miércoles, 19 de diciembre de 2012

TRANSPARENCIA POLÍTICA / Erwin Macario / Columna / La quiebra / Dic 19

Publicado en el Diario Rumbo Nuevo

La quiebra


No pido clemencia, sólo hablo
con la verdad, es una situación
difícil la que está viviendo el estado,
como consecuencia de las cinco
inundaciones donde se perdieron más
de 70 mil millones de pesos. Andrés
Granier 181212/ Diario de la Tarde


De haberse acatado desde ayer las órdenes del gobernador Andrés Granier, es posible que el gobierno saliente respire hoy un poco. Los burócratas, es posible, desde ayer martes a las 3 de la tarde debieron empezar a cobrar sus aguinaldos.

También puede ser un mentís a los rumores de que mañana sería declarada la quiebra del gobierno de Tabasco, lo que dejaría pasivos que tendría que pagar el gobierno entrante de Arturo Núñez Jiménez.

La verdad es que los tabasqueños viven una realidad diferente a la que aparece en los medios informativos. Esa es la verdad que no se oculta en la espiral del silencio en que se ha caído. Por un lado defendiendo lo que el mismo tiempo debe defender. Por otro acusando sin pruebas. Claro que la esposa del César, se ha probado al cansancio, no sólo debe ser honesta sino parecerlo.

Los funcionarios granieristas están agazapados. Nadie sale a refutar las acusaciones. En ese ambiente crece el descontento que existe por el manejo de las finanzas públicas. No es posible que se retenga el salario y las prestaciones de los burócratas, entre ellos los del sector salud con el peligro de colapsar en la atención urgente a los enfermos —como se ha denunciado en medios como Telerreportaje— sino que por falta de pagos a los que surten medicinas y medicamentos exista la grave amenaza de que pacientes de gravedad puedan fallecer. Cadáveres, muertes, que caerían sobre la conciencia, no del equipo humano que labora en ellos sino de los responsables del ramo.

Independientemente que, por citar un caso, en la Secretaría de Salud la sospecha de corrupción recaiga sobre el doctor Luis Felipe Graham Zapata así como su sucesor, Carlos Mario de la Cruz Alcudia, en los medios ha quedado consignado que éste último ha denunciado que en la Secretaría de Finanzas se ha retenido el recurso que el gobierno federal ha enviado para la atención de la salud de los tabasqueños.

Se dice que los últimos envíos ascienden a 350 millones de pesos. Pecata minuta si se habla de una cuenta de más ceros.

Los mismos directores de algunos hospitales han denunciado —y hacen bien— que al menos se trabaja con muchas restricciones, que se está viviendo en contingencia.

Ayer, el gobernador Granier al asegurar que por la tarde misma se pagarían los aguinaldos, argumentó que la situación es difícil por las cinco inundaciones. Que en ellas se perdieron más de 70 mil millones de pesos.

Las palabras, las declaraciones, el discurso de Andrés Granier no ha sido avalado por sus funcionarios. Nadie puede negar o asegurar a ciencia cierta que esas pérdidas incidieron en el presupuesto del gobierno estatal. Debía aclararse cuanto dinero del recibido por la federación y del que ingresó a las arcas estatales por impuestos y derechos propios se destinó para esas pérdidas que sufrieron los tabasqueños. ¿Fueron esos 70 mil millones perdidos del erario? ¿En qué? A los funcionarios en los que Granier depositó su confianza está la carga de la prueba.

Uno de ellos, el principal, el secretario de Finanzas, José Manuel Sáiz Pineda, que no sólo llegó al gabinete de Granier con fama de bueno para la contabilidad sino recomendado por uno de los mejores amigos del gobernante, el director del diario Presente, Carlos Pineda Calcáneo. A los dos pudo haberles fallado.

Sáiz Pineda, a pesar de su buena fama y de ser recomendado, fue considerado como parte de lo que en algunos medios —en esta columna, principalmente— se calificó como gabinete kleen bebé, así se les veía de impreparados. Pero no fue ésta la causa para la presunta falla al gobierno granierista.

El 6 de noviembre de 2006 se dijo en esta columna: “Es indiscutible que el químico Granier, al integrar su equipo de Gobierno, tiene que enviar señales de un estilo diferente de gobernar, de honradez y frescura.

“Caras nuevas, sí. Pero también operadores políticos con eficacia, con prestigio. Que el pueblo tabasqueño tenga la confianza que trabajarán por la unidad y el progreso que el actual gobernador electo mantuvo como bandera de campaña.

“La fuerza de Granier le da la oportunidad de integrar un equipo de trabajo a su modo, sin las presiones de grupos y camarillas. Su triunfo se lo debe sólo a los tabasqueños, ni siquiera al PRI. Así, no necesita el anuncio espectacular, mediático, de un gabinete kleen bebe. Granier está obligado, sí, a corregir el rumbo que en 18 años mantuvo a Tabasco en el conflicto, pero no por ello tiene que prescindir, sería un error y un desperdicio, de la experiencia y la lealtad de muchos políticos”.

Fallamos.

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