lunes, 5 de septiembre de 2011

Opinión: Francisco Peralta Burelo / Sep 05

(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

Alianzas priistas

Era un hecho que el PRI --sin anunciarlo, o anunciándolo, como ahora fue el caso-- iría por la alianza electoral con algún partido (el PVEM o el PANAL). De ello no habría duda alguna. Fue en alianza en el 2003, en el 2006 y en el 2009. Así que ¿cómo no habría de irlo en el 2012?. Desde luego que, como se dice en el argot popular, eso era bola cantada. ¿Por qué buscaría la alianza electoral el PRI en el 2012?. ¿Acaso por los votos que le aportarían el PVEM y el PANAL, y sin los cuales no podría ganar ni la elección gubernamental ni las elecciones de presidentes municipales y de diputados locales?. Podría ser, aunque la cosa no va por ahí (pese a que en el 2009 obtuvo las alcaldías de Jalpa de Méndez y de Tacotalpa y una o dos diputaciones gracias a los sufragios que Nueva Alianza le aportó). Las alianzas priista ha tenido razones de mayor peso que la suma de votos del PVEM y del PANAL, que en número absolutos nadie sabe a cuánto llegan, estimándose que entre ambos no completan ni siquiera los diez mil (aún con los que les presta el PRI). Y eso nosotros lo hemos venido señalando desde elecciones del 2000, cuando el priismo se alió con el verde ecologista después de haberle transferido --precisamente para justificar la coalición-- cerca de doce mil sufragios en los comicios de 1997 (cifra que a éste le apareció mágicamente y que años después le implicó una diputación, que dejó de ser para un priista, en el Congreso local). No obstantes estas alianzas, han sido útiles al PRI para otros fines (la representación dentro del consejo electoral del IEPCT, casillas, etcétera), siendo el principal de ellos evitar la aplicación de los Estatutos priistas y dar cumplimiento a las bases de la convocatoria expedida por el propio Revolucionario Institucional, dado que una coalición dejó sin efecto tanto a unos como a otra la nominación de candidatos puede hacerse --sin incurrir en violación de ninguna especie-- de la manera en que los coaligados no pacten, pasando por alto los requisitos de elegibilidad y haciendo a un lado --si así se quiere-- la consulta abierta o a las bases. Para ese fin primordial, se han hecho las coaliciones en Tabasco desde los tiempos de Roberto Madrazo. Esas son un recurso que el PRI (y todos los partidos) tiene para pasar por encima de sus Estatus y de su convocatoria, quitarse la engorrosa consulta y darle elegibilidad aún al más inelegible aspirante una candidatura al cargo que sea. El PRI ha usado sus alianzas con otros partidos, dicho de manera directa y sin ambages, más que para ganar elecciones (porque sus aliados no son aportadores de votos) para violar los derechos político-partidista de sus militantes, a los que privan de la oportunidad de obtener una candidatura y favorecen a quienes no reúnen todos los requisitos de elegibilidad establecidos por sus Estatus y las bases de la convocatoria respectiva (a sus coaligados les paga con una o dos diputaciones y con algunas regidurías, que de otra, manera no ganarían por si mismos).

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