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Abarrotan cementerios

Familias decidieron convivir con sus seres queridos ante sus tumbas. (Foto: Marcelo López/El Heraldo de Tabasco)

Publicado en El Heraldo de Tabasco

El Heraldo de Tabasco

3 de noviembre de 2012
Jesús Manuel Domínguez

Villahermosa, Tabasco.- En apego a la ancestral tradición mexicana de rendir culto a los muertos, los habitantes de Centro abarrotaron ayer los principales panteones de Villahermosa para acompañar por largas horas a sus familiares difuntos con rezos, velas, comida, dulces típicos, frutas y música al son de mariachi.

La afluencia a los panteones Central, Atasta y Tamulté de las Barrancas, comenzó desde la madrugada del 1 de noviembre, donde pasado el medio día, al menos unas dos mil personas ya habían acudido a quemar una vela, rezar un rosario o llevar una ofrenda floral a sus muertos.

Para este viernes, familias enteras atiborraron los cementerios, a tal grado que en varios de ellos se dificultaba el acceso por la enorme concurrencia de personas que caminaban con mazos de flores, veladoras, trastos llenos de comida, refrescos, sillas, mesas y demás objetos utilizados en el tradicional día de campo que organizan alrededor de las tumbas.

De tal magnitud fue la afluencia que los agentes de tránsito se debieron emplear a fondo para dar fluidez a la circulación vehicular, no solamente en los alrededores del panteón Central, sino también en otros como Atasta, Las Gaviotas, Recinto Memorial y Sabina, donde por cierto decenas de vehículos fueron resguardados en un estacionamiento habilitado en un terreno aledaño, mientras otras tantas ocuparon gran parte de la calle.

Bajo el resguardo policíaco y de personal de Protección Civil, los asistentes celebraron esta fecha, las bóvedas se convirtieron en altares repletos de toda clase de platillos, dulces típicos y otras viandas preparadas exclusivamente al gusto de los familiares fallecidos, es decir aquellos alimentos o bebidas que prefirieron en vida.

El sol cayó a plomo durante la mañana y tarde de este viernes, por lo que muchas familias instalaron casas de campaña para guarecerse o bien sortearon los rayos del astro rey con sobrillas o paraguas.

En la mayoría de los panteones se ofició misa dedicada a los fieles difuntos; las capillas lucieron repletas de dolientes quienes se dieron tiempo para escuchar la palabra de Dios, después de haber permanecido con sus muertos disfrutando de la comida, ya fuera llevada de casa o comprada a las puertas del panteón donde abundaron los ambulantes de toda clase de antojitos y refrescos.

No faltó quien de última hora buscara a los lavadores de tumbas para poner la suya a tono, ya fuera porque llegaron provenientes de otros estados o bien porque no contaban con el dinero para darle una manita de gato, pero que finalmente lucieron limpias durante el Día de Muertos.