Fuente: Once Noticias
La pampa argentina es reconocida por la carne que produce y de ahí sus afamados cortes.
Para compartir este manjar con el mundo, los ganaderos exportan los genes de sus mejores ejemplares y facilitan que otros países dispongan de carne fresca y de buena calidad.
“Muchos de los países compran genética, saben cuál es el producto final que esa genética conoce, por lo tanto es muy simple la propaganda de la genética argentina, ya sabes qué es lo que producen esos países, quieren tener una carne parecida a la argentina”, comentó Mariano Etcheverry, de la Cámara Argentina de Biotecnología de la Reproducción e Inseminación Artificial.
Sementales de buena talla y óptimo estado de salud valen más vivos que convertidos en una tonelada de carne. De ellos extraen el semen y lo mezclan con agua; lo congelan en hidrógeno y al final lo dividen en 30 dosis que se venden entre 10 y 50 dólares cada una.
Además del negocio, esta estrategia de producción también ayuda a garantizar la alimentación en naciones altamente pobladas.
“Los chinos están deseosos de comprar genética argentina, y bueno, todos sabemos que tienen una población muy grande y son muy demandantes de carne”, dijo Guillermo García, experto en genética bovina.
Los productores argentinos aseguran que la comercialización de genes ha crecido de forma importante en los últimos años.
“Prácticamente se han multiplicado por diez las exportaciones de semen y varias veces las exportaciones de embrión”, concluyó Mariano Etcheverry, de la Cámara Argentina de Biotecnología de la Reproducción e Inseminación Artificial.
Los principales países importadores de carne Argentina son Brasil, Bolivia, Colombia, Uruguay, Venezuela y Paraguay.
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