Por: LEP Manuel García Javier
guayabazo@hotmail.com
¡Perro que come huevo…!
En el sexenio gubernamental de Roberto Madrazo, más de 30
políticos de Jalpa de Méndez pretendían la silla municipal, y ante la
discordancia de aspirantes, el mandatario los mandó a citar en la Quinta
Grijalva para que se pusieran de acuerdo y de ahí salir un candidato de unidad.
Roberto invitó al ex edil Andrés Madrigal Hernández para
que arbitrara ese encuentro, el cual inició a las 9:00 de la noche; y para las
12 de la noche la acalorada discusión aún no daba visos de arreglo.
Antes de retirarse a su alcoba, el gobernador se acercó a
ellos para comentarles que se pasaran ahí toda la noche, pero que de ahí
tendría que salir el candidato priista para la presidencia municipal jalpaneca.
Entre café y café, los dimes y diretes continuaron hasta
las 4:00 de la madrugada, hora en que habían decidido que el abanderado fuera
el licenciado Ángel Pérez Ramos… La reunión se prolongó hasta las cinco de la
mañana de donde salieron con la bendición madracista.
Sin embargo, no bien habían traspasado el portón
principal de la casa de gobierno, cuando dos de ellos se habían rajado porque
se consideraban los mejor posicionados. Y así fue, ante golpes bajunos y
habladas al oído, Roberto Madrazo dio el visto bueno para que quedaran el
técnico Ricardo Taracena Santos (cuñado del ex edil Amador Izquierdo Arellano,
principal actor de divisionismo en la tierra de la jícara) fue el candidato
oficial a la alcaldía; en tanto Alfredo Ulín Barjau (mayanscista y hoy cuñado
del titular de Sedafop, Pedro Jiménez León) quedó listo para contender para la
diputación.
Ambos, enfrentados políticamente contribuyeron para
ninguno lograra el cargo dado el golpeteo bajo que llevaron a cabo. Ese craso
error permitió que el candidato opositor, químico fármaco biólogo José Carmen
Orueta Madrigal los arrollara en las votaciones para convertirse en el primer
alcalde opositor de Jalpa de Méndez.
A partir de ahí comenzó a desgajarse el PRI jalpaneco que
solo ha recuperado el poder en dos ocasiones.
Sin embargo, el PRD no ha sabido aprovechar la
oportunidad valiosa que les otorgó el pueblo, por obra y gracia de Andrés
Manuel López Obrador, es decir, lo mañoso no se les quita a pesar de criticar a
los cuatro vientos las voracidades de priistas.
Lo anterior da cabida para que consideremos que el PRD ha
mal gobernado desde esa época hasta la presente en que, según información dada
a conocer recientemente por el Órgano Superior de Fiscalización, Jalpa de
Méndez ocupe el nada honroso primer lugar en corrupción, pues es el municipio
que mayor desfalco observa con 59 millones de pesos que no ha podido comprobar
y, por ende, sus cuenta pública ha sido reprobada de ipso facto
Las 133 observaciones al gobierno municipal de Domingo
García Vargas, quien cometió el mayor número de irregularidades, son parte de
las 1,600 en todo el estado que suman en su conjunto un desfalco de 104
millones de pesos, que ponen a más una docena de alcaldes al borde de la
cárcel.
Y sobre todo que los señores diputados, por cierto en su
mayoría perredistas, podrían soslayar el escandaloso fraude y pasar a la
historia de Tabasco como una legislatura que solapa actos fraudulentos.
En síntesis, solo nos resta decir: “Perro que come huevo,
ni aunque le quemen el hocico”, pues es
claro el comportamiento reprochable y negativo de los perredistas que hoy
gobiernan los municipios.
FUNCIONARIO
CAPAZ
Cuando en algún lugar observamos a un servidor público
dedicado de tiempo completo a su trabajo, no queda más que expresar
abiertamente nuestro reconocimiento y felicitación. Tal es el caso del
licenciado Carlos Daniel Lamoyi Villamil, titular de la Dirección de Becas de
la Secretaría de Educación, el cual atiende diligentemente a quienes acuden a
solicitar algún servicio de la dependencia a su cargo. Con una labor callada,
pero efectiva, este funcionario de profundas raigambres en Jalpa de Méndez, le
está cumpliendo cabalmente al gobierno que encabeza Arturo Núñez Jiménez. Vaya
pues nuestra felicitación al paisano hijo de un gran hombre, como lo fue el
siempre recordado Sebastián Lamoyi Ulín.
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