(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
¿Focos rojos en el PRI?
En el PRD tabasqueño las cosas parecen marchar bien (¿o se tratará sólo de una calma "chicha"?), como se vio en el cambio de dirigencia estatal y se ha dejado ver en los siguientes días. O al menos no se perciben signos algunos de conflicto actual --o futuro-- dentro de sus filas (aunque seguramente con la designación de candidato a la gubernatura --y a presidencias municipales, diputados locales y federales, senadores y gobernador-- se agitarán sus aguas). En el PRD, con un cambio de dirigencia que acaba de pasar, con una reestructuración interna en ciernes, con candidaturas en disputa, parece reinar un clima tranquilo. Ni hay tormenta ni se sienten barruntos de ella (aunque esto no quiere decir que allí todo sea miel sobre hojuelas). En el PRI, no obstante, las aguas no parecen estar nada tranquilas. Allí como que campea otro clima, presagiándose --ojalá que ello sea una falsa apreciación-- una tormenta interna que pudiera afectar no sólo su unidad sino también la civilidad (por falta de reglas) que debería prevalecer durante este ya largo proceso sucesional. Uno de los principales contendientes se retiró de la contienda interna priista denunciando irregularidades e intereses mezquinos decisorios; otros están pidiendo reglas claras y piso parejo, así como equidad. No faltan los que exigen que "un señorón" --como lo calificara el senador Francisco Herrera-- o "una gran figura nacional" --como dijera la diputada federal Georgina Trujillo-- se haga cargo de la conducción del proceso tricolor. Allí, en el PRI, se percibe, hay ánimos caldeados y necesidad de un árbitro capaz de serenarlos y de construir acuerdos, evitando así que las aguas se desborden y lleguen al río. Alguien que establezca --como los aspirantes a candidatos quieren-- reglas claras y que vea que se cumplan. Mientras tanto, no puede hablarse de ánimos serenos en el Revolucionario Institucional con un delegado nacional llamando "frívolo" y "senil", y refiriéndose a él con un despectivo "ese señor", a un ex dirigente estatal del partido que hace público sus diferendos partidistas, más todavía cuando ese ex presidente pide su remoción y lo mismo hace otro cuadro tricolor que recién estuvo al frente del CDE. No podrá negarse que aun cuando se habla de unidad y de concordia, en el PRI las cosas no están del todo bajo control ni se desarrollan en el mejor ambiente. El hecho mismo de que haya tantos aspirantes en precampaña, que aunque se sientan con el actual dirigente no lleguen a acuerdos, ya es un problema en sí mismo (por ellos y por sus simpatizantes, que fragmentan al partido al menos durante el tiempo que dure la operación de juntar todas las piezas). Eso de que en el PRI no pasará nada, porque a la hora buena todos se ponen de acuerdo, pueda ser que valga esta vez, como ha ocurrido en tantas ocasiones. No obstante el día de hoy parecen haber más focos rojos en el PRI que en el PRD, contrario esto a la historia de cada partido en el estado.
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