CIUDAD DE MÉXICO, 14 de septiembre.- De verde fluorescente, un color similar al que usan los árbitros y que nada tiene que ver con su historia, Cruz Azul perdió su segundo juego en casa ante el Toluca y dejó ver que sus debilidades en el ataque son cosa seria.
A falta de un centro delantero fijo (Mariano Pavone no salió ni a la banca), La Máquina apostó por los resultados de un juego colectivo rápido y desequilibrante. En los primeros minutos pareció obtener lo que buscaba, impidiéndole a los Diablos rebasar la media cancha y provocando, tanto por las bandas como por el centro, que sus disparos llevaran dirección hacia la portería. Pero después fue todo lo contrario.
Formica, Torrado y el ecuatoriano Joao Rojas, éste último con la más clara al 8’, después de un pase que recibió del Chaco Giménez y estrelló en el poste, pudieron adelantar a los locales de no ser por su falta de contundencia y tranquilidad en la definición.
Cabe decir que las jugadas en triángulo desconcertaron a los defensores rojos, sin embargo, conforme pasó el tiempo, los ataques locales se volvieron predecibles y facilitaron las cosas para su detención.
Del otro lado, aunque tardaron en mostrarse cómodos y acelerar el ritmo, los Diablos no dejaron de defender su estilo. Aprovecharon la táctica fija como forma de acercamiento y estuvieron a punto de marcar, a los 22 minutos, con un cabezazo de Paulo Da Silva, que atajó el guardameta Jesús Corona.
Al entrar en confianza, los rojos le quitaron la pelota al Cruz Azul y tomaron ventaja segundos antes de irse al descanso, con un remate cruzado de Miguel Ángel Ponce que asistió desde la banda el paraguayo Édgar Benítez.
Antes de ello su compatriota Pablo Velázquez había desaprovechado un rebote en el área, enviándolo al travesaño cuando se encontraba a unos pasos de la línea de gol.
La falta de reacción en los dirigidos por Luis Fernando Tena, que siguieron equivocándose en los pases con mayor frecuencia, permitió que al comienzo del segundo tiempo la diferencia en el marcador se hiciera más amplia.
Paulo Da Silva se alzó en un tiro de esquina y remató picado hacia el costado izquierdo del arco, donde el guardameta Jesús Corona no pudo quedarse con el control de la pelota y se volvió cómplice del 0-2.
Las circunstancias en contra obligaron al cuerpo técnico de los celestes a apostar por relevos. Entraron Ismael Valadez y Pablo Barrera, quien al minuto 71 con un golazo desde fuera del área dejó inmóvil al portero Alfredo Talavera y mantuvo la esperanza de lograr el empate, pero todo se quedó ahí.
El tiempo, no obstante, no le alcanzó a La Máquina para corregir los errores y terminó sumando su segunda derrota en casa. Jesús Corona se fue expulsado al final del juego por reclamarle al árbitro.