El Centenario de una revolución inconclusa. (IV Parte)
La Revolución Mexicana se desarrolló en tres etapas: La primera, con fase inicial sin ruptura, en que Madero pretende disputar la presidencia, mediante el voto -factor sustantivo del pensamiento maderista-. Llega a la ruptura al corroborar –“Plan de San Luis”- que el rescate del poder político, de una dictadura de más de 30 años que había hundido al país en la miseria y semiesclavitud de muchos (más del 80% de la población) y la conformación y enriquecimiento de una oligarquía terrateniente, formando parte del control del país, solo podría darse, venciendo, con las armas en la mano, al ejército pretoriano –como vimos- defenestrando al gobierno de Porfirio Díaz y sus “científicos”.
A los motivos internos y externos, señalados para el asesinato del presidente Madero (1913) se suma la sorda puja planetaria por la constitución de un nuevo orden, bajo hegemonía de alguno de los imperios antiguos o nuevos. Esto incorpora a la Revolución Mexicana, a los anales de la historia mundial, al constituirse en teatro de operaciones de ingleses, estadounidenses, alemanes y franceses, que junto a sus capitales, realizaron trabajos de inteligencia para espiarse unos a otros, buscando ganarse los favores del gobierno mexicano en turno. Como nos enseña F. Katz, se gestaba la Primera Guerra Mundial.
Ni Díaz ni Madero aceptaron pretensiones imperiales para obtener favores. Su nacionalismo sella su destino: uno pierde el poder y se exilia; el otro encuentra la muerte, en manos de esbirros de Huerta. Ello ocurre con apoyo del “Pacto de la Embajada” estadounidense, en el último caso, beneplácito de Henry Lane Wilson. En ese recinto, Félix Díaz, Huerta, Fidencio Hernández, Rodolfo Reyes, Joaquín Mass, Enrique Zepeda, bajo control del embajador, acuerdan dar por “inexistente y desconocido el poder ejecutivo” e “impedir por todos los medios…el restablecimiento de dicho poder”. “…Díaz y Huerta pondrán todos sus empeños a efecto de que el segundo asuma, antes de setenta y dos horas, la Presidencia Provisional de la República…”
La segunda etapa de la Revolución en proceso, se da en el período que tras el virtual golpe de estado de Huerta, se inicia una nueva ruptura, entre un ejército pretoriano intacto –Madero no lo licenció- y grupos revolucionarios que resurgen en el norte –en Chihuahua el gobernador Venustiano Carranza no acata al nuevo gobierno- y en el sur, donde el ejército campesino de Zapata no ceja en su lucha contra el poder, con mayor razón cuando los generales -Huerta, Blanquet y otros- que habían masacrado a los pueblos de Morelos y sus alrededores, se habían hecho del gobierno federal.
Se reinicia la presión de la embajada yanqui para cambiar canonjías, de empresas europeas, hacia las yanquis. Huerta –“…militar de escuela (describe el Embajador Cubano, Márquez Sterling, quien intentó infructuosamente salvar la vida de Madero y Pino Suárez) inteligente, ambicioso –prosigue- reposado, astuto, frío, bebedor sempiterno…” montado en la Presidencia de la República –asume el 18 de febrero de 1913 hasta agosto de 1914- también mantiene las posiciones de sus antecesores en casi todos los terrenos –incluido el trato al capital estadounidense- rodeándose de los militares más crueles y corruptos. De allí que atienda dos frentes de lucha: revolucionarios en armas –al asumir la presidencia- e intrigas de la embajada imperial –siempre-
Huerta no tiene contemplaciones para fortalecerse: legisladores de oposición son asesinados –Serapio Rendón, Adolfo Gurrión y Belisario Domínguez los más connotados-. Desconoce acuerdos del “Pacto de la Embajada”: Félix Díaz embajador a Japón –“retiro dorado” para que no se postule a la presidencia- y pospone llamado a elecciones. Disuelve el Congreso (10 de octubre) –maderista- y llama a elecciones (26 de octubre) que obviamente gana, con un Congreso de incondicionales.
Carranza, gobernador de Coahuila, publica el “Plan de Guadalupe”-antecediéndole decreto del Congreso de ese estado facultando al gobernador a usar recursos para armar un ejército-. En el Plan, junto a un manifiesto a la nación, se decide: desconocer al gobierno de Huerta, poderes federales y gobiernos locales que reconocieron al asesino –incluso “revolucionarios” como: Zepeda en SLP, Silva de Michoacán y Mestre de Tabasco- la formación del Ejército Constitucionalista y la designación de “Don Venus”, como su primer jefe –sin grado militar- y presidente provisional de la República, mediante compromiso de llamar a elecciones, al triunfo del movimiento.
Múltiples grupos armados –disueltos tras los “Tratados de Ciudad Juárez” con el Porfiriato- reconocen a Carranza como nuevo líder de la revolución. El carácter político, por el apoyo del Congreso de Coahuila y determinaciones de otras fuerzas, se compagina con intensas acciones militares. En Chihuahua, Abraham González es asesinado por oponerse a Huerta. Allí inicia su participación Francisco Villa, conformando la División de Norte, con amplia y definida integración campesina; se le van adhiriendo jefes militares como: Chao, Urbina, los hermanos Luis y Maclovio Herrera, Hernández, Ortega, Vela y Amaya, principalmente. Toma Torreón (dos veces), Ciudad Juárez y varios poblados, bien pertrechados por Huerta. Marcha a Zacatecas, la que se le rinde (23 de junio de 1914) destruyendo y dispersando allí, lo más granado del ejército pretoriano, sin posibilidad de recuperación. Huerta huye el 15 de julio posterior. Esta acción molesta a Carranza y es pretexto para intentar destituir a Villa del comando de la División del Norte.
Junto a la incansable lucha del Ejército Libertador del Sur se suceden acciones militares contra los “federales” en diversos estados como: Sonora: Álvaro Obregón –quien realiza un exitosa campaña limpiándola de enemigos- Plutarco Elías Calles, Abelardo Rodríguez, Salvador Alvarado. En Nuevo León: Francisco Murguía y Antonio Villareal; en el sur de Coahuila y Zacatecas: Luis y Eulalio Gutiérrez- quien tendría relevancia en la siguiente fase armada de la revolución- y Pánfilo Natera; Michoacán: Gertrudis Sánchez, Joaquín Amaro –creador del ejército mexicano actual- y Héctor F. López; en S.L.P. los hermanos Cedillo y los Carrera Torres; Sinaloa: Juan Carrasco, Ramón Iturbe; en Guerrero los hermanos Figueroa y en Tabasco: Segovia, Greene y otros.
El propio Carranza tenía a su lado –Estado Mayor al mando de Jacinto B. Treviño- a: Cesáreo Castro, Lucio Blanco y su lugarteniente Francisco J. Mújica; Saucedo, Luis Garfias, Aldo Baroni, Gaspar Cantú, Francisco Sánchez y un grupo de jóvenes dispuestos a todo por el Primer Jefe. Tras los triunfos en toda la república, en especial los de Villa que liquidan a lo más importante del ejército pretoriano y de Obregón, a quien se había acercado Carranza con su grupo armado; en Hermosillo, Sonora, Carranza hace un pronunciamiento social, que marca el rumbo que pretende para el país, señalando, entre otras cosas: “…Ya es tiempo de no hacer falsas promesas al pueblo, de que haya en la historia siquiera un hombre que no engañe y no ofrezca maravillas…por esto el Plan de Guadalupe no encierra ninguna utopía,…ni promesas bastardas hechas con la intención de no cumplirlas…es un llamado patriótico a todas las clases sociales, sin ofertas y sin demandas al mejor postor…terminada la lucha armada…tendrá que principiar la formidable y majestuosa lucha social, la lucha de clases; queramos o no…las nuevas ideas sociales tendrán que imponerse en nuestras masas; y no es solo repartir las tierras y las riquezas naturales, el sufragio efectivo…abrir más escuelas…igualar y repartir las riquezas nacionales, es algo más grande y más sagrado…establecer la justicia…buscar la igualdad…desaparición de los poderosos, para establecer el equilibrio en la economía nacional”.
“El pueblo ha vivido ficticiamente –define- famélico y desgraciado, con un puñado de leyes que en nada le favorecen…Crear una nueva Constitución cuya acción benéfica sobre las masas, nadie pueda evitar…faltan leyes que favorezcan al campesino y al obrero…serán promulgadas por ellos mismos, puesto que ellos serán los que triunfen en esta lucha reivindicadora y social. Las reformas anunciadas…abrirán una nueva era para la República”.
Se exacerban los problemas para Huerta, quien, además de ser vencido en el norte, burlado en el sur, imposibilitado para pactar un armisticio, -como “recomendaba” Lane Wilson- tiene que asumir la invasión imperial por Veracruz -21 de abril de 1914, resistida heroicamente por cadetes de la Escuela naval, algunos soldados (no acataron orden de Huerta de retirarse sin combatir) y el pueblo jarocho-. Lo hace, el Presidente Woodrow Wilson, convencido que las cosas en el frente de batalla, estaban por decidirse y querían volver a ser actores. Carranza en 1913 había rechazado propuesta de invasión, a modo. La de Veracruz la rechaza: “la violación de los derechos que informan nuestra existencia como estado soberano…(afirmó) sí nos arrastrarían a una guerra desigual, pero digna, que hasta hoy queremos evitar”. Tal actitud y protestas en territorio yanqui, por la invasión, la detienen, ante perspectiva de conflicto de amplio espectro en Europa –Inglaterra y Francia contra Alemania y aliados, que crecería a 1ª Guerra Mundial-.
Al rendirse el gobierno de Huerta –Tratados de Teoloyucan”- tropas de Obregón, van ocupando puntos abandonados por los federales, quedando, frente a frente zapatistas –que no encontraban en el “Plan de Guadalupe”, ni reforma social o entrega de la tierra a que adherirse- y constitucionalistas. Por otro lado, los constitucionalistas tenían dos tendencias que les conflictuaban: Carranza representaba intereses de la burguesía y hacendados –a pesar de su retórica- en tanto Villa tenía en su ejército: jefes, oficiales y tropa de origen campesino; vaqueros, mineros, la gente pobre del país. El primero no iba mas allá de los postulados de Madero y sus reivindicaciones políticas. Villa y su gente eran un “peligro” para los constitucionalistas de Carranza, por la magnitud de la fuerza aglutinada en la División del Norte, no del todo plegada al comando carrancista. Tan grave situación se intentará resolver en mesa de negociaciones, que veremos en siguiente entrega.
Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com Villah. Tab. 5-Dic-2010.
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