(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
¿Gordos de contención habemus?
Nada hay más lamentable que ser un pinche gordo. Y no quiero meterme con las gordas porque --finalmente-- son mujeres y las quiero mucho. Todo este necesario “spich” me sirve para comentar lo que expresó en un programa radiofónico estatal, la secretaria de Educación, Rosa Beatriz Luque Green, quien se refirió al tema de los niños panzones. O gordos, como a usted le acomode. No es este un tema para desdeñarlo. En apenas treinta años, varitas de nardo como el que esto escribe, se transformaron en horribles máquinas nalgonas.
Si la nalga fuera el problema, o si fuera estéticamente modelada, no habría “pecs”. Pero hay un gran inconveniente: los que engordamos a lo puro buey, el “cabús” nos crece desproporcionadamente horrible.
De ello habló la titular de Educación. Y de nuevo --desgraciadamente-- nos encontramos con un gravísimo problema de educación. ¿Por qué estamos gordos si ni siquiera podemos decir que nos sobra el dinero para meterle al cuerpo la mejor comida? Por falta de educación.
UNO: Hasta donde escuché a doña Rosa Beatriz, ésta aduce que alrededor de las escuelas habría que expulsar a vendedores ambulantes porque, aparte de ser foco de infección, expenden comida chatarra…
DOS: Es cierto a medias lo que dice Betty Luque, pero no es corriendo a los ambulantes como vamos a dejar de ser gordos. En muchas escuelas, las cooperativas escolares se mantienen de vender panuchos y empanadas. Con tal comida, el chamaco engorda como “cuino”. Ahí se expende --además-- desde “charricos” y demás pendejadas que engordan al chamaco…
TRES: No señores, el problema es la mala educación de los padres, y claro, también de los maestros. Antes, en nuestros tiempos infantiles, nunca fuimos gordos. Nuestras mamacitas y abuelitas estaban educadas para alimentarnos de la manera más sana. Llevábamos a la escuela la infaltable torta, pero también nuestro “bush” con agua de limón.
¿Dinero para golosinas? Si acaso cuando canjeábamos nuestras planillas de transporte por una paleta o una fruta…
CUATRO: Hoy, esas mamás y abuelitas, difícilmente hacen la torta para su chavo, hoy, o se les da dinero o antes de entrar a la escuela, ellas mismas les compran los “charricos” y demás “chatarra” que venden fuera del plantel…
CINCO: También es un asunto de ingresos. Antes nuestros padres y abuelos tenían trabajo. Hoy tenemos en Tabasco 10 mil desempleados. Nuestras mamás nos daban la clásica sopa de fideo, pero también un cachito de carne. Hoy, se da a los chavos lo que caiga, más una dotación generosa de tortillas. ¿Cómo no va a estar gordo un chamaco con esa dieta?...
SEIS: El asunto es de salud pública, pero también de educación. Hay que reeducar a padres y madres de familia, pero antes hay que hacerlo con los 30 mil maestros de nuestro sistema educativo. Hasta ahora ese sistema sólo produce chavitos gordos y ¡en el peor de los casos!, chavitas sicarias. ¿O no?...
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