(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
Lo que no aportan los viejos
Charlando ayer viernes con mi hijo mayor, Carlos Eduardo, salió a colación el tema de la Copa América, donde participó (¿) nuestro país representado por una infame ensalada de jóvenes-viejos ("la sub-22"), justificante que nuestros mediocres "líderes federativos" dieron a una orden que les enviaron de Concacaf, organización a la que está adherida México.
Una gran variedad de temas comentamos el orgullo de mi nepotismo y su servidor.
La llegada de Paraguay al juego final sin haber conseguido ni un triunfo. ¿Y que sacamos en conclusión? Que en Paraguay hay una crisis de producción de futbolistas jóvenes. ¡Por eso juegan con puro vejestorio! Obviamente, el que esto escribe anda en este rango (por la edad) pero cree totalmente que nuestros jóvenes (los de todo el mundo) lo pueden hacer mucho mejor que nosotros.
Hace apenas dos semanas nuestra selección de nuevos valores (la sub 17) coronó dos años de esfuerzo y se hizo campeona del mundo en su categoría.
Y compara uno a esos esforzados jóvenes con los ancianos paraguayos como Paulo da Silva, Darío Verón, Roque Santacruz, el puerquísimo Jhonatan Santana, Diego Barreto, Justo Villar, Aldo Bobadilla, Antonin Alcaraz, Julio César Cáceres, Dennis Canizza, etcétera de los etcéteras.
Recordamos el juego del pasado jueves cuando esa caterva de mañosos, con un juego totalmente negativo, estiraban –merced a su espíritu canchero- los juegos hacia todos los alargues para luego ganar a base de tiros penales.
Eso sería –para mi hijo y el que esto escribe- el triunfo del antifutbol, el que renuncia a la creatividad y el espíritu constructivo para convertirse en la máquina ratonera que no propone, que destruye para conseguir un objetivo mediático. En esas estábamos cuando mi hijo me llamó la atención para que leyera una columna de futbol cuyo nombre no tiene nada que ver con un balón ni con ningún otro deporte: "Cartas Océanicas", escrita por José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo, hijo del mejor crítico deportivo de México del mismo nombre.
¡Recórcholis! El apellido pudo haberlo llevado algún literato del siglo XVI, sin embargo así se llama el hijo de José Ramón. Y más aún, la columna en mención podría también llamarse también "Los dardos envenenados de un columnista inteligente". Lo comparé con lo que hacemos los columnistas de política aquí en Tabasco y a fe mía que me avergoncé.
A continuación, le transcribo tan hermoso trabajo de periodismo: ROBOCOP CONTRA GEPETTO "No se sabe qué está construyendo Mourinho. Se encerró un mes con los contadores de su club y diseñó el armazón blindado para Real Madrid, un mecanismo sin fisuras. Parece Robocop. Escudos, cañones, rayos láser, visión periférica, propulsión a chorro, turboinyectado. En cada posición tiene un suplente de lujo, futbolistas arriba de los 30 millones para cubrir al titular: Altintop, Sahin, Coentrao y la última bisutería Neymar, en un plantel donde ya existe Cristiano (Ronaldo), Alonso, Özil, Benzema, Higuaín, Adebayor o Kaká. Escandaloso. El equipo más caro que se haya visto encima estrena detalles dorados en su uniforme. Todo en este proyecto tiene un carácter barroco. Sobra el biselado de aluminio y faltan los detalles en madera. Dicen que este Madrid vuela (terrestre, desde luego, no se siente). Otra vez el mismo error, pensar que con dinero se puede conquistar el universo. Su objetivo es militar: destruir al Barsa, que sin gastar tanto apuntala un estilo comprando un futbolista que fue pedido por el vestuario. El chileno Alexis Sánchez es una idea de Xavi, Iniesta, Puyol y Piqué. Cuentan que fueron los jugadores quienes recomendaron y avalaron la operación. Lo descubrieron en el Mundial, en aquel España vs Chile. Alexis Sánchez jugando de rival deslumbró a los catalanes que, de inmediato, identificaron esa raza que los une. Bajito, veloz, preciso en el pase, inteligente en el desmarque, gran conductor de balón, con llegada y sin abuso de regate. Una gota de agua de medio campo para arriba. Falta Cesc (Fábregas, hoy en el Arsenal de la Liga Premier), otro pariente cercano, con eso se cerraría el gran mercado. Y así mientras el Madrid construye un arma de destrucción masiva, el Barsa, sigue tallando la madera como Gepetto, un cuadro artesanal, un futbol de autor"…¡Abur!.
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