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(Publicado en Telerreportaje)
Las palabras de AMLO
Por supuesto que nadie creyó en las palabras de Andrès Manuel Lòpez Obrador, cuando dijo que lo dieran por muerto para la elección del 2012. Lo cierto es que jamás ha dejado de hacer campaña, tanto presencial como en los medios de comunicación, principalmente en televisión, donde Convergencia y el partido del Trabajo, se han dado un festín mayor, capitalizando la imagen del ex candidato, auto nombrado “presidente legitimo”.
Finalmente y como si todo México estuviera esperando su decisión, Lòpez Obrador anuncia que siempre sí va a la candidatura, aunque hasta el momento no se sabe por qué partido sería postulado. Lo curioso del caso es que mientras algunos políticos le huyen a las candidaturas, por el aspecto de no contar con suficientes recursos económicos; como es que Obrador irá a otra campaña, si nadie sabe a ciencia cierta de que trabaja. No es empresario, ni empleado de nadie y no se le conoce riqueza alguna. En fin ya veremos llegado el momento.
Será interesante saber, cómo termina la película de odio traiciones y rencores, que Obrador protagoniza con los actuales dirigentes del PRD; pues ya vimos que no se atrevieron a expulsarlo, a pesar de su indisciplina, violatoria de los estatutos de dicho partido; sin que el ex candidato presidencial, se digne a olvidar las ofensas que según él, le propinaron sus correligionarios conocidos como “los chuchos”, es decir quienes apoyan al dirigente nacional Jesús Ortega y no a él.
Sin duda, de llegar a una nueva contienda, Andrés Manuel tendría un escenario diferente al de 2006, un tanto por la imagen de intolerancia que los ciudadanos vieron después de la elección, quien no recuerda aquella frase de “al diablo las instituciones”. De igual forma, porque la pasión que obtuvo en la pasada elección presidencial, ya no existe más. Antes tuvo escenario propio, ahora tiene que compartirlo con quienes también aspiran a representar al PRD.
Además al no obtener el triunfo, en todos estos años, muchos seguidores se han decepcionado y desesperado , al grado de caminar hacia la trinchera del PRI o en el caso de uno de sus hermanos que renunció al PRD, para dedicarse a otras cosas, en busca de un futuro alejado a la política.
En resumen, Lòpez Obrador, no estaba muerto ni andaba de parranda; solo estaba curándose las heridas, para atacar de nuevo. Ahora a quienes culpará, quienes se convertirán en verdugos de su desgracia. Ya se ha dicho: nada se construye sobre el odio y el rencor.
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