(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
Mentiras piadosas (y otras no tanto)
Durante la mañana de ayer miércoles, disfruté del periodismo que se edita en la Ciudad de México. Héctor Aguilar Camín, uno de esos periodistas inteligentes, sacó a orear algunas frases que el columnista Joaquín López Dóriga usa todos los días como epígrafes en su columna "En Privado". Joaquín se las adjudica a un tal Florestán. Es hora que este tipo --o quizá un alter ego reprimido-- nos ilustra todos los días. De las 30 citas "florestanezcas" que nos da Aguilar Camín, me quedaría con dos, porque nos retrata a los de Tabasco: 1.- "¿Cómo pedirles que sean diferentes, si son siempre los mismos?, y la 2.- "No saben a dónde van, por eso su prisa". Si antes dejábamos pasar las citas en las columnas de López Dóriga, con el rescate que hace Aguilar Camín, todos estaremos pendientes del tal Florestán. ¿Y cómo? Involucrándolas con los hechos de este pequeño rincón tabasqueño con sus alegrías, sus tristezas y a veces también con sus grandes tragedias. Esto, en abierta referencia a otro Florestán, dicho sea con todo respeto, el licenciado Jesús A. Sibilla Zurita, creador de "Telereportaje". Sucede que se inauguró el martes pasado en Villahermosa, una exposición y conferencia del petróleo de México. Tabasco sigue siendo referente para la paraestatal Pemex porque, aunque los jodemos mucho, seguimos produciendo --para su beneplácito-- hidrocarburos y gas a lo bestia. Desgraciadamente, esos productos derivados del petróleo, ya nos lo había prevenido el Vate zacatecano, Ramón López Velarde, son nuestra perdición. Es que --"semos", discúlpeme usted el silogismo-- una auténtica maquinita de destrucción. En Tabasco todo lo hacemos mierda. Por eso, aunque "semos" muy chingones "produciendo" petróleo, nos lo tragamos ipso facto y casi al mismo tiempo, lo cagamos. ¿Podría usted --lector lectora-- perdonar mis disgresiones? En Tabasco, nuestros administradores --históricamente-- le han partido la progenitora a todo lo que nos ha dado Pemex. Antes nos lo enviaban en efectivo y alguien se lo robaba. Un buen día fue apareciendo ese dinerito robado --así, a la pendejita-- sobre Paseo Tabasco. Luego nos pagaban con asfalto, y lo mismo. La lana apareció en lo que hoy es el "Campestre", luego en Residencial Madeiras y recientemente, en "Blancas Mariposas". Pero el choco también aprendió a gastar en grande. A trabajar, no sé, pero ha viajado y disfrutado (no se si más que otro cualquiera), aunque Villahermosa no pasa de ser un ranchote diseñado con muy mal gusto, salvo alguna rara excepción. Por eso cuando alguien mencionó que Pemex --y las empresas petroleras-- tienen presente y futuro aquí, ¡pues claro! Los que no tenemos ni presente ni futuro somos los tabasqueños: 1.- Porque le apostamos a endeudarnos públicamente y 2.- Porque no creamos expectativa de empleo para los jóvenes que están graduándose en nuestras Universidades…
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