miércoles, 27 de julio de 2011

Agenda Settings: Jorge A. Leyva / Columna / Jul 29

(Publicado en el Diario Presente)

¿Qué pasa en Veracruz? Otro periodista muerto

En menos de cuarenta días, un segundo periodista es asesinado en el estado de Veracruz. Ayer apareció el cuerpo sin vida de la periodista Yolanda Ordaz. La reportera que cubría la nota roja para el diario Notiver había sido privada de su libertad apenas 48 horas antes. Hace 36 días en Veracruz, el 20 de junio Miguel Ángel López Velasco, “Milo Vela” quién escribía la columna “Va de Nuez” también para el diario Notiver fue asesinado por un comando armado que entró a su casa. Lo mataron a él, a su esposa y su hijo. ¿Qué está pasando en Veracruz? Es la cuarta entidad más peligrosa para ejercer el periodismo según datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Y en México no nos quedamos atrás, hoy por hoy somos el país más inseguro para hacer periodismo debido a la falta de garantías para ejercer la profesión.

En 2004 México subió al tercer lugar como el país más peligroso para ejercer el periodismo, lugar que hasta ese entonces ocupaba Colombia. En 2007 nuestro país subió al segundo lugar en el nada honroso ranking de agresiones y muertes a periodistas en que se ubicaba la República del Congo. Sólo Iraq, un país en guerra con un ejército de ocupación permanente debido al derrocamiento de Sadam Husein y con un gobierno completamente deslegitimado nos ganaba la primera posición. Eso fue hasta el 2010, año en que México logró el vergonzoso primer lugar en la lista de países con más periodistas asesinados. Los homicidios aumentan al igual que las agresiones a periodistas y de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos cometidos contra Periodistas (FEADP), fundada el 15 de febrero de 2006, no da resultados. Nadie sabe que hace o a que se dedica. Duerme el sueño de los injustos.

Según sabemos la FEADP debe investigar y consignar casos de amenazas, homicidios, lesiones y privación ilegal de la libertad. Otra de sus atribuciones -se supone- es capacitar a los representantes de los medios de comunicación sobre los aspectos legales que deben considerar para la protección de su actividad profesional, así como de las medidas preventivas a observar para evitar situaciones de riesgo. Y aunque ésta instancia especial para atención a delitos contra periodistas debe contar con un agente del Ministerio Público en cada estado, nadie sabe donde se ubica o que logros han obtenido. ¿Qué soluciones han aportado? Ninguna ¿Qué casos han solucionado? Ninguno. ¿A quienes han consignado? A nadie. ¿Estaremos a un paso de lo que ocurre en Filipinas donde los donde los periodistas han decidido portar armas?

Eso sí le adelanto que no faltarán las declaraciones de los políticos que nos dirán lo mismo de siempre, que “investigarán a fondo”, o que “cueste lo que cueste darán con los culpables”, tal vez nos digan “que de ninguna manera quedará impune este homicidio que tanto nos duele”. Patrañas, mentiras, palabras huecas cargadas de pura demagogia. A los periodistas nos buscan cuando les interesamos. Cuando quieren algo de nosotros. Pero no les gusta que critiquemos y mucho menos exhibamos los errores que tiene la clase política. Ayer le tocó a Milo Vela, hoy a Yolanda Ordaz ¿Mañana a quién? No podemos, no debemos quedarnos mudos cuando peor que en una guerra, vemos caer compañeros de profesión que sólo cumplen con su deber de informar a la sociedad. Como dijo en su carta el poeta Javier Sicilia parafraseando a Martin Niemoller, un pastor alemán encarcelado de 1937 a 1945 por el gobierno de Hitler: "Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante. Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada". No podemos quedarnos callados. No debemos.

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