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La Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y el Trópico.
Frente a inconsistencias de la relación entre naciones, gana terreno urgencia de un nuevo orden mundial, en torno a principios de equidad, justicia y cooperación internacional para el desarrollo sustentable.
Viene a cuento, porque el desarrollo sustentable –reacción social contra la Revolución Verde y sus secuelas negativas- que requiere el Planeta, avisa la urgencia, de superar el sistema actual, cimentado en el poder hegemónico de los imperios, potencias con asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y base de grupos cúpula, como el de “los 20”, que insume a los siete u ocho más poderosos y corifeos.
Lo que no se aprueba allí o por ellos -los 7- no tiene cabida en el mundo, que pretende ser multipolar –C.E., TLC diversos y otros- para romper inercias de la globalización, pero enfrenta oposición y prepotencia mediante sanciones, amenazas, aislamiento –de trágicas consecuencias- y control sobre finanzas internacionales y comercio local, por medio de las transnacionales de los dueños del poder global.
Por ello es necesario ir a situaciones más constructivas en las relaciones internacionales, para superar la miseria y pobreza que se enseñorean en la mayoría de países que integran el Sur, así llamado ahora, para contrastarlo con un Norte, que todo lo posee; generalmente con malas artes en el comercio o mediante guerras de intervención, con las que se han hecho de territorios para extender su geografía, también para la explotación de los recursos del Sur.
Toma vital importancia la precisa y sólida ponencia del economista, analista y líder social, Fausto Cantú Peña, con objeto de concretar su integración, como miembro activo de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, la más antigua y sólida academia, dedicada, desde el siglo XIX, al desarrollo de la ciencia y la cultura en América; impulsora del primer Plan de Desarrollo del país. Fausto presentó, en sesión solemne, un amplio y documentado trabajo denominado: "Planeación y Aprovechamiento Integral del Trópico Mexicano".
Tuve el agrado de comentar tal tesis, coincidiendo en plenitud con sus aseveraciones –resulta lógico al estar realizando trabajos en conjunto- que ponen en primer plano la necesidad de aprovechar, integralmente y con sentido sustentable, los amplios y vitales recursos de esa región. Esta representa el 40% del territorio susceptible de vida para el ser humano, en la Tierra y el 9%, en México (11 Millones de has. en que están inscritas 32,500 localidades de las que 50% viven en alta marginación). Consideración especial tuvo el Trópico húmedo que cubre casi todo Veracruz y Tabasco en su totalidad. En conjunto, la zona tropical, puede ser equilibradora del ecosistema planetario. Allí está reunida la riqueza mayor de la biodiversidad de la Tierra.
En la porción nacional se cuenta con riquezas como: dos tercios del agua del país; los más importantes yacimientos de hidrocarburos; la producción fundamental de hidroelectricidad; insolación, vientos y mareas capaces de aprovechamiento energético; la tierra con mejores perspectivas de aprovechamiento sustentable y pueblos indios, con siglos de defender su territorio, sus costumbres y su identidad.
En tales estados de la Federación hay programas nuevos o con ciertos años de establecidos. Allí tenemos la mejor perspectiva de crecimiento sano para la nación. Pero no hemos contado con programas exitosos, fundamentalmente por su innecesaria politización (Plan Chontalpa, Plan Balancán-Tenosique, programas de recuperación del café, el cacao, (nativo de la región y moneda de uso común por centurias); fallidas plantaciones de eucalipto, teca, melina, palma de aceite, bambú, sistemas-producto para limón, naranja y otros. Casi todos aún se mantienen como tales, pero solo algunos –tanto en Tabasco como en Veracruz- muestran avances programados. La mayoría están allí para sangrar presupuestos, apuntalar procesos políticos; sin perspectivas de cumplir con metas de producción y productividad y sin relación real con planes y programas de desarrollo, que se impulsan oficialmente.
Fausto, haciendo honor a la tradición liberal de la Sociedad, que desde su fundación en el siglo XIX impulsa estudios productivos –entre otros- para la búsqueda del bienestar de los seres humanos y en calidad de hijo adoptivo del sureste, nos muestra que, de todas las regiones del país, el Trópico Húmedo es la más olvidada en: estudios, apoyos, impulso campesino, empresarial; lo más grave, por la mayoría de sus gobiernos, quienes, o la tratan de igual manera y con metodologías parecidas a las de otras regiones –cuando está bien probado que requiere atención especializada- o simplemente usan recursos –que e n casos son de los más importantes Per cápita- para otras tareas o permiten que se amplíen las rutas de la corrupción.
Trabajos de investigación –como el que pretendemos con Fausto- no son considerados de ningún modo. Tareas puntuales, como el Instituto de Agricultura Tropical, que en Tabasco tuvo logros importantes y dejó una huella imborrable, formando generaciones de excelentes agrónomos, veterinarios y otros especialistas, fue clausurado por su tufo izquierdista –entre otras cosas-. Su herencia empobrecida, el Instituto para el Trópico Húmedo, desaparece, en el recorte de gastos de hace algunas semanas, ojala para regenerarse. En la región hay organismos y tareas realizándose. Pero no hay Plan de Desarrollo del Trópico Húmedo, en este caso, de la zona Tabasco-Veracruz.
Precisemos: el Trópico tiene clima cálido, prácticamente todo el año; el mes más frío promedia 18º C. De allí que sus temperaturas sean elevadas y regulares, los 365 días, con escasa oscilación térmica. Esta zona –llamada tórrida- también caracterizada por sus elevadas precipitaciones, presenta dos estaciones: la húmeda y la seca. Variedad de este clima es el típico del sureste asiático diferenciado por una estación corta, pero de intensas lluvias, llamada «monzón».
El Trópico se localiza al norte y sur de la zona ecuatorial, pudiendo llegar hasta los trópicos. Se presenta en gran parte del sur de Asia (India, península Indochina); en el norte de Australia; el centro de África; en México, Centroamérica, Cuba y parte de América del Sur (Venezuela, Brasil, fundamentalmente). Es, por tanto, región universal cuyo tratamiento debe ser homogéneo y sustentable.
La vegetación más representativa de este clima es la de sabana, allí hay árboles aislados y hierbas altas crecen en la estación húmeda, para languidecer durante la seca. Perseveran inscritos en el territorio: muchos cuerpos de agua (ríos, lagunas, lagos) pantanos, en medio de vegetación intensa y muy variada; bosques muy deteriorados y frondosas selvas. Sobre explotados los últimos, prácticamente en extinción, tanto por antiguas tecnologías de rosa-tumba-quema, como por ambición de madereros clandestinos, que talan sin descanso, para las industrias del papel, madera y otras actividades depredadoras.
Esa región del mundo –para nosotros especialmente- puede ser detonador de una nueva manera de desarrollo: el sustentable. De modo simple digamos que: el desarrollo sustentable del Trópico Húmedo consiste en utilizar los recursos naturales, asegurando su regeneración y su equilibrio ecológico. Para ello se requieren tecnologías menos agresivas, en la transformación de dichos recursos; utilizando menos energía o, mejor aún, la energía liberada en su proceso de transformación. Cuanto mayor la eficacia del proceso, menor consumo de energía, mayores beneficios económicos y ecológicos.
Precisemos: procesos industriales en práctica, muestran industrias que, en el proceso de fabricación, generan calor y “basura” que se van al ambiente, contaminándole. Puede aprovecharse dicho calor para producir la electricidad necesaria, en cada proceso –cogeneración- incluso tener excedentes para otros usos –electrificación local, industrial, transporte- reduciendo afectaciones, cada vez más graves, al medio ambiente. De la “basura”: el papel, vidrio, telas, plásticos y otros, son reciclables. Mucha se genera porque los productos tienen sólo un uso. Utilizándose varias veces, menos basura generaríamos. Reducir residuos, reutilizar productos y reciclar, es la estrategia.
Lograr aperturas planetarias para dicha reconstrucción económica, mediante implante de formas sustentables, requiere acrecentar la capacidad negociadora de los países del Sur, con aquel o aquellos del Norte, que les corresponda en su entorno geopolítico. Tiene que ver con decisiones de alta política a obtenerse en los órganos correspondientes. Conformar proyectos de inversión, con financiamiento internacional, no etiquetado ni paternalista; abierto a las decisiones de los pueblos organizados, para rutas propias de desarrollo sustentable, es el camino. Hay acuerdos en la ONU que lo impulsan.
Hace algún tiempo, intenté precisiones en tal sentido para Haití. México, para bien y mal, forma parte del TLC con el Norte. Será responsabilidad de los impulsores del Plan de Desarrollo Sustentable del Trópico Mexicano, con énfasis en el húmedo -en cuya conformación pronta, coincido con mi colega y amigo Fausto- convencer a un gobierno federal nacionalista, para que renegocie el TLC con Canadá y Estados Unidos de Norteamérica, incorporando estrategias de desarrollo sustentable. Éstas pueden apuntalarse con recursos internacionales blandos. De lograrlo, crearíamos un nuevo paradigma de crecimiento para nuestra existencia como especie, dentro de los ecosistemas complejos del Trópico, que destruimos sistemáticamente. Sería, por fin: vivir en relación sana con los recursos del trópico húmedo, que hoy son saqueados para el confort de los poderosos.
Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com C. de México 27-VI-2010
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