martes, 11 de octubre de 2011

Doble Filo: Homero T. Calderón / Columna / Oct 11

(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

Las torres de Leona Vicario

Recuerdo de algunas lecturas de la Biblia, documento sagrado del cristianismo, dos, quizá tres pasajes. Cada uno de ellos tiene una justificación. Regularmente, muchos de ellos se trasladan a la parte donde el hombre, hijo de Dios, necesita consuelo para saciar su apetito material pero mucho más, su apetito espiritual. Los Corintios, en su versículo (8:9) dicen: "Porque ya conocéis la gracia de nuestro señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos". ¿Qué mensaje envían estos justos hacia su hermano, el hombre? Que las galas personales no sirven de nada si no se justifica la humildad con el prójimo. Esa parábola me llega de súbito cuando recorro la carretera que me lleva a Balancán, municipio de la región de los Ríos. A unos diez kilómetros de la avenida principal de esta pujante urbe agroganadera, durante muchísimos años de llegar a ella, me pasó desapercibida una pequeña ermita que el Obispado de Tabasco siempre se esmeró en mantener viva. Nada pasó de extraordinario sin embargo. A espaldas de la humilde ermita el majestuoso Usumacinta ruge y lanza sus espumas como queriendo intimidar a los fieles que asisten por el pan de Dios. Humildes como son, a la hora que llegó Milton Lastra Valencia a gobernar por segunda vez el municipio, querían plantearle que hiciera algo por su comunidad. Mantenimiento de sus viviendas; ayuda para recoger su cosecha de sorgo y maíz nunca faltó con Lastra Valencia, y a la hora de las inundaciones la comida siempre les llegó a la hora y día prometidos. Saciada su hambre material, sentían los más viejos de esa comunidad, que algo les faltaba. Armados de valor, le pidieron a su presidente municipal, que los apoyara para mejorar la imagen de su raquítica ermita. Pero nadie pensó que ahí iba a quedar su petición, hasta que hace tres meses los arquitectos del Ayuntamiento proyectaron dos torres gemelas de 18 metros de altura. A la hora que éste columnista pasaba por esa localidad, la construcción de estas ya va en el cincuenta por ciento de su construcción. La comunidad de "Leona Vicario" tiene entonces sobrados motivos para festejar. Hoy las torres apenas despuntan del suelo unos diez metros. Pero la idea es terminarla en dos meses más. Nunca más se podrá decir que en "Leona Vicario" no se piensa en grande. Dios y los políticos unen su esfuerzo para que la comunidad católica de Balancán tenga un nuevo timbre de orgullo. Obviamente, se nota la mano de Milton Lastra trabajando con todos los credos religiosos (y políticos), sin distinguir a nadie. Bien lo decía el apóstol Santiago: "Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación"…

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