Entre consejeros y simuladores
La lista de aspirantes a ser consejeros del IEPC crece. A la hora de cerrar este espacio ya iba por los 73 aspirantes. Su servidor focaliza a unos cinco, quizá seis nombres conocidos. ¿Por qué menudean estos hombres y mujeres tratando de engancharse? Tengo la impresión que 70 de los 73, lo que quieren es tener un espacio para la “hueva”.
A través de muchos años han observado que la política es un oficio que, a la mayoría de sus practicantes, los deja en excelente posición económica.
Tengo incluso la sensación que los partidos políticos ya se olvidaron que tener un consejero honesto termina por favorecer a Tabasco y sus grandes causas. Salvo contadas ocasiones, todos los presidentes consejeros y su cohorte de acomodaticios, se han hinchado de billete.
Caso concreto de Enrique Galland o Babe Segura. ¿Les interesó alguna vez su estado, Tabasco? No “mameyes en tiempo de melones”, señor (a) lector (a). Hoy --por ejemplo—Babe Segura --de consejero-- ha pasado a ser oficiante en la SCT. ¿Usted cree que piensa en la cultura del esfuerzo, en Tabasco? “No mameyes --de nuevo-- en tiempo de sandías”.
Ellos --y los que hoy quieren ser consejeros-- su única preocupación es cobrar a toda madre. ¿Y Tabasco? Que se chingue…
» RECUERDOS: Hacia mediados de 1969, Luis Echeverría, presidente de México, hizo una gira de “trabajo” por Europa. Antes de partir a Moscú, ciudad donde finiquitaba su viaje, estuvo en París. En la Ciudad Luz, Fausto Cantú Peña, a la sazón director del Inmecafé, lo llevó a inaugurar una franquicia superchingona de un café en los Campos Elíseos.
Se invitó a todo el cuerpo diplomático, al presidente De Gaulle, si mal no recuerdo y a personalidades a las que aquí se califica como “de nivel”. Fue una fiesta de inauguración que impactó a toda la comunidad internacional. Sólo recuerde que cuando los mexicanos hacemos ese tipo de fiestas, gastamos a lo grande.
Echeverría quedó impactado por el “Café”, así que ya en Moscú, encargó a Jacobo Zabludovsky que hiciera un reportaje sobre el evento. Zabludovsky aceptó el encargo y se fue a París. La sorpresa fue que al llegar (una semana después) y buscar el “Café mexicano” de marras, éste, como por arte de magia, ¡había desaparecido!
Preguntando aquí y allá, Zabludovsky se enteró que sí, que ahí habían estado los mexicanos haciendo una superinauguración, pero que apenas se fue el presidente, todo fue desmantelado. Un auténtico negocio de pisa y corre. Pero no solamente en París se dan estos hechos.
El pasado 4 de febrero, este su servidor fue a la Reserva de la Biósfera a hacer un reportaje para el Tabasco HOY sobre un evento que se llevó a cabo el día anterior.
Igual que en París y el “Café mexicano”, apenas se fue el subsecretario de Gobierno, Manuel Rodríguez González, aquello fue desmantelado y todo mundo se regresó a Villahermosa a decirle al “gober” que en Tabasco todo se hace chingonométricamente bien…
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