lunes, 1 de diciembre de 2014

Opinión / Andrés Llanos / VISION CITADINA / Lu Dic 01

VISION CITADINA

Andrés Llanos
anllaco@hotmail.com

Y cuando amaneció diciembre, la plaza estaba convertida en un cochinero, cual reflejo de la situación que guarda el ayuntamiento de Centro en la actual administración, esa que dicen está a cargo de Humberto de Santos Bertruy.

A tempranas horas el parque Juarez lucía deplorablemente lleno de basura, además de ambulantes de comida chatarra y aguas frescas.

Pero lo que más resalta son los puestos improvisados de la feria navideña que rodea todo el parque y que por supuesto es el gran negocio de fin de año de las autoridades municipales.

Un gran tianguis foráneo, lo que no tiene lógica si consideramos que quitaron a los ambulantes que antes estaban, incluidos los vende dulces y un puesto de periódico con más de 25 años de estar en la cercanía del parque Juárez; y en su lugar llega la “villa navidad” de Bertruy; un negocio muy redituable.

Pero tal parece que en el ayuntamiento de Centro nadie vé la realidad ciudadana, ni oye las inconformidades que circulan por toda la ciudad. Tal vez porque el alcalde no quiere ver los problemas ni atenderlos o porque su coordinación de medios e imagen es un fiasco.

La incapacidad y el servilismo solo deja pasar lo que el jefe quiere escuchar, nada que le altere los nervios o afecte sus castos oídos. Que no se incomode el señor presidente; pero eso es lo que está enterrando a la administración municipal porque lo mantiene alejado de la ciudadanía. ¿Para qué pagarle a un funcionario que está boicoteando las aspiraciones políticas del edil Bertruy?.

Al fin y al cabo en Centro hay un alcalde igual o peor que muchos que le antecedieron, solo que bajo las siglas de otro partido, pero incapaz de resolver los evidentes problemas de Villahermosa y de las comunidades, para aspirar a construir un mejor escenario en beneficio de la sociedad.

En tales condiciones de que le sirve a los ciudadanos una alcaldía autoritaria que no resuelve nada y afecta demasiado a la vida cotidiana. Humberto de los Santos continúa igual que en sus tiempos de priista, autoritario e intolerante, viviendo en su mundo de complacencias y regodeándose del servilismo pagado con dinero de los contribuyentes.

Pero más temprano que tarde, deberá ponerse a hacer lo correcto para responder aunque sea poco a la confianza de quienes creyeron en sus promesas, y que desde luego no imaginaban las ambiciones desatadas en la oscuridad del poder municipal.

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