(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
PRD; ¿opción democrática?
En términos generales el PRD procesó bien su cambio de dirigencia estatal. Sin enfrentamientos, sin protestas, sin acusaciones de uno u otro lado, sin peleas, sin divisionismos internos, los ciento ochenta y tantos consejeros políticos eligieron presidente. El pasado domingo, contra algunos pronósticos en contra, los consejeros perredistas --aunque ello ocurriera en una votación reñida-- hicieron su ejercicio electoral y renovaron dirigencia estatal dentro de un ambiente no signado por la pasión y la violencia. Ese día un candidato ganó y otro perdió. Pero nada más. Y el perdedor aceptó su derrota y la secretaría general y el que triunfo actuó con sobriedad. Que se sepa no hubo reclamos ni impugnaciones, ni nadie fue después a medio alguno de comunicación a impugnar el proceso o a denunciar anomalías (las hubiese habido o no). Pasó la elección y el llamado a la unidad interna prevaleció. Quienes no se alzaron con el triunfo se ofrecieron a trabajar al lado del nuevo dirigente y éste los convocó a cerrar filas. Ni triunfalismos por un lado, ni derrotados por otro. Así se dio a sentir, Ni agraviados ni enojados. El PRD sacó bien su proceso, los perredistas --como se dice-- estuvieron a la altura de las circunstancias y se mandó a la sociedad tabasqueña un mensaje de unidad dentro de ese partido. Esta vez no dejó verse un partido dividido, incapaz de unirse y siempre dispuesto a no llegar a acuerdos (y si llegaran a ellos a romperlos). Como quien dice el PRD dejó ver un nuevo rostro en Tabasco lo mismo durante que después de su elección de nuevo presidente. La distribución de carteras --por lo que unos y otros han declarado a los medios de comunicación-- no van a dividir esta vez a los perredistas. Este domingo no ganó Francisco Sánchez ni perdió Gerardo Gaudiano --ni los grupos o corrientes que respaldaron a uno u otro--: el gran ganador fue el PRD, que hoy más que nunca está obligado a mantener esa postura de civilidad y de unidad, de entendimiento más que de desacuerdos, para borrar el estereotipo de imagen que se ha construido, que es de violento, de intransigente, con cuadros que en un momento dado se "venden", para revaluarse ante la sociedad, ganarse de nuevo la confianza de los ciudadanos que quieren votar por la mejor opción, y convertirse en una verdadera opción de gobierno en el estado. El PRD --habrá decirlo-- está en deuda con un importante sector de tabasqueños, que ha votado por sus candidatos y por sus siglas durante los últimos veinte años porque en él pensaron encontrar una alternativa democrática viable, y al que sus abanderados no han dejado del todo satisfechos aun habiendo alcanzado el poder en casi todos los municipios y en el Congreso local mismo. Es de esperarse que una nueva historia se haya empezado a escribir no solamente dentro del PRD, sino en Tabasco, con un perredismo que asuma su papel en el desarrollo democrático de nuestro estado, empujándolo hacia la modernidad.
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