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(Publicado en el Diario El Heraldo de Tabasco)
La colombianización de México
Es cierto; la muerte de Rodolfo Torre Cantú candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al gobierno de Tamaulipas ha calado fuerte en el tejido social, incluso a pesar de que a la sociedad mexicana no le es ajena la inseguridad pues día con día sufre los embates de este terrible flagelo social. Y quién no, si todos en mayor o menor medida sabemos lo que se siente cuando nos asaltan o asaltan un familiar o amigo en la calle, sabemos bien que se siente cuando nos roban en nuestros negocios; en nuestras casas o que se siente cuando nos despojan violentamente de nuestro automóvil; ni se diga cuando un familiar es secuestrado o incluso asesinado. La realidad es que dependiendo de la ciudad en que vivamos, el tema de la seguridad es en mayor o menor medida la principal preocupación de los ciudadanos: desde las balaceras entre sicarios hasta los secuestros o falsos retenes en carreteras son los temas que a diario vivimos los mexicanos, así las cosas la percepción es que al Estado Mexicano ésta situación ya se le salió del control, cada vez más se posiciona la idea en el colectivo social de que la autoridad ha sido rebasada, por incompetente, por corrupta, o por omisa.
Ante las expresiones brutales de la delincuencia organizada, que como paradoja parece ser lo único que luce organizado en este país, se nos pide, se nos convoca a hacer causa común, dicen que lo que está en juego es el país; la cuestión es que ahora que la violencia toca a los políticos, a la denominada clase política es que se acuerdan de la sociedad y nos convocan a la unidad, a un pacto por México. Y hoy que hablan de que nuestro país está como Colombia hay que revisar la historia para entender el presente. Datos que nos aporta el Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep), institución jesuita con sede en el país sudamericano advierten que al menos durante las dos últimas décadas en Colombia se contabilizaron 53 mil asesinatos políticos, cuatro millones de desplazados, 35 mil 449 secuestros y cinco mil desaparecidos, datos crudos de un parte de guerra que ha dejado la violencia en los últimos 20 años en ese país pero y ¿Cómo vamos en México?
El reporte oficial del Gobierno Federal es que la violencia vinculada al crimen organizado y al narcotráfico ha dejado más de 22,700 muertos en nuestro país, esto desde diciembre del año 2006 cuando el presidente Felipe Calderón emprendió su ofensiva contra los carteles de las drogas. Víctimas colaterales se nos dijo como parte de una estrategia fallida a todas luces por parte del gobierno Calderonista que reparte palos de ciego atacando al Cártel del Golfo, a los Zetas, al Cártel del Pacífico o de Sinaloa, o a los denominados Carteles de Juárez o de los hermanos Carrillo Fuentes o a los hermanos Beltrán Leyva, o de Tijuana o de los Arellano Félix, al que se le ocurra sin obtener hasta ahora los resultados deseados.
Tanto en México como en Colombia estas muertes relacionadas al narco han sido consecuencia profunda de la violencia, porque más allá de las heridas que causan en las personas, socialmente reducen a las víctimas al silencio y a la invisibilidad social. A la sociedad colombiana le costó mucho entender y reconocer que afrontó una de las más serias tragedias a nivel mundial; en especial por los niveles de impunidad y las continuas violaciones a los derechos humanos. Lo que vivió Colombia empezó hace más de veinte años y aún hoy en menor medida lo padecen porque sin duda las condiciones han mejorado e incluso viven hoy por hoy más seguros y tranquilos; en cambio nosotros en México apenas empezamos a vivirlo.
Vayamos a la historia, una de las instituciones más afectadas por esa violencia política en Colombia fue la Unión Patriótica (UP) un partido político colombiano fundado en 1985 como parte de una propuesta política legal de varios actores sociales, entre ellos las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En 1986 el primero en ser asesinado fue Leonardo Posada representante a la Cámara en la ciudad de Barrancabermeja, en el año 1987 asesinaron a Jaime Pardo Leal quien había sido candidato presidencial en las elecciones del 1986. Posteriormente en 22 de marzo de 1990 fue asesinado el también candidato presidencial Bernardo Jaramillo Ossa en el aeropuerto de Bogotá. La violencia no se detendría pues el senador Manuel Cepeda Vargas sería asesinado en 1994 y la lista sigue, pues estamos hablando de que los asesinatos políticos empezaron hace 24 años en Colombia. En resumen dos candidatos presidenciales, 8 congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y miles de sus militantes fueron asesinados por grupos paramilitares, elementos de las fuerzas de seguridad del Estado colombiano y narcotraficantes. Algunos de los sobrevivientes de ese exterminio tuvieron que abandonar el país, de esa magnitud fue lo que pasó en Colombia. Cierto es que en México todavía no estamos como Colombia pero lamentablemente veo que vamos en esa ruta. Un camino que empezaron a recorrer los colombianos hace 20 años y que nosotros parece que apenas iniciamos.
Para alimentar el optimismo, le diré que la gran mayoría de estos homicidios políticos no cuentan con condenas, incluso en Colombia aunque se condenaron a los autores materiales, nunca se ejercitó acción penal a los autores intelectuales que siguieron en total impunidad. Incluso las víctimas sobrevivientes y sus familiares han aportado testimonios y pruebas de la participación de miembros de las fuerzas de seguridad del estado colombiano en varios de los hechos criminales, es decir no sólo el narcotráfico estuvo atrás de estos homicidios políticos. Incluso el abogado Eduardo Umaña Mendoza defensor de las víctimas del partido Unión Patriótica fue asesinado en los años noventas en su propia oficina en Bogotá. No definitivamente no estamos como Colombia pero pronto en México podríamos estarlo.
Así es Canito ni caso tiene hablar del obscuro y gris Evaristo Hernández Cruz: el peor alcalde que ha tenido Villahermosa y que seguramente verá la cárcel pues los procesos y las denuncias siguen caminando, con el tiempo seguramente saldrá toda la corrupción cuando las investigaciones concluyan; sencillamente es cuestión de tiempo, ni su "brillante idea" de tratar de hacerse de las siglas del histórico PRD en Tabasco lo salvarán.
jordymx@hotmail.com
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