martes, 7 de septiembre de 2010

Ojo Visor: Jacinto López Cruz / Sep 07

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(Publicado en el Diario Rumbo Nuevo)

Palabra a medio cumplir

El miércoles 31 de octubre de 2007, el presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, arribó a la capital del estado de Tabasco para constatar los terribles estragos que la inundación causaba entre la población tabasqueña, que ya atraía la mirada mundial, luego que desde el sábado 27 había comenzado a llover intensamente, y en menos de 48 horas había serios estragos, pues muchas personas se quedaron atrapados dentro de sus casas por la avalancha de agua que cubrió comunidades enteras.

jaclop62@hotmail.com

En el hangar de gobierno, el presidente Calderón acompañado por varios secretarios de su gabinete y ante el gobernador del estado, Andrés Rafael Granier Melo, ponderó las virtudes del pueblo tabasqueño y de su mismo mandatario que se mantenían de pie, salvando vidas humanas para trasladarlos a los albergues e intentando sacar las pocas pertenencia de valor, e instruyó al Ejército y la Armada de México para que pusieran en operación el Plan DN-III-E y el Plan Marina en auxilio de la población, y posteriormente el mismo Ejecutivo Federal reconoció la valentía y entrega de las fuerzas armadas del país.

En la primera reunión de evaluación de la brutal inundación que azotaba la entidad, el presidente Calderón sostenía textualmente que: “tengo muy claro que es una situación-la inundación- que no se había presentado quizá nunca por lo menos en muchísimos años y por las dimensiones que han expresado, quienes me han precedido en el uso de la palabra, las causas derivadas de las circunstancias climáticas que está enfrentando el estado, los frentes fríos, las precipitaciones que han incluso triplicado la media registrada desde el año de 1940 hasta el año 2000, prácticamente nos presenta una situación inédita y altamente riesgosa para el estado”.

Allí mismo refirió: “lo primero que debo subrayar es que mi presencia aquí obedece al compromiso del Gobierno Federal de estar con el pueblo y el Gobierno de Tabasco, de que comprendemos la gravedad de la circunstancia y que no dejaremos de hacer nada que esté en nuestras manos para ayudar al Gobierno de Tabasco, al gobernador Granier y a su gente a superar esta situación de adversidad”, a partir de allí vendrían una serie de evaluaciones y los compromisos de sacar a Tabasco adelante, “cueste lo que cueste”.

Es obvio que el gobernador Granier, no se quedó callado y exigió una serie de obras hidráulicas, como la terminación de la compuerta de Macayo, el dragado de los ríos, y la protección a las zonas cercanas a los principales ríos del estado para una mayor seguridad de la población, lo que derivó en el compromiso presidencial de empujar un gran proyecto hidráulico que derivó en el llamado Plan Hídrico Integral de Tabasco.

Seis meses después de las terribles inundaciones que padecimos los tabasqueños con pérdidas económicas superiores a los 34 mil millones de pesos, el viernes 18 de abril de 2008, en la nave dos de parque Tabasco, el presidente de la República, Felipe Calderón, acompañado de secretarios de su gabinete y junto al gobernador del estado, Andrés Rafael Granier Melo, funcionarios municipales y estatales, firmó el Plan Hídrico Integral de Tabasco, que en la palabra presidencial serviría para evitar una nueva inundación , es más Calderón ahí sello el compromiso de que Tabasco no se volvería a inundar, pero en los hechos la realidad es otra.

Textualmente el presidente de la República dijo en ese evento:……, “el esfuerzo, la reacción, la cooperación organizada de todos nos permitió, que a pesar de las dimensiones de esta gran inundación, no se registrara una sola muerte de persona alguna como consecuencia directa de las inundaciones. La afectación económica, sin embargo, fue muy significativa. Sé que miles de familias vieron cómo el agua se llevaba sus cosas, sus pertenencias, sus negocios, en una palabra: su patrimonio.

Esta situación tan lamentable puso en evidencia la necesidad de tomar acciones concretas para que la fuerza devastadora del agua no vuelva a poner en riesgo a las familias de Tabasco. Me duele saber, escuchar, que Tabasco durante décadas ha reclamado con justicia y con razón este Plan Hídrico. Que ha reclamado con justicia y con razón estas obras pospuestas por una u otra razón, que no me toca a mí juzgar ni calificar. Lo que me quedó claro desde el principio de la inundación, lo que le queda claro al Presidente de la República, amigas y amigos, es que no había entonces y no hay ahora tiempo que perder, que debíamos actuar y actuamos ya para tener un Tabasco más seguro y que no vuelva a vivir una tragedia como la del 2007”.

Y prosiguió el presidente Calderón: “Nuestro propósito, amigas y amigos, es muy claro. Estamos absolutamente decididos, absolutamente comprometidos a evitar que se vuelva a presentar un desastre como el del año pasado. Tabasco contó, en todo momento, con el apoyo del pueblo mexicano y de mi gobierno. Y hoy como entonces, pueden ustedes estar seguros, tabasqueñas y tabasqueños, de que Tabasco hoy cuenta y contará siempre con el apoyo de mi gobierno.

Por eso, en primer lugar, lo que vamos a hacer es optimizar la operación del manejo del sistema hidroeléctrico de toda la Cuenca del Río Grijalva. Queremos mantener en las presas volúmenes de agua que permitan un flujo óptimo a las presas, a fin de evitar inundaciones y, al propio tiempo, permita el inevitable paso de los ríos que siguen siempre la tendencia de su curso natural. Queremos un manejo que permita precisamente garantizar en todo momento la seguridad de las familias de Tabasco.

En segundo lugar, iniciaremos obras de infraestructura. Ya las hemos iniciado para rehabilitar y fortalecer los bordos dañados, para prevenir y construir bordos nuevos que nos permitan mitigar el riesgo de inundación. En este mismo año concluiremos la estructura de control del río Carrizal e iniciaremos la de los ríos Samaria y de La Sierra. Con ello vamos a regular el volumen de agua que es conducida por los ríos y evitaremos los daños potenciales a la población.

En tercer lugar, promoveremos un ordenamiento territorial que garantice la seguridad de la población para brindar certidumbre a las familias de Tabasco. Insisto, tendremos que respetar también al agua, necesitaremos liberar la franja de riesgo, la franja de construcción de las obras de infraestructura hídrica que realizaremos y reubicar y conseguir un espacio digno para vivir a las personas que habitan actualmente en zonas de riesgo, al margen de los ríos o, incluso, en el lecho de los mismos, con lo que evitaremos precisamente riesgos a su seguridad”.

¿Dónde se perdió la palabra presidencial?, ¿acaso en la corrupción de la Conagua?, ¿caso en la negligencia de los funcionarios federales, que no cumplieron con las obras programadas?, lo cierto, lo real, el que el presidente Calderón se comprometió a que en Tabasco no se presentaría otra inundación y ahora la que se avecina será mucho más peor a la de 2007; la palabra presidencial sigue empeñada, las grandes obras del Plan Hídrico, sigue esperando, al cabo el pueblo de Tabasco es noble y puede aguantar otra inundación.

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