José Luis Gutiérrez Gutiérrez
jlggutierrez@hotmail.com
Publicado en tabascopolitico.com.mx
BERTRUY Y CÓMPLICES: EN LA MIRA
El titular del Órgano Superior de Fiscalización del Estado (OSFE), José del Carmen López Herrera; el presidente de la Primera Comisión Inspectora de Hacienda, Alfredo Torres Zambrano; y el edil electo, Gerardo Gaudiano Rovirosa, tienen una enorme deuda con los villahermosinos: demandar, sin vacilaciones de ningún tipo, ante la Fiscalía General del Estado (FGE), no solo al ex alcalde Humberto de los Santos Bertruy, sino a todos aquellos que saquearon el municipio.
El ex priista entregó un municipio sucio, destruido, ruinoso, acabado. Fueron literalmente tres años perdidos, de claro retroceso. Los servicios municipales en términos generales se derrumbaron, se desmoronaron, capitalmente la recolección de basura, el alumbrado, el bacheo y el exponencial crecimiento de los vendedores ambulantes, que de dolor de cabeza se convirtió en migraña, para los comerciantes establecidos.
Si bien es cierto, que la mayor parte del presupuesto se va en el pagó a los casi siete mil trabajadores de Centro y en el mantenimiento de la infraestructura del ayuntamiento, todavía disponen de cientos de millones de pesos de los ramos federales: 11, 33 y fondo 4, y de la millonada que recogen en el cobro del predial, agua, multas, permisos, expendición de actas, y un largo, pero largo etcétera.
Dinero hubo para entregar un municipio más ordenado, bonito y limpio, y no la cochinada que finalmente dejaron. No en balde, el gobierno de Humberto de los Santos Bertruy es merecidamente calificado por propios y extraños como el peor de todos, al grado tal que, a nivel nacional, fue considerado -dos veces consecutivas- como el más malo de todos sus pares.
Y es que no se anduvieron con contemplaciones, desde que llegaron le metieron con ganas los dientes, sin ningún remordimiento de conciencia, al presupuesto. Hicieron negocios hasta con la chacha de su casa, verbigracia, Juan Antonio Ferrer Aguilar, Everardo Nadal Villafuerte, Juan José Rodríguez Hernández, entre otros, muchos más sinvergüenzas. Esquilmaron a medio mundo, principalmente a los constructores por el permiso de uso de suelo.
Estos se llevaron la quinta, los mangos y hasta el que inventó este adagio popular. De verdad, no se midieron. Ya para que se hayan chingado con la mano en la cintura 150 millones de pesos en obras que nunca hicieron, es que están cabrones, pero cabrones. Quién sabe en qué ¡carajo! estaban pensando para atreverse a tanta estupidez.
Y no se trata de que los cuelguen en un árbol, aunque bien merecido se los tienen, sino simple y llanamente que le apliquen todo el peso de la ley, sin rencores, sin pasiones, sin venganzas. Pruebas tienen hasta para votar para arriba, falta, como casi siempre, la voluntad de quienes moral, ética, política y legalmente tienen la obligación de hacerlo.
Por supuesto, que no es el único ex presidente municipal que vació las arcas municipales en el trienio que concluyó en el 2015, pero sí…el que robó más, ni duda cabe. Humberto de los Santos Bertruy fue despiadado con los impuestos de los contribuyentes, y como tal debe ser investigado a fondo y acusado ante las autoridades correspondientes.
Hay pruebas contundentes y rotundas como para que se pasen un buen rato en el reclusorio. Por salud pública, no puede o, mejor dicho, no debe quedar impune, un saqueo de tal magnitud.
La mejor prueba del descomunal asalto que cometieron a las arcas municipales, es que el actual concejero municipal, Francisco Peralta Burelo, en tan solo cinco meses, dio un giro de 180 grados, cuantitativo y cualitativo, a la capital tabasqueña, que ahora luce más reluciente.
Desde luego, que falta muchísimo por hacer, la tarea es difícil y ardua, pero cuando hay compromiso, imaginación, talento y profesionalismo, nada es imposible, y sobre todo cuando los dineros del pueblo se manejan con pulcritud, transparencia y rendición de cuentas.
“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”
(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)
Si los resultados electorales no coinciden con las cifras alegres que presumen en el bunker de Insurgentes Norte, hasta acá van a sentirse los coletazos de los adversarios externos e internos de Manlio Fabio Beltrones Rivera.
Si pierde tres de las nueve gubernaturas que actualmente tiene el PRI en su poder (léase: Veracruz, Hidalgo, Durango, Quintana Roo, Tamaulipas, Tlaxcala, Zacatecas, Chihuahua y Aguascalientes), el ex líder del Congreso de la Unión y ex gobernador sonorense, estará en serios aprietos políticos. Lo van a hacer cachitos, máximo que el presidente Enrique Peña Nieto prefirió a hacer a un lado a Aurelio Nuño Mayer, con todo el dolor de su alma, para darle paso a un político con experiencia y oficio, que teóricamente garantizaban el triunfo en los estados priistas.
Si a Beltrones Rivera las cuentas le salen mal el próximo 5 de junio, Miguel Ángel Valdivia de Dios no se la va a acabar. Si con el respaldo del sonorense tiene serios problemas con el priismo estatal, imagínense si aquel pierde como vaticinan algunas encuestas y líderes de opinión respetables.
No quisiera estar en los zapatos del actual dirigente “tras bambalinas” del PRI estatal, si no, al tiempo.
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