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(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
Dehesa, Liguori, Nikito Nipongo…
Cantaría Serrat: "Murió Germán Dehesa, un señor,/ de mozo muy jaranero,/ muy galán y algo torero/ de viejo gran señorón"//. Fue un esteta de nuestro idioma. Empatados en su muerte, en septiembre del 2003, palmaron Francisco Liguori y Nikito Nipongo. Los tres fueron deliciosos exponentes del idioma cervantino.
Es claro que la muerte de Germán Dehesa nos conmueve a muchos.
Dentro de toda su grandeza intelectual, los que amamos a México (lo que queda de México), sentimos que fue Germán uno de esos guerreros implacables que cada línea que tiran, siembran el pánico entre los imbéciles. Fue un maestro de la escuela libre de la vida.
Alguna vez este columnista trató de hacer gente de conocimiento al columnista Pepe Zurita. Lo invitó a viajar por Europa. No le fue concedido ese deseo, pues una celosa cancerbera de su "sex appel", que en ese tiempo fungía como su mujer, le escondió el pasaporte. Pero hubo una segunda oportunidad.
En ella, Zurita tuvo ocasión de estar presente en "La Planta de Luz", delicioso antro propiedad de Dehesa.
Ese día el autor de "La Gaceta del Angel", convivió téte a téte con el de Jalapa. No se cómo, pero salió a relucir Roberto Madrazo. Dehesa relataba que cuando fue profesor de Lengua y Literatura Españolas de Madrazo, en el ya legendario CUM de las calles de Nicolás San Juan, tuvo de alumno a éste.
"No se por qué Roberto nunca aprendió las cosas más bonitas que le enseñé, pero aprendió las peores", dijo Dehesa a Pepe Zurita. Germán se dio vuelo burlándose de la incultura de Madrazo. Finalmente, Dehesa murió el pasado 2 de septiembre al atardecer.
Los que lo amamos, los que adoramos el idioma español, tenemos que decirle que la vida sin él y su punzante ironía, ya no será la misma. Así como el murió, los que escribimos queremos morir sin aspavientos…
LIGUORI Y NIKITO NIPONGO: En septiembre del 2003, fallecieron igualmente el epigramista Francisco Liguori y Raúl Prieto. Liguori fue maestro de literatura española en la vieja escuela nacional preparatoria de la UNAM. Dice de él Ramón Durón Ruiz, el famoso filósofo de Güemes: "para trascender, alguien le comentó a Liguori que había que tener tres gracias: "Plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo". Así resolvió Liguori su epigrama: "Tuve un amigo canijo/ que leyó en un libro viejo,/ aquel antiguo consejo/ y lo siguió muy prolijo.// Pero por irónico modo/ le salió muy mal todo,/ al final de la jornada/ logró un libro muy aburrido,/ un árbol seco y torcido/ y un hijo de la tiznada"… En cuanto al autor de Perlas Japonesas, muchísimo hay que hablar, pero el espacio no se da en su favor. Sólo sé decirle que se llamó Raúl Prieto y fue uno de los más feroces críticos de la lengua española en las redacciones de los periódicos de la Ciudad de México donde trabajó durante muchísimos años buscando siempre quien la "pendejaba" más…
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