lunes, 23 de agosto de 2010

Opinión: Francisco Peralta Burelo / Ago 23

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(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)

¿Habrá informe presidencial?

Los tiempos y las circunstancias cambian, de esto no hay duda alguna.

Hace poco más de una década lo que exigía es que el Presidente de la República dejara de acudir al Congreso de la Unión a rendir su informe de labores anuales; hoy lo que se pide es que éste regrese a las Cámaras a informar a los diputados y a los senadores del trabajo realizado por él y su administración cada año.

Una década atrás se demandaba poner término a ese ceremonial que se realizaba en el Congreso Federal; hoy cobra fuerza la corriente de opinión que quiere ver al Presidente de la República ante los congresistas mexicanos, lo mismo para que les informe de sus labores llevadas a cabo que para que éstos puedan cuestionarlo en presencia suya.

Para el Presidente de la República fue un acto de poder ir a las Cámaras cada uno de septiembre --porque así lo mandataba la Constitución y por el simbolismo político que éste encarnaba por sí mismo--, por lo que el mandatario nacional se empeñaba en acudir. Hoy, a diferencia de entonces, él elude --y cumplir lo ha hecho ya en tres o cuatro ocasiones-- con tal responsabilidad (a sabiendas de que ya no serpa ovacionado y reverenciado, como tradicionalmente hubiera ocurrido con su figura).

Vicente Fox intentó rendir su último informe de gobierno, pero fue impedido por una fracción de diputados y senadores. Felipe Calderón ha preferido enviar un documento cada uno de tres primeros años de administración. Miguel de la Madrird, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, cada cual en su momento, habrían sido denostados por congresionistas durante su respectiva lectura.

El viejo ritual, de tono monárquico e imperial, tenía que desaparecer, y de hecho desapareció. El presidente de la republica, inclusive, dejaría de ser reverenciado por diputados y senadores --y por la clase política y económica nacional, que allí se reunía en calidad de invitados especiales--para vilipendisarse. Se le llegaría a impedir el acceso, también. Hoy, seguramente con otro protocolo --más democrático, como podría decirse-- se intenta restablecer en la práctica el informe personal, de propia voz. El mandatario nacional, no obstante, se resiste y condiciona; exige la garantía de que su investidura será respetada.

¿Volverá el Presidente de la Republica al Congreso de la Unión para rendir su informe de labores u optará por volver a enviar por escrito el documente respectivo?. ¿De acudir a la sede de los diputados y senadores éstos le guardarán el debido respeto y consideración?. ¿Se habrá ya diseñado un formato democrático para que se lleve a cabo tal evento, antes magnificado excesivamente y ahora menoscabado y desacreditado por una serie de circunstancias que se presentaron en torno a él?.

Habrá que ver si Felipe Calderón va al Congreso y, en caso de ser así, observar qué pasa.

fcoperalta42@hotmail.com

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