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NOMBRAMIENTOS FORZADOS
Salvo su mejor opinión, pero tengo
la pequeñísima impresión de que varios de los nombramientos que hasta ahora se
conocen públicamente, no sólo están lejos de las expectativas de la sociedad
política y civil, sino que son designaciones que responden más a una estrategia
política de corto y mediano plazo que a las necesidades y demandas de la
población.
Están más apegados y hechos al discurso
de la inclusión política -enarbolado tras su contundente triunfo- del
gobernador electo, Arturo Núñez Jiménez, que a los requisitos de eficiencia,
eficacia y honestidad que deberían supuestamente cumplir los próximos
funcionarios.
Porque si escarbamos con paciencia y
esmero el pasado de los que ocuparán las principales carteras gubernamentales a
partir del primero de enero de 2013, más de uno tiene -con todo respeto- cola
que le pisen, pues a pesar de los años no se la han podido ocultar ni mucho
menos cortar.
Ni son capaces ni inteligentes y
mucho menos probos, sino todo lo contrario. Por ello insisto en que los
nombramientos que ya son del dominio público obedecen más a una lógica política
que al propósito de mejorar sustancialmente el buen funcionamiento del
gobierno.
Tan es así que a la vuelta de un año
y medio, sino es que antes, la mayoría de ellos serán inminentemente relevados
de las responsabilidades que asumirán el primer día del año entrante. No tengo
al respecto ninguna duda.
Y es que la responsabilidad y el
tamaño de las encomiendas no corresponden al perfil político de los hasta ahora
designados –salvo sus excepciones-. De verdad que se quedan corto, pues sus
carreras políticas y personales han sido mediocres.
Empero, hay quienes son mucha pieza
para las responsabilidades que asumirán, como son los casos conocidos de Pedro
Jiménez León, José Antonio de la Vega Asmitia, Oscar Cantón Zetina, Manuel
Ordóñez Galán, Amet Ramos Troconis, Víctor Manuel López Cruz, entre otros,
quienes han dado muestra de sobra de su capacidad y talento.
Desde luego que hay otros igual o
más brillantes que éstos, de ahí precisamente, mi afirmación de que los nombramientos
conocidos son más productos de las presiones internas, y estrategias políticas
del propio gobernador electo que de la terca realidad política, social y
económica del Estado de Tabasco.
De entrada la parte del gabinete
dado a conocer está muy lejos de las expectativas políticas y sociales de los
ciudadanos.
Esperamos que los próximos nombres
estén a las alturas de las condiciones y circunstancias de Tabasco.
“SQUOD
SCRIPSI, SCRIPSI”
(LO ESCRITO,
ESCRITO ESTÁ)
Aunque políticamente lo deseable hubiera sido contar
en la toma de protesta del gobernador electo, Arturo Núñez Jiménez, con la
presencia del Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, o de perdiz del
titular de la secretaría de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, la llegada
del ex gobernador mexiquense, y actual secretario de Educación Pública (SEP),
Emilio Chuayffet Chemor, es de gran importancia y significado. No sólo por su
específico peso político en el contexto nacional, sino porque es amigo personal
y ex jefe en la secretaría de Gobernación de quien constitucionalmente asumirá
la gubernatura del Estado de Tabasco el próximo lunes.
Conocedor de la amistad y de los
lazos afectivos que los une, Enrique Peña Nieto lo envió deliberadamente en su
representación, convencido del gusto enorme que le daría a su ex
correligionario Arturo Núñez Jiménez.
Más allá de que le gusten o no los
actos protocolarios, el dos veces malogrado candidato presidencial, Andrés
Manuel López Obrador, hizo bien en no acudir al evento de Arturo Núñez Jiménez,
pues al igual que en los tiempos del ex gobernador Roberto Madrazo Pintado
roban cámara, por lo que atinadamente decidió cuidar la unción a la gubernatura
de su paisano.
El General de División Diplomado de
Estado Mayor, Audomaro Martínez Zapata, tendrá que ponerse las pilas en la
secretaría de Seguridad Pública (SSP) si es que no quiere correr la mala
fortuna de sus ex homólogos y también militares, Humberto Barrera Ponce, Arturo
Zavala, Lauro Nochebuena, López Requena, Fernández Solís, Héctor Sánchez
Gutiérrez, entre otros, quienes cometieron el terrible y letal error político
de dejar los mandos operativos de sus antecesores.
Por lo que deberá hacer
inmediatamente una limpia de abajo a arriba y de arriba abajo, comenzando con
la secretaria Ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad Pública, María Luisa
Saucedo; del director operativo de la secretaría de Seguridad Pública (SSP),
Alcides Sánchez García; de Luis Fernández Becerril, José Luis Castro Reyes
–personeros de Manuel Chávez Cleofas-, Humberto de Dios y Julieta Salazar
Escobar, y del mismísimo Leopoldo López Hernández.
De lo contrario será víctima de la
rebelión interna que desde hace algunas semanas se venía cocinando para destituirlo,
y principalmente, para que no se destape toda la cloaca nauseabunda que se
alcanza a oler hasta la Catedral del Señor de Tabasco.
Y es que se habla y afirma que son
más de 60 millones de pesos los que literalmente se robaron.
¿Será qué se atreven? A eso y más
diría la viejita.
La ex diputada federal y ex
senadora, Dolores Gutiérrez Zurita, sustituirá el próximo lunes a Alfonso del
Río Pintado en Comunicación Social y Relaciones Públicas, tal y como se tenía
previsto.
De igual forma y manera el ingeniero
Manuel Ordóñez Galán será quien releve a Héctor López Peralta en la SAOP.
Hasta ahora ninguna sorpresa.
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