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En contraste a las enormes
expectativas políticas, sociales y económicas que ha levantado el gobernador
electo, Arturo Núñez Jiménez, el ganador de la contienda por la joya de la
Corona, Humberto de los Santos Bertruy, no ha provocado las mismas esperanzas
entre los villahermosinos.
A pesar de que en los últimos
trienios no nos ha ido muy bien, sobre todo durante las presidencias
municipales de Evaristo Hernández Cruz y Jesús Alí de la Torre, en las que la
recolección de basura y los cráteres (léase: baches) fueron el talón de Aquiles
de ambas administraciones. Sin pasar por alto, claro está, el escandaloso dispendio
de los recursos públicos para reforzar sus malogrados proyectos políticos para
gobernar el Estado de Tabasco.
Definitivamente la capital tabasqueña
está para llorar, aparte del tremendo caos vehicular, de la manifiesta y
puntual inseguridad pública y del creciente desempleo, cotidianamente los
tabasqueños -y avecindados aquí-, tienen
que enfrentarse a los problemas que generan la incapacidad y mediocridad de
algunos funcionarios del ayuntamiento de Centro, sobre todo aquellos relacionados
con la basura, el agua potable y Obras Públicas, que es la encargada de
mantener a la ciudad sin hoyos en sus avenidas y calles.
Incapacidad y mediocridad que,
aunadas a la falta de dinero y a la irresponsabilidad de los miles de
gobernados que no pagan impuestos, pero que sí contribuyen con su apatía y
flojera a agravar aún más la penosa y patética situación que estamos
padeciendo, deterioran no sólo la imagen de Villahermosa, sino la confianza y
credibilidad de las autoridades locales.
Y me temo que el munícipe electo,
Humberto de los Santos Bertruy, no va a poder con el paquete; ojalá y falle mí
pesimista pronóstico, pero este señor no tiene nada de brillante, aunque eso
sí, muchísima suerte, pues ganó literalmente tirado en la hamaca, gracias al
efecto “Peje”, entre otros factores políticos que influyeron en su inesperado
triunfo.
Salvo pruebas en contra, el desempeño
del ex priista, ex “amigo” y ex “hermano” de Evaristo Hernández Cruz como
funcionario público durante las administraciones emanadas del tricolor, en el
gobierno estatal y en la propia comuna “centreca”, puede calificarse de
gris.
Quizás por eso su legítima e
indiscutible victoria no ha levantado en la población las expectativas sociales
esperadas, pues conocedor de su innata mediocridad, los villahermosinos no se
hacen vanas ilusiones de que vayan a mejorar las cosas por aquí.
Para acabarla de amolar lo rodean
patanes e ineptos colaboradores que ansiosamente esperando entrar al edificio
de Tabasco 2000 para clavarle los dientes al erario municipal, tal como lo
hicieron en el trienio de Evaristo Hernández Cruz. Si no, al tiempo.
Insisto: ¡ojalá y me equivoque!
“SQUOD
SCRIPSI, SCRIPSI”
(LO ESCRITO,
ESCRITO ESTÁ)
“Todos los periodistas, no sólo los
que hemos concluido esta maestría, de la que aún nos falta obtener el grado,
nos encontramos ante la eventualidad histórica del cambio de gobierno en el
Estado. En esta transición democrática se nos presenta el primer desafío: mirar
hacia el interior de nosotros mismos, de la prensa, para advertir los
trastornos, fortalezas y debilidades y poder así restablecer esa función de
mediador y como dice nuestro maestro Raúl Omar Martínez: redefinir nuestra
función como catalizador social, como espejo del acontecer, como vehículo del
entendimiento, como disparador de cambios colectivos y búsquedas personales”.
Así reflexionó y definió la
licenciada en Diseño de la Comunicación Gráfica -egresada de la Universidad
Autónama Metropolitana- Ana Livia Salinas González, durante la ceremonia de
entrega de constancias en la maestría de Periodismo Político impartida por la
Escuela de Periodismo Carlos E. Septién en Convenio General de Colaboración con
la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT).
La maestría amplió nuestro campo de
vista, hizo más vasto el horizonte, pero también confrontó nuestra práctica
periodística con la de grandes profesionales de México y otras partes del
mundo; con las nuevas tecnologías, con las necesidades que debería estar
satisfaciendo en la sociedad, con el sentido social de la labor informativa,
afirmó. “Nos hizo más consciente del papel que el periodismo juega actualmente.
Estudiar esta maestría no nos llevó a descubrir o redescubrir una vocación,
sino a recibir la asignación de esta misión”, resumió en uno de los conspicuos
párrafos del emotivo y oportuno discurso que leyó.
“Esta maestría quiere fortalecer este tipo de
periodismo, uno que no haga concesiones con nadie y que esté sobrecargado de
ética. Parte de la función académica de la UJAT es formar este tipo de
profesionales y especialistas dispuestos a participar en la transformación y en
el desarrollo social de Tabasco”, concluyó su magnífica intervención en el
Instituto Juárez, no sin antes agradecer profundamente el respaldo y apoyo
recibido de algunos amigos y hacer una brevísima alusión de cada uno de los que
recibieron la constancia de maestrante.
¡Felicidades y enhorabuena!
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