lunes, 25 de julio de 2011

Opinión / Víctor Manuel Barceló R. / Jul 25

¿Palestina será nuevo Estado soberano?

Las situaciones conflictivas de la economía y la vida política universales, a veces llegan a momentos en que pueden lograrse respiros, que den perspectivas a los habitantes del Planeta de reencontrarse consigo mismos y encausar a la humanidad a estadios superiores de vida, en comunidad de naciones.

Es el caso del diferendo, artificialmente conformado en 1947, al crearse el estado de Israel, sin considerar derechos de los que habitaban, por esos años y desde siglos atrás, el territorio. La complejidad del conflicto es materia de análisis y renegociaciones fallidas, desde hace 40 años, en que se inició la ocupación militar de las ciudades y pueblos palestinos.

En innumerables momentos el tema de la ocupación de Palestina y la cerrazón para que cuente como una nación en la máxima organización universal, ocupó la atención de los 193 estados, miembros por decisión propia, pero no todos con capacidad para decidir posiciones respecto a diversos temas a discusión.

Es el caso Palestino. Desde hace décadas hay una representación -la Organización para la Liberación de Palestina- miembro observador en la ONU y algunos de sus principales organismos, en que tienen derecho a voz solamente. En ellos expresan cada vez que hay oportunidad, sus preocupaciones, recargando siempre sus criterios en la lucha, de más de cuatro décadas, para ser reconocidos como nación-estado e integrarse de pleno derecho a la vida planetaria.

Por tanto, el tema no es reciente ni tampoco de fácil interpretación. El enfrentamiento de criterios entre, el sionismo político -creado en el siglo XIX- impulsor de la conformación de un estado judío en Palestina y los estados árabes, se recrudece cuando la ONU crea Israel.

Esto tuvo sus razones geopolíticas, que vienen desde que formaba parte la región del Imperio Otomano. Al entrar este en la 1a Guerra Mundial (1914) pierde la contienda. Sus territorios, entre ellos Palestina, pasan a control de Inglaterra, conforme a “la Declaración de Balfour” (2 de noviembre del 17) con cláusulas favorables a los planes sionistas de instalar allí, un ente nacional judío.

En las décadas siguientes se presenciaron enfrentamientos locales y matanzas, como la del monte Ebron (1929). La población judía crecía acentuadamente en la región, si bien seguía siendo menor que la árabe-palestina. Toca a Ben Gurión (líder judío) fortalecer tanto el incremento demográfico como la conformación de instituciones, dando mayor fuerza al pueblo judío, en una región aún habitada por nómades árabes, que no por ello dejaban de sentir identidad con su territorio.

La llegada al poder de Hitler, en Alemania y su persecución de judíos, incrementó notablemente el éxodo rumbo a Palestina, lo que provocó reacciones negativas árabes y enfrentamientos. La Comisión Real Palestina, bajo mando de Lord Peel, investigó causas de disturbios y recomendó, para lidiar con quejas legítimas de árabes y judíos, considerar la existencia en Palestina de dos culturas: una árabe de origen asiático y una judía de origen europeo.

Dos culturas tan contrastadas no podrían convivir en un sólo Estado y se propuso la partición en dos Estados distintos. Coupland consiguió convencer a sus colegas de la Comisión e incluso a Weizmann quien se convirtió en defensor de la partición. Aun así, no todos los sionistas estaban a favor de la división territorial y los árabes se oponían frontalmente a ella.

En los prolegómenos de la 2a Guerra Mundial (1937) Inglaterra, buscando apoyo árabe, abandona la idea del hogar judío y la partición del territorio, sellando su nueva posición con la declaración del “Libro Blanco” (Malcolm MacDonald, ministro de Colonias”), que da giro de 180 grados a la política en Palestina, terminando su compromiso con los judíos. Este documento establecía diez años, para que Palestina fuera un solo Estado independiente, gobernado en común por árabes y judíos. Según el nuevo plan, los judíos siempre serían minoritarios.

Las posiciones diferenciadas entre judíos -que mantienen apoyo a los ingleses en la guerra- y el gobierno egipcio y líderes palestinos, aliados al Tercer Reich (hay indicios de que reclutaron una división de musulmanes bosnios para las SS) afectaron profundamente la causa palestina. La guerra y su presión alemana contra los judíos, llevó a la conformación de movimientos sionistas pro un estado judío, que provocó situaciones complejas, agravantes de la situación en la región.

En aquellos años, casi todo Oriente Medio tenía control británico (Golfo Pérsico y con bases aéreas en Irak). Líbano y Siria, liberados del Mandato francés en 1943 y 1946 respectivamente. Egipto con relaciones intensas con los ingleses (Tratado de 1936 sobre el Canal de Suez). Transjordania se independizaría en 1946, manteniendo su vinculación a Gran Bretaña.

En momentos cruciales al término de la contienda armada, los palestinos no contaban con estructuras políticas y de liderazgo, como la bien organizada estructura política de los judíos (la Agencia Judía). Algunos investigadores consideran que el mundo árabe, el palestino en particular, estaban en desventaja, para resistir al desafío sionista que se dejaba ver, en todos los terrenos.

En opinión de otros historiadores, como Joan B. Culla, el “maximalismo” irreductible de la posición árabe, impidió aprovechar oportunidades a su favor, en los distintos procesos negociadores. Dieron prioridad a la expulsión de judíos y por delante intereses propios de los nuevos estados árabes (posibilidad de anexarse la parte árabe de Palestina), por encima de los intereses de la población palestina y del derecho reconocido a estos, para disponer de su propio estado.

El presidente Truman, mostró simpatía por la causa judía. Intentó convencer al Congreso para permitir a un gran número de judíos migrar a Estados Unidos. El 31 de agosto de 1946 Truman pide, al gobierno inglés que obsequie 100.000 certificados de inmigración: "ningún otro problema es tan importante para quienes han conocido los horrores de los campos de concentración" afirma.

La respuesta negativa mostraba hasta donde la actitud de Sion dejaba de ser pro-judía. La lucha judía en Palestina, contra el imperio inglés, fue encarnizada. El cuartel general británico, en Jerusalem, fue atacado ferozmente. Fue el primer paso para expulsar de Palestina a los ingleses y abrir camino a la creación del Estado judío. Esta se concreta el 29 de Nov. de 1947 en la Asamblea General de la ONU, mediante el Plan de Partición de Palestina en dos Estados, (uno árabe, otro judío) 46% del territorio (11.500 km²) a los palestinos y a los judíos el 54% (14.100 km², de los cuales 11.750 km² correspondían al desierto del Néguev.

Jerusalem y su área conurbada, incluida Belén, conformarían un “corpus separatum” de 700 km² bajo la administración del Consejo de Administración Fiduciaria de las Naciones Unidas. Además, este plan preveía la retirada del ejército inglés del “Mandato”, antes de agosto de 1948 y la fijación de fronteras entre los dos Estados y en la propia Jerusalen.

Los judíos aceptaron el Plan, a pesar de no estar de acuerdo con un reparto que hacía “indefendible y poco viable”, el territorio que les correspondía, pero los árabes lo rechazaron de plano. El Alto Comité Árabe (la dirigencia árabe-palestina) calificó de "absurdos, impracticables e injustos" tanto el reparto como la propuesta federal y, viendo perdido el terreno diplomático, amenazaron con guerra para defender la Palestina árabe.

El 13 de mayo de 1948 los judíos proclaman la independencia del Estado de Israel, día antes de que termine el Mandato Británico de Palestina. La invasión de los ejércitos de la alianza árabe (Líbano, Siria, Transjordania, Irak y Egipto) no se hizo esperar, dando comienzo a la guerra árabe-israelí de ese año.

La guerra fue intermitente (15 meses con treguas promovidas por la ONU). Israel conquistó un 26% adicional del antiguo mandato. Transjordania y Egipto ocuparon la parte restante destinada por la ONU al Estado árabe-palestino: Egipto ocupó Gaza y Transjordania se anexionó Cisjordania y Jerusalén Este, renombrando al país como Jordania. Miles de desplazados crearon el problema de los refugiados palestinos, que perdura. Los judíos migrantes fueron acogidos en Israel.

Durante la década de 1950 Israel enfrentó continuos ataques de grupos apoyados principalmente por Egipto. Israel, tras el bloqueo egipcio del estrecho de Tirán, firmó con Inglaterra y Francia -afectados por la nacionalización del Canal de Suez por G. Abdel Nasser- para atacar a Egipto. Militarmente los aliados alcanzaron sus objetivos, pero la presión diplomática conjunta de la URSS y E.U, les llevó a retirarse. La ONU envío cascos azules a una franja entre Egipto e Israel.

Los árabe-palestinos se organizaron para resistir. La más importante fue la OLP (Organización para la liberación de Palestina en mayo de 1964) con apoyo de la Liga Árabe, para una palestina unificada. A tal entidad tocó enfrentar la denominada “Guerra de los seis días” (1967) en que Israel -tras avance del ejército egipcio sobre el Golfo de Aqaba, que consideró obstruía la salida de sus barcos- bombardeó en tierra la aviación israelí, rechazó o desmanteló el ejército árabe unido y se apoderó de casi todo el territorio palestino y otros más.

Diversas guerras más se sucedieron (Yom Kipur en 1973; Líbano 1982; choques fronterizos o en pleno territorio palestino, entre un ejército israelí poderoso y jóvenes palestinos tirando piedras a tanques y tropas contra balas. Esto aumentó la conciencia internacional sobre el conflicto palestino-israelí. Allí nace la Intifada, que organizó a todos los sectores palestinos bajo un liderazgo central, politizando a toda la sociedad palestina, preparándola para defenderse a sí misma, ya que no podía esperar ninguna ayuda del exterior.

Las negociaciones continuaron. En Oslo (1993) los palestinos reconocen el Estado de Israel y los israelíes reconocieron la Autoridad Nacional Palestina, firmando los tratados de Oslo. Ahí deciden un repliegue de Israel y el establecimiento de un Estado Palestino. Se preveía devolver a los palestinos la mayor parte del territorio ocupado en 1967 (Guerra de los Seis Días) manteniendo soberanía israelí sobre un gran número de asentamientos judíos, dispersos por este territorio y habitados en su mayoría por sionistas. Según el pacto, las carreteras que unen estos núcleos permanecían bajo control israelí. La soberanía de Jerusalen (reclamada como capital por los dos estados) quedó sin solución.

La Autoridad Palestina aceptó el tratado y se establecieron 8 áreas autónomas alrededor de las ciudades palestinas más importantes. Pero la incomunicación entre estas ciudades, hizo de Palestina un estado conflictuado económica, política y socialmente. Además, Israel no se retiró como había pactado; continuó estableciendo colonos judíos en territorios que apoya y protege militarmente.

Las distintas organizaciones palestinas continuaron con ataques sorpresa contra la población civil israelí. Además de una segunda Intifada, se inicia el uso de bombas suicidas contra Israel. Este ocupa de nuevo territorio que había liberado. En respuesta a los ataques suicidas palestinos, las autoridades israelíes realizaron asesinatos extrajudiciales contra dirigentes palestinos, vinculados a terroristas, familiares de los mismos y civiles próximos. Entre nuevos enfrentamientos y treguas entre guerrilleros palestinos y el ejército israelí, continúa la vida en la Palestina. Entre 51 mil hasta 92 mil se calculan los muertos, en seis décadas transcurridas. La intervención de las Naciones Unidas, que es constante, parece haber encontrado fórmulas para lograr la conformación de la nación palestina.

Ben Gurión, primer ministro Israelí de su historia, inició la organización de un ejército de primera para utilizarle en coerción o fuerza para dominar toda la Palestina. Se cumple tal plan 20 años después, con la ocupación militar israelí de los territorios, en 1967 que, con variantes dinámicas, se mantiene. La ONU llamó en su Asamblea General actual a una resolución precisa para conformar la nación palestina. Más de 120 países de 193 que la integran, apoyan tal perspectiva. Como ya es conocido, EE.UU. e Israel se oponen. Los principales líderes europeos (Francia, España, Alemania, el Reino Unido y la Alta Representante de la UE) siguen sin pronunciarse. Están enfrascados en demoler las economías de los "pigs" (Portugal, Irlanda, Grecia y España) y contemporizar con EU.

La declaratoria de estado para Palestina que podría obtenerse en esta Asamblea de la ONU, no resolverá este complejo conflicto, pero será importante impulso a la paz en esa convulsionada zona. Por ahora, cuentan más los intereses de las grandes potencias disputándose los recursos naturales, que la defensa de los derechos humanos y el acceso a mejores condiciones de vida para sus habitantes.

Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com Puebla, Pue. 24-julio-2011

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