lunes, 10 de octubre de 2011

Opinión / Víctor Manuel Barceló R. / Oct 10

Del trípode de la educación y algo más.

Hay temas que en ocasiones requieren de interés y decisión para entenderlos, acerca de la educación. El más importante es que ella se genera en el hogar, al interior de la familia se siembran valores y primeros conocimientos, habilidades y fortalezas para la vida. Se afina y amplía en el aula, mediante la acción interrelacionada docente-educando que prepara, a este último, mediante el aprendizaje para la vida y termina de consolidarse en el contacto y la interacción sana del niño o adolescente con la sociedad.

De allí que la relación padres de familia-maestro requiera ser interactiva, corresponsable, sana, alejada de intereses personales o de grupo. Unos como otros viven condiciones sociales específicas, pertenecen a grupos de toda índole con sus pares de la comunidad, el estado o el país. Es parte de su razón cívica, de su participación en la lucha cotidiana por condiciones adecuadas de vida, en orden y paz. Ahí comparten, aprenden o impulsan valores colectivos y personales.

Dichos valores y experiencias mil, las afinan necesariamente, para su participación como padres, en la consolidación de un ambiente escolar capacitado para dar paso, a otros niveles de preparación, a niños y adolescentes, que apresan en su conciencia las competencias necesarias para liderar en su nuevo paso, ya sea al interior del sistema educativo –nacional o internacional- o en actividades laborales de cualquier característica.

Mucho hay que estudiar de manera cotidiana, tanto para ser buenos padres que guíen e impulsen a sus hijos a prepararse para integrar generaciones de triunfadores; como para ser cada vez mejores maestros, insistiendo en la recuperación de las etapas del Normalismo, concientes de su importancia para constituir un sistema educativo moderno, de calidad. El mismo en que las mediciones lleguen a estar en sus manos y que la autoridad educativa guié en función de nuestras convicciones y entrega a tan vital misión.

Un famoso pensador griego de la antigüedad dijo: "Lo único permanente es que vivimos en un mundo de cambios". Cada generación vive los propios, pero hay momentos en que hay que reaccionar haciendo acopio de nuestras capacidades, habilidades y competencias, para encontrar respuestas a situaciones de crisis, como la que vive el Planeta y con él nuestro país, en materia política, económica y social. Esta impacta en todos los terrenos y la educación no está exenta. De allí la necesidad de ajustar nuestras tareas a formas muy precisas de acción dentro del aula, la escuela y su entorno.

Debemos preparar a nuestros hijos para que entiendan el mundo del presente y estén listos para la competencia en el futuro. En el mundo actual lo determinante para triunfar es el carácter, para hacer buen uso del conocimiento que se posee y las competencias adquiridas. Tener temple, salir de las adversidades apropiadamente, que los fracasos sean un reto y no una desventura. Esa es la lectura que en la lucha de intereses sociales cuenta.

¿Cómo crear en nuestros hijos y educandos un carácter adecuado al mundo complejo en que se desarrollarán? Por supuesto que no hay recetas infalibles, pero el acopio de metodologías de enseñanza, que se aplican en el aula y la escuela y la percepción clara de la autoridad –blindada en el amor y el ejemplo de vida- de los padres, son un paso formidable en ese sentido. Con empaque de mando y competencias consolidadas, niños y jóvenes también actuarán con autoridad para zanjar sus dificultades; procederán por valores.

Sin presencia de autoridad nuestros hijos y alumnos serán débiles de carácter y actuarán por impulsos, con los consecuentes problemas de adaptación que les lleva al acoso escolar -acosador y acosado- como al consumo de alimentos “chatarra” y hasta drogas, expendidos en el exterior de los planteles, a salto de mata por grupos delictivos en el segundo caso. Estas condiciones dificultan buenos resultados de programas vigentes en México para la Seguridad, prevención y autocuidado en la escuelas así como el relacionado con la Vida Saludable y Activación Física.

Continuaremos, en futuras notas, precisando en lo posible la acción, interacción y corresponsabilidad entre padres de familia, alumnos y maestros en el aula y la escuela y la participación de la autoridad educativa en dichas actividades y hacia el entorno escolar, familiar y de la comunidad. terminemos por hoy insistiendo en que todo cambio ocurre para nuestro bien, de la familias y amigos, por lo tanto impacta en toda la comunidad.

El empeño por una educación de calidad que tanta dedicación tienen metida autoridades educativas y gremio magisterial, requiere de una participación abierta, sana, corresponsable de los padres de familia, en lo individual y como organización para hacer de esta decisión educativa, el pivote que transforme nuestra vida y la de los “recién llegados” -como les denomina a nuestros niños y adolescentes la filósofa Ana Aren- en la incansable búsqueda de bienestar generalizado para todos.

Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com Puebla, Pue. 9-oct.-2011.

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