miércoles, 3 de diciembre de 2014

TABASCO POLÍTICO / José Luis Gutiérrez Gutiérrez / EL GENERAL CONTINÚA EN SU BURBUJA / Columna / Miér Dic 03

TABASCO POLÍTICO

Publicado en el Diario El Heraldo de Tabasco
José Luis Gutiérrez Gutiérrez
jlggutierrez@hotmail.com

EL GENERAL CONTINÚA EN SU BURBUJA

            Ya no digamos el 50 por ciento, con que el 15 por ciento fuera cierto, de todo lo que aseveró en el Congreso el grisáceo secretario de Seguridad Pública, Audomaro Martínez Zapata, brincos diéramos. Desgraciadamente la realidad está muy lejos de la película a color que presentó anteayer por la tarde-noche, durante su cómoda comparecencia, en la que solamente fue cuestionado por la coordinadora del Partido Nueva Alianza (PANAL), Mileidy Aracely Quevedo Custodio.   
            Mientras el General y sus asesores continúen enclaustrado en su fantasiosa  burbuja, la situación en Tabasco en materia de seguridad pública no va a cambiar ningún ápice, sino todo lo contrario, va a seguir empeorando como viene puntualmente ocurriendo.
            El mílite podrá decir misa y echar cuetes a diestra y siniestra, está en todo su derecho, sin embargo, la percepción de la población es totalmente distinta, adversa. En cada una de las capas sociales hay plenamente la coincidencia y convicción, de que aparte de la falta de oficio político, la inseguridad pública es otra de las grandes asignaturas pendientes del gobierno del Cambio.
            Los asaltos en cualquiera de sus modalidades, los ejecutados y el secuestro por profesionales o aprendices, siguen siendo la causa principal no solo de que se vayan familias enteras a vivir a otras entidades, sino de la zozobra y el miedo de los tabasqueños, y avecindados aquí.
            No sé de dónde carajo sacaría sus navideñas estadísticas el general Audomaro Martínez Zapata, de lo que no tengo duda, es que son ajenas a lo que cotidianamente sucede a todo lo largo y ancho del territorio tabasqueño. Bien dice el refrán: “no hay peor ciego, que el que no quiere ver”.
            Y no es como él acostumbra afirmar, un problema de percepción o  de empatía, sino de manifiesta ineficacia e ineficiencia. A casi dos años de haber asumido la titularidad de Seguridad Pública, los resultados entregados son malos, pésimos. Muy distante de las expectativas esperadas no nada más por el gobernador Arturo Núñez Jiménez, sino capitalmente por los gobernados, que son los que sufren las funestas consecuencias de sus grotescos desatinos y torpezas.
            Si bien es cierto, que no encontró una secretaría en las mejores condiciones financieras y organizativas, también es cierto, que no ha hecho absolutamente nada por cambiarle su fisonomía, y no precisamente por faltas de recursos económicos, como arguyen, sino por falta de imaginación, creatividad y capacidad.
            De continuar al frente de la secretaría, como todo indica, los índices delictivos seguirán, con toda seguridad, elevándose como hasta hoy. Audomaro Martínez Zapata es de los secretarios que por incompetente merece ser cesado a la voz de ¡ya!. Ahí como en otras dependencias gubernamentales, el cambio es ya impostergable, si es que en efecto en el 2015 se quiere enviar otro mensaje de esperanza al pueblo. 
“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”
(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ) 
            La actitud que asumió la fracción parlamentaria del PRI y los demás diputados valientes que la secundaron, fue la más idónea, la más correcta. Su sola presencia en el desglose del Segundo Informe de Gobierno hubiera avalado la sarta de mentiras y media-verdades que expusieron, sin pudor alguno, los anodinos secretarios de Seguridad Pública y de Gobierno.
            Y si no me creen, pregúntele a la coordinadora del PANAL en el Congreso, Mileidy Aracely Quevedo Custodio, a quien los esbirros de Neyda Beatriz García Martínez, sabotearon en más de una ocasión, para que no incomodara al General con preguntas inteligentes, y no a modo como la de sus homólogos perredistas y epígonos.
            Habría sido una incongruencia del tamaño del mundo, si la bancada priista hubiera ido, pues anteriormente no habían acudido al informe gubernamental.
            Sin la presencia del PRI y de quienes decidieron no asistir a las comparecencias aterciopeladas de los funcionarios palomeados por los representantes “populares” de las izquierdas, se convirtieron en una farsa, en puro: teatro, maroma y circo.
            Simple y sencillamente, Andrés Manuel López Obrador reculó, se echó para atrás, y decidió que su ex oficial Mayor y hombre de todas sus confianzas, Octavio Romero Oropeza, sea el candidato de MORENA a la alcaldía de Centro.
            Por enésima vez engañó vilmente al senador Adán Augusto López Hernández, quien renunció al PRD, confiado en que ya tenía en la bolsa la  candidatura de la capital tabasqueña. Que solo era cuestión de días, quizás de semanas, máximo, uno o dos meses, total, creyó, estaba todo planchadito. Como decimos coloquialmente: lo chamaqueo.
            ¡Qué gran decepción!, pues finalmente se quedó afuera de la justa electoral, y no hay hoja de vuelta. La decisión ya está tomada.
            Y su hermana Rosalinda López Hernández corrió la misma suerte, ya que la cúpula perredista (léase: Juan Manuel Fócil Pérez y Candelario Pérez Alvarado) también decidió no dejarla pasar, aunque la dama tiene otra opciones políticas, no así su hermano. Como dice la viejita, peores cosas se verán.       

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