El Heraldo de Tabasco
Jesús Manuel Domínguez
Villahermosa, Tabasco.- La desobediencia al Padre, y por consecuencia a las autoridades civiles y familiares ha provocado una anarquía capaz de provocar una crisis y desorden en la sociedad actual, sostuvo el presbítero Denis Ochoa Vidal en su mensaje dominical a la comunidad católica.
Dijo que en el Evangelio de San Mateo se nos habla de una parábola de dos hijos, uno obediente y el otro desobediente; nosotros estamos llamados a obedecer la palabra de Dios, porque hoy el mundo tiene una crisis en cuanto a la obediencia, queremos hacer nuestra propia voluntad, pero él tiene un proyecto para cada uno de nosotros, pues somos sus criaturas y sus hijos.
Asimismo, explicó que "de una conducta rebelde se pasa a la aceptación de la voluntad de Dios. El primer hijo responde: "No quiero", más después lo piensa mejor y va a trabajar. El hijo quiere afirmar su identidad; y es que ante el Padre puede que un servil sometimiento sea contrario al plan de Dios, él quiere una respuesta libre, el hijo y el creyente tienen derecho a decir no a Dios, tienen posibilidad de elegir.
La parábola no nos da un tercer caso donde el hijo diga "voy" y lo haga, ni un cuarto caso en el que el hijo diga "no" y se mantenga en su negativa. Aquí no se alaba el rechazo al Padre, sino el proceso del hijo, Dios sabe esperar al hombre, le deja tiempo para que tome sus decisiones, no se escandaliza por la debilidad humana, ni por el pecado o la rebeldía. Dios quiere que nuestra opción de fe sea sentida y un gesto esencialmente libre y definitivo. "¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre? Contestaron: el primero".
"Hay una rebeldía contra Dios, una rebeldía en las familias; la obediencia de los hijos en las familias está en crisis, los padres han perdido la capacidad para hacer a los hijos obedecerles y por eso se ha vuelto una anarquía", apuntó.
Desde luego -prosiguió- la obediencia exige que quien tiene la autoridad siempre mande cosas buenas, pero cuando el que lleva la batuta en la familia se desordena, entonces viene la rebeldía contra de la autoridad. Por eso tenemos que tomar el modelo de Dios que quiere siempre lo mejor para nosotros y nos pide siempre cosas buenas.
Dijo que en el Evangelio de San Mateo se nos habla de una parábola de dos hijos, uno obediente y el otro desobediente; nosotros estamos llamados a obedecer la palabra de Dios, porque hoy el mundo tiene una crisis en cuanto a la obediencia, queremos hacer nuestra propia voluntad, pero él tiene un proyecto para cada uno de nosotros, pues somos sus criaturas y sus hijos.
Asimismo, explicó que "de una conducta rebelde se pasa a la aceptación de la voluntad de Dios. El primer hijo responde: "No quiero", más después lo piensa mejor y va a trabajar. El hijo quiere afirmar su identidad; y es que ante el Padre puede que un servil sometimiento sea contrario al plan de Dios, él quiere una respuesta libre, el hijo y el creyente tienen derecho a decir no a Dios, tienen posibilidad de elegir.
La parábola no nos da un tercer caso donde el hijo diga "voy" y lo haga, ni un cuarto caso en el que el hijo diga "no" y se mantenga en su negativa. Aquí no se alaba el rechazo al Padre, sino el proceso del hijo, Dios sabe esperar al hombre, le deja tiempo para que tome sus decisiones, no se escandaliza por la debilidad humana, ni por el pecado o la rebeldía. Dios quiere que nuestra opción de fe sea sentida y un gesto esencialmente libre y definitivo. "¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre? Contestaron: el primero".
"Hay una rebeldía contra Dios, una rebeldía en las familias; la obediencia de los hijos en las familias está en crisis, los padres han perdido la capacidad para hacer a los hijos obedecerles y por eso se ha vuelto una anarquía", apuntó.
Desde luego -prosiguió- la obediencia exige que quien tiene la autoridad siempre mande cosas buenas, pero cuando el que lleva la batuta en la familia se desordena, entonces viene la rebeldía contra de la autoridad. Por eso tenemos que tomar el modelo de Dios que quiere siempre lo mejor para nosotros y nos pide siempre cosas buenas.
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