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Futbol planetario y crisis de elección.
El mundo y con él la nación mexicana, está en uno de esos momentos de conmoción, creados ex profeso para que el circo –la otra parte del pan- adquiera el mayor de los esplendores y nos haga olvidar el Planeta real en que vivimos. El futbol se metió hasta las recámaras de los hogares, llena de ruidos y exclamaciones las plazas principales de las naciones y convierte, en visita de trabajo, la asistencia a la inauguración de los juegos en Sudáfrica, para ver empatar, apuradamente, al equipo que compite por México.
No cataloguemos negativo tener afición por un deporte. Ejercitarse es fundamental en las fórmulas –que hay muchas- para contar con salud adecuada, incluso, poseer figura esbelta y hasta bella, en las mujeres. Pero esa es una arista. La otra, pretende resolverse en Johannesburgo, que hace aullar de emoción a la fanaticada, partido tras partido, para luego festejar lo que sea –un triunfo único, empate conveniente o una derrota digna- pero siempre con ingesta de bebidas embriagantes y desmanes que obligan a intervención policíaca; la misma que debiera estar preparada para atender el grave asunto de la delincuencia organizada y no perderse en “cuidar” a vándalos improvisados.
Ese mismo pueblo, que vendió hasta la camisa para ir a Sudáfrica -ojala para ver triunfar a su equipo- está viviendo momentos complejos en sus condiciones de empleo, educación, salud y otros relacionados con el bienestar. Son parte de ese 50% de mexicanos que viven al día y asumen actividades fuera de control fiscal: tanto porque sus ingresos no lo ameritan, como porque en la economía informal son explotados por acaparadores de todo tipo de mercancías, que solo les usan de escaparate para sus ventas fraudulentas.
Importante que aún no lleguemos a las condiciones de vida de la Argentina –a principios de siglo- o Grecia en el momento presente. Allá, en la majestuosa Atenas y otras ciudades de esa nación -cuna de la cultura occidental- como en su momento ocurrió en el Río de la Plata, hay un vigoroso movimiento de trabajadores y pueblo, tratando de vencer el acoso de poderes de la UE y el FMI, para impulsar ajustes salvajes, sin precedentes, que incluye la rebaja de los salarios de los trabajadores. De lo que allí resulte al final, afectará a trabajadores europeos y del resto del mundo. Grecia es prueba piloto para toda la Unión Europea. Si vencen, será “modelo” para gobiernos neoliberales de todo el planeta. Aquí ya ensayan su instalación desde el 2000.
Sin duda que la lucha en Grecia es ejemplo mundial de cómo deben enfrentar los trabajadores, medidas de gobiernos, para “cobrarles” una crisis, de la que, capitalistas y banqueros son responsables. Analistas europeos consideran que el “griegazo” constituye la primera gran rebelión de trabajadores con amplio y sentido apoyo estudiantil y popular en Europa, desde el Mayo Francés de 1968. No es hecho aislado. Grecia es “punta del iceberg” de la crisis económica mundial y europea. Como el Mayo Francés, puede constituir nueva fase de la situación política, tanto en Europa como en otras regiones. Krugman –Novel de Economía 2008- equipara lo ocurrido en Argentina con los hechos ahora en Grecia. En una pared de Atenas se lee: “Atenas=Buenos Aires”.
Es claro y comprobable que el “Argentinazo” no estuvo aislado, fue expresión de un proceso continental –las rebeliones latinoamericanas del siglo XXI–. El continente vive enormes desigualdades y contradicciones. Inicia este siglo con movimientos nacionales y locales, que le posicionan en la avanzada de lucha por democracia y soberanía, a nivel mundial, tras largos años de derrotas y neoliberalismo salvaje, en que solo un faro libertario se mantuvo tercamente encendido en la mayor de las Antillas. ¿Grecia será lo mismo para Europa?
Allá está empezando a darse “convergencia” entre crisis mundial y lucha reivindicadora de los trabajadores. Lo que sucede en la economía, comienza en Grecia a tener respuestas a nivel político, en la acción de los trabajadores y sectores populares. Por razones que requieren análisis, los trabajadores están retrasados –incluido México- en respuestas de lucha a la altura de los desafíos y enormes ataques con que el régimen mundial globalizado, pretende hacerles pagar costos de la mayor crisis, desde la Gran Depresión. No todo cae en culpabilidad sindical. Existen múltiples causas. La veloz respuesta inicial de los gobiernos de los principales estados capitalistas –billonarios “rescates” en EEUU– evitaron una gran depresión y crearon el espejismo de que las cosas volvían a la “normalidad”. Esto fortaleció a gobiernos fallidos.
A la clase trabajadora no le es fácil responder de conjunto, a una crisis cuya primera manifestación son despidos. Dichas amenazas son paralizantes. Además –sin que ello sea justificante de la inacción- la crisis afecta principalmente a trabajadores precarios y “periféricos” de la producción (temporales, “contratados”, inmigrantes, etc.); lastimando menos a núcleos centrales de trabajadores, que el neoliberalismo fragmenta en las últimas décadas, cooptando a la burocracia sindical, que adquiere –salvo honrosas excepciones- calidad de empleado a sueldo del estado y patrones, directa o indirectamente. Los grandes sindicatos ya no viven de cuotas de sus afiliados; son “empresarios”, sus negocios se vinculan con el poder y a él sirven.
A todos esos factores que “paralizan” la acción en la mayoría de los países pobres, el pueblo griego hizo frente y los mandó al “cuarto de trebejos” para constituir a Grecia, como el primer país de Europa -¿y del mundo?- en el cual se desató una extraordinaria movilización encabezada por la clase trabajadora. La crisis encuentra, de ese modo y en la práctica, a tal lucha, como factor de cambio, que aún debe profundizarse y valorarse. Su análisis es primordial en la hora presente, para que el circo futbolero encuentre su “cara mitad” del pan, en la resolución de la pobreza universal, partiendo de lo que deba hacerse a nivel local y nacional. Ya se piensa en cambios de sistema y gobiernos impulsores del empleo y el bienestar populares.
¿Nosotros los mexicanos, que hacemos en la Federación, estados y municipios, para enfrentar con eficiencia, el creciente desempleo que dispersa energías juveniles, las encauza a la frontera Norte o vincularse a hechos ilícitos?. ¿Habrá algún rincón del país en que se estén intentando cambios reales, en la ruta del bienestar de la población?. ¿Seguiremos insistiendo con programas de asistencia al campo y periferia citadina, para que nuestra gente solo no muera de hambre?.
Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com Villah. Tab. 13-junio-2010
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