(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
Tabasco para el PRD
El año entrante, en Tabasco, el PRI tendrá que librar una batalla más contra el hartazgo y la frustración de electores que no han experimentado la alternancia en el poder. Bajo esa lupa, los elevados porcentajes de rechazo que los votantes muestran en encuestas a propósito del tricolor, obedecen a dos cosas: A la insatisfacción de la población con el ejercicio del mando a cargo de priistas y a que en décadas no se les ha permitido contar con un gobernador de un partido distinto. Se trata de una necesidad histórica cíclica: para renacer, primero hay que morir. Antes de que el tricolor cediera la Presidencia en el 2000, claramente por agotamiento, se decía que era imprescindible que perdiera el poder para que luego tuviera la posibilidad de regresar triunfante, como se vislumbra ahora con Enrique Peña Nieto. La alternancia en el poder, como la división de poderes en las Cámaras, es fundamental en cualquier democracia moderna. Y da la casualidad que ya pasó por la propia Presidencia y el mayor número de las entidades, pero no por Tabasco. Aquí, a nivel de gubernatura, el PRI acumula más de ¡80 años! al frente. No hay dictadura, por "perfecta" que sea, que lo resista… De hecho, desde que Roberto Madrazo estaba en La Quinta, el fantasma de la alternancia deambulaba por los pasillos del libre pensamiento. Basta recordar que con él, Tabasco registró la primera anulación de comicios para gobernador y que fue hasta una segunda vuelta, y como resultado de los errores del candidato de oposición, que el PRI pudo conservar, y hasta con holgura, el gobierno del estado. Hace seis años, el tricolor tabasqueño afrontó de nueva cuenta la presión del aburrimiento del electorado, aunque encontró un modo -diferente al de la vez anterior- de renovar las expectativas populares desde adentro del partido: optando por un candidato ajeno a los grupos dominantes del Institucional. Muy probablemente, el ciclo habría terminado si el abanderado a gobernador hubiera sido impuesto por los mismos priistas de siempre. Granier significó una opción "de refresco" al interior del PRI, y los votantes -deseosos del cambio- accedieron a darle al tricolor una nueva oportunidad. Hoy, cuando el clamor por la alternancia es aún mayor que hace seis y doce años, ¿qué as bajo la manga tiene el PRI para convencer a los tabasqueños en 2012, e impedir otra vez el fin del ciclo priista? » Y DE MAÑANA… AL MARGEN DE las sorpresas que guarde la chistera del mago, el PRD vuelve a tener -con el senador Núñez Jiménez- una maravillosa oportunidad de procurarle al estado un gobierno diferente y, al propio PRI, de que recupere fuerzas en la banca. Como dice Manuel Andrade: "el que ya bailó, ¡que se siente…!"
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