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¡“GABINETITIS”!
Fiel a la costumbre sexenal, los
actores del quehacer político estatal, no podían fallar, de nueva cuenta están
echando su imaginación a volar, tratando de adivinar los nombres de quienes a
partir del primero de enero de 2013, acompañaran a gobernar a Tabasco a Arturo
Núñez Jiménez.
Basta pararse o sentarse en
cualquiera de los desayunadores a los que frecuentemente asiste la clase
política, para cerciorarse de que en los últimos días, el tema dominante por
excelencia: es la integración del próximo gabinete gubernamental.
De las 13 secretarías existentes, la
de Administración y Finanzas y la de Gobierno, son por razones financieras y
políticas, las que concentran las mayores apuestas de tirios y troyanos y las
que encienden las pasiones. En las que los políticos de uno u otro partido
político se devanan los sesos. Se desgarran las vestiduras.
Para la cartera encargada de manejar
los egresos e ingresos del Estado de Tabasco, entre otras de sus múltiples
funciones, el grueso de los analistas y
políticos coinciden en que la responsabilidad va a caer en manos de Amet Ramos
Troconis u Octavio Romero Oropeza.
El primer de ellos, es un personaje
mesurado, astuto y muy discreto o, como coloquialmente lo llamamos: de bajo
perfil, pero eso sí, experto en administración y finanzas. Prueba de ello, es
que durante muchísimos años, ha sido el
encargado de manejar los recursos económicos que ha tenido bajo su
responsabilidad el ex director del IFE, INFONAVIT, en la Cámara de Diputados y
en la propia campaña a la gubernatura. En pocas palabras es de todas las
confianzas del gobernador electo, Arturo Núñez Jiménez.
En contraste Octavio Romero Oropeza,
es de todas las confianzas, pero no del ganador de la madre de todas las
batallas electorales en la entidad, sino de Andrés Manuel López Obrador. Y
curricularmente tiene menos experiencia financiera y administrativamente
que Amet Ramos Troconis, empero, está en la pelea, pues políticamente la
recomendación del dos veces malogrado candidato presidencial podría ser el fiel
de la balanza, aunque el grueso de la sociedad política y civil no lo vería con
buenos ojos, sino como una burda imposición del ex gobernador defeño.
Sin pasar por alto, claro está, que
el ex oficial mayor del PRD y del gobierno del Distrito Federal no cumple al
pie de la letra con el artículo 5 de la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo del
Estado de Tabasco, que en su inciso V
dice: “Contar preferentemente, con estudios profesionales relativos al
ejercicio de las atribuciones que le competen a la dependencia de que se
trate”.
Muy tenuemente, también se escucha
en los restaurantes y pasillos políticos el nombre del economista y ex director
de Tránsito del triste trienio de Manuel Gurría Ordónez, Wilbert Méndez Magaña,
quien junto con Amet Ramos Troconis, son de la absoluta confianza del
mandatario estatal electo y de su propia esposa, Martha Lilia López Aguilera.
A diferencia de la mayoría de los
que suenan para estar en el gabinete, los dos han sido políticamente leales. En
las buenas y en las malas estuvieron a lado del ex subsecretario de Gobernación,
hasta cuando nadie le dirigía una sola palabra.
Si Arturo Núñez Jiménez finalmente
decide, a como todos suponen por la relevancia y envergadura del cargo público
en cuestión, casi nadie duda de que, el oriundo de Juárez, Chiapas, será el
nuevo titular de la secretaría de Administración y Finanzas del Gobierno del
Estado de Tabasco.
Salvo alguna sorpresa de última
hora.
En donde está políticamente la
situación más complicada, es en la secretaría de Gobierno, pues aquí se barajan
los nombres de Víctor Manuel López Cruz, Pedro Jiménez León, Oscar Cantón
Zetina y César Raúl Ojeda Zubieta.
Todos ellos: gallos de pelea con
filosos espolones.
Ya será en otra ocasión, cuando
abordemos el espinoso asunto.
“SQUOD
SCRIPSI, SCRIPSI”
(LO ESCRITO,
ESCRITO ESTÁ)
Si el diputado perredista, Juan José
Martínez Pérez pensó que iba a encontrar una veta de oro en el asunto de las
concesiones que otorga anualmente -por lo regular- el gobierno del estado a las
uniones de taxis, se equivocó de punta a rabo, pues el titular de la secretaría
de Comunicaciones y Transportes (SCT), Aquiles Domínguez Cerino, no sólo le
tapo la boca a él y a sus achichincles, sino que los invitó a que al mediodía
de ayer acudieran a sus oficinas a poner los puntos sobre las íes.
A diferencia de otras ocasiones, en
las que acusa partiendo de chismes y rumores a tirios y troyanos, sin que nadie
le refute con argumentos sólidos, ahora lo pararon en seco.
Tan fue así, que después de la breve
y acertada intervención del titular de la SCT,
ni pío dijo el legislador “arguendero”.
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