CIUDAD DE MÉXICO, 14 de septiembre.- El América perdió la brújula, la pólvora y dista de consolidar una identidad, a diferencia de lo que aseguró el técnico Antonio Mohamed en la semana. Anoche, en su visita a los Leones Negros de la u de G, empató 0-0 en su partido más inquietante en lo que va del torneo, en el que no generó opciones nítidas ni tuvo el control de las acciones ante un rival rústico; ya suma 270 minutos sin gol y en los recientes tres partidos ha obtenido dos unidades de nueve. 
Mohamed volvió a hacer cambios en su once inicial, como ha sido constante a lo largo del torneo, con la idea de recuperar el gol y retomar el camino que llevó a su club a hilar cinco victorias. Sentó a Luis Gabriel Rey y a Moisés Velasco, y en su lugar metió a Rubens Sambueza y Luis Ángel Mendoza.
Pero las modificaciones distaron de caerle bien a las Águilas. Al Sambu le falta ritmo para cargar con el equipo como le gusta, no se acomodó a la labor de creativo, mientras que Mendoza nunca desbordó por la banda derecha, la cual era su principal tarea. No anduvieron bien.
A lo largo del partido, el once azulcrema generó únicamente dos opciones destacables, aunque en ninguna fue en jugadas tejidas. En el primer tiempo Michael Arroyo se sacudió a tres defensas universitarios, sacó al portero, pero no se acomodó bien y mandó su tiro lejos del arco. En la otra, en los segundos finales del partido, Sambueza embarró el esférico en el travesaño con un zurdazo en cobro de tiro libre. Nada más.
Los universitarios, en cambio, se olvidaron de su pobre actuación frente a las Chivas (derrota de 3-0) para ofrecer una actuación esperanzadora. El técnico Alfonso Sosa prefirió no arriesgar. Pertrechó a su gente en su zona baja y esperó paciente a un latigazo que le abriera la posibilidad en una apuesta que estuvo cerca de darle dividendos.
En la primera mitad, Marcelo Alatorre cimbró el arco con un derechazo en un balón que se encontró en un tiro de esquina y en otra Fidel Martínez se animó con la zurda para hacer volar a Moisés Muñoz. A los Leones, sin embargo, le faltó malicia. El empate les gustó.