetivo real del Foro 2010 en Davos, fue consensuar entre los presentes –había también mandatarios de países pobres, ampliamente dependientes y ligados a los intereses de los imperios- la “fórmula mágica” de solución a los males, que ellos acentuaron recientemente. En efecto, la crisis financiera que se inició en el imperio mayor, por manejos inescrupulosos y fuera de normas, de sus bancos, construyendo un boom en bienes raíces, que se derrumbó estrepitosamente, se llevó consigo a las finanzas mundiales. Éstas arrastraron a las economías dependientes, cuyos habitantes sufrieron, sufren y seguirán haciéndolo en su economía personal y familiar, por algún tiempo más, en razón directa a la magnitud de su dependencia, del país hegemónico de su región o agrupamiento al que pertenezca.
Nuestro sufrido país hermano de Haití, sirvió como “conejillo de indias” para el “sabio” consejo de la Junta: enviar “dinero constante” –entiéndase, dólares verdes-. Afirmó Bill Clinton, “…ayudar a ese país para que pueda ser sostenible”. Allí quedó claramente marcada la posición que interesaba avalar con dicha reunión, misma que ya había tenido fuertes discusiones en foros de mayor nivel, como el G-20. Inundar con dólares al mundo, como mecanismo de enfrentamiento a otras tendencias, que buscan otra moneda, o el retorno al oro, como reserva universal. Esa fue la función de los comparsas en Davos.
Analistas e investigadores en todas las regiones, están aprovechando la delicada coyuntura para precisar propuestas. La economía mundial no puede seguir siendo controlada por el “consenso de Washington”, cuya letanía tocó fondo hace tiempo y ahora se escurre por las cloacas de la miseria, las pandemias y guerras localizadas, en que se apoya la economía del capitalismo salvaje y el bienestar de los países ricos.
Pareciera excesivo afirmar lo anterior. Ese sistema enriqueció a sectores minoritarios por todo el orbe. México no fue la excepción. Pero en pláticas informales con personeros de esos grupos se comprueba, que ni para ellos -los que alguna vez detentaron el poder económico en el país- es sano continuar con mecanismos de acción económica, que solo sirven para seguir entregando, lo poco que queda de la economía productiva nacional, a los consorcios extranjeros.
Solo miran como el imperio moderno y el antiguo –EE.UU. y España- cabildean y enamoran a los que deciden, para avanzar sobre terrenos económicos y sociales, que aún mantenemos en manos nacionales.
Es urgente que, en paralelo a nuevas formas de relación económica interna, que fortalezcan la reconstitución del mercado interno, se afinen las relaciones con el mundo, sus organizaciones de países y los grandes consorcios. No puede desconocerse una tarea incansable de algunos sectores del poder público y privado nacionales, para tener acuerdos económicos, con casi todos los países importantes. ¿Pero cual es el resultado concreto de tales empeños?. ¿Hay programas actuantes para aprovecharlos, en beneficio del crecimiento del mercado interno?. Si los hubiere, sería bueno se dieran a conocer, como otras naciones de la región, decididas a recuperarse de las crisis, con tareas que involucran a todos sus sectores y movimientos.
Salvo el TLC con el Norte, que beneficia a unos cuantos y hunde en la miseria a mayorías campesinas –encausado a pronta revisión- el resto de tratados económicos, convenios y demás, no funcionan o esperan líneas internacionales, para avanzar en terrenos que se nos asignen, en el nuevo reparto del poder, que están decididos a llevar adelante los poderosos. Para ello se engullen, a mayor velocidad, empresas de aliento propio –con poco auxilio del estado- para fortalecer los mega consorcios universales en ramos como: alimentación, industria militar, farmacéutica, medios de comunicación y el sistema financiero.
Estos asuntos de la economía nacional, intrínsecamente ligados a determinaciones globales de las naciones hegemónicas, debieran tenernos en acción, encausada a unir propuestas: de la academia con los sectores público y privado junto a grupos sociales. Todos vienen analizando en profundidad como rescatar el mercado interno, porción a porción de él, aún en medio del control salvaje transnacional, que se visualiza en algunos sectores internos. ¿Quién dice mano para iniciar esta tarea social, con amplia participación ciudadana?.
Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com Ciudad de México 7-II-10.
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