Ni Favioncitos ni Benis…
En algún momento de la entrevista que le realizó en Telerreportaje,
Chuy Sibilla le dijo a Arturo Núñez Jiménez: “Hemos tenido experiencia de hijos
de gobernadores que vienen y hacen negocios, mueven influencias, traen
todo…”.
Tajante, el abanderado de PRD-PT-Movimiento Ciudadano a la Gubernatura
respondió que “aquí (con él como gobernador) no va a haber
Favioncitos”.
Sí. Arturo dio en el clavo porque Chuy, a no dudarlo, estaba pensando en
Fabián Granier Calles, aunque también -muy probablemente- en Benito Neme
Sastré.
Los tabasqueños solemos tener muy poca memoria, y sólo así se explica
que los excesos en los que ha incurrido durante este sexenio el Primer Hijo de
la entidad, hayan quedado tan pronto en el olvido.
El “Avión del Amor”, negocitos con la costalería y con el
flamante candidato priista a alcalde del Centro, Luis Felipe Graham Zapata, al
paso de éste por la Secretaría de Salud -entre un millón de cosas más-;
inversiones en la Riviera Maya, escándalos amorosos, constante injerencia en
asuntos de gobierno, cuates de parranda instalados en cargos públicos, espionaje
y Guerras Sucias…
Pero el de Fabián, desgraciadamente, no ha sido el único caso en la
historia reciente del Edén.
Habría que recordar que Benito Neme, principal promotor de la
candidatura de Jesús Alí de la Torre, ¡cerraba las escaleras eléctricas del
centro comercial Galerías a su paso!
Mientras su padre gobernó Tabasco, Benito fue poco menos que el hijo de
un emperador.
Lo de Fabián ha resultado grotesco, pero lo del hijo de don Salvador
(qepd) de ninguna manera lo fue menos.
Además del increíble abuso de un poder no obtenido por sí mismos, los
dos juniors más célebres del Estado también comparten la aspiración por
incursionar activamente en política.
Neme ahí la lleva -si Alí gana la Gubernatura y Peña Nieto la
Presidencia, él podría ser el siguiente abanderado “del cambio” en Tabasco-,
mientras que lo del retoño de Granier aún se percibe distante.
Ambos, además, contribuyeron en buena medida a destruir la
respetabilidad que sus padres poseían antes de entrar en la Quinta Grijalva (la
voracidad presupuestal de los amigotes de Andrés Granier y de don Salvador hizo
su parte, pero definitivamente los desplantes de los juniors no
ayudaron).
En algún otro lapso de la entrevista con Chuy, y tras las críticas que
ha recibido porque sus hijos se han criado y educado en la Ciudad de México,
Núñez comentó en cabina que “los que viven aquí, quieren resolver su problema
económico en un sexenio; muy localitos, pero corruptos…”
Habrá algo en el agua, en el aire o en la comida del trópico porque, la
verdad sea dicha, los hijos adolescentes de Roberto Madrazo, que también
vivieron toda su vida en el D.F., siempre supieron comportarse a la
altura.
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