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Detengamos la hambruna que se nos viene.
Con la cercanía en la revisión del Presupuesto Anual 2011, habrá, por lo que corresponde a los recursos designados para la producción agropecuaria, nuevos elementos a considerar, en que sobresale la crisis alimentaria que se anuncia con diversos acontecimientos a nivel planetario. Se habla de que la cosecha de trigo rusa sufre agobios productivos, que impactan los precios internacionales. El del trigo se disparó en el mercado de Chicago, acelerando una racha alcista que le ha hecho ganar 77.6%, desde finales de junio. Rusia prohibió la exportación de su grano -35, 05 millones de Ton- para garantizar su consumo interno, por la afectación de su producción, debido a la más grave sequía en medio siglo y la oleada de incendios en el campo.
Empero, la alerta internacional considera otros productos como: maíz, sorgo y frijol -entre otras materias primas agrícolas- que elevan y seguirán subiendo sus precios. La preocupación crece por todas partes. Hemos visto afectarse importantes cosechas en el norte-noreste de México, pero no terminará allí. Los fenómenos meteorológicos vienen en cadena: La Niña y el cambio climático trajeron más tormentas y sequías de lo acostumbrado. En el segundo semestre del año las cosas seguirán complicadas. El país no consume solo lo que produce, importa y no tiene planes para recuperar el mercado interno. Somos deficitarios en muchos renglones de la producción agrícola. Por ejemplo en trigo, para el 2009 compramos fuera el 47% de lo que consumimos, a mayores precios ya. ¿Qué se espera para lo que resta del año con precios del mercado internacional por las nubes y creciendo?.
Nos sabemos deficitarios en maíz, estamos comprando frijol –pero ahora que las principales cosechas se perdieron por huracanes y lluvias que provocaron inundaciones durante junio y julio, en campos de siembra de sorgo, maíz, soya y cítricos, la situación se tornará peor. Las organizaciones del campo han hecho extrañamientos al Ejecutivo federal sin resultados claros. La CNC mantiene una mesa de trabajo al interior de la Sagarpa, con su titular -que parece conocer el campo- pero sin consecuencias positivas aún. De plano, el gobierno no ve la delicada emergencia, que ya está siendo enfrentada por muchos países del Globo terráqueo con programas de emergencia productiva.
Nos preguntamos: estamos en medio de una grave crisis alimentaria que acentuará hambre y la miseria de amplios sectores de nuestro pueblo, además de recargar precios en donde compran asalariados, incluso los de “cuello blanco”. El Ejecutivo federal no entiende la grave emergencia, los organismos gremiales de los productores del campo, aún tienen confianza en que reaccionará el sector oficial involucrado, con la SAGARPA al frente. ¿Pero cual es el plan B?.
¿Podemos reactivar al Congreso de la Unión –en calma chicha tras los encontronazos de la elección pasada- para que trabaje con dichas organizaciones en un Plan de Coyuntura, que recupere al campo de las afectaciones recibidas, pero a la vez impulse a otras regiones –el trópico húmedo es una de las más importantes- para iniciar una nueva ruta productiva y transformadora?. Reconstruir el mercado interno agrícola y vincularlo por derecho, a la pequeña y mediana empresas locales y regionales, es camino virtuoso de urgente recorrido, si queremos recuperar el derecho a una adecuada alimentación.
Cada vez se corrobora más lo dicho por expertos, la economía está en grave crisis, apenas si se sostiene con ingresos de la exportación de petróleo y remesas de los mexicanos en el exterior, porque la recaudación fiscal es de las más bajas del mundo y solo carga sobre causantes cautivos. La pobreza es “atacada” con programas sociales para captar clientelas en apoyo al gobierno en turno y en los procesos electorales. Se aplican estos recursos sin medidas de control del gasto que las alejen de la corrupción, que está por todas partes.
Al no tocar los recursos para la pobreza al área productiva, su acción es desnaturalizada. ¿Podría el Congreso encauzar lo que resta del gasto social anual –por supuesto lo previsto para el 2011 también- a frenar la hambruna que se nos viene?. Los legisladores –como representantes del pueblo y las entidades federativas- debieran velar por la salud de los pueblos y comunidades que, con su voto les llevaron a esa alta representación. Primer factor de salud es una adecuada alimentación.
Hace unos días el titular de la Sagarpa, presentó ante el Consejo Mexicano para el Desarrollo Rural Sustentable (CMDRS) propuesta de reingeniería presupuestal para el campo. Explicó que se espera avanzar en la aplicación de recursos del Programa Especial Concurrente (PEC), en el que participan varias dependencias –muchas de ellas dejan truncos programas al no incorporar su participación-. Los objetivos de la propuesta: mejorar eficiencia en la aplicación de recursos; contribuir a la transparencia y rendición de cuentas; aumentar inversión en bienes públicos; propiciar productividad y rentabilidad; fomentar el cuidado ambiental y prevenir riesgos climáticos y sanitarios.
En dicha reunión estuvieron representantes de organizaciones campesinas, sistemas-producto, instituciones académicas, legisladores y funcionarios de dependencias concurrentes. Allí la Sagarpa señaló la reducción de ocho programas que opera, a seis, destacando incremento de recursos en; infraestructura; sanidades; investigación y desarrollo; capacitación y promoción de mercados, para obtener mayor impacto en el gasto-beneficios a usuarios.
Afirmó el Secretario que México es de los países que más recursos destina al campo, cuyas tasas de crecimiento no están en correspondencia con esa inversión. Por supuesto no señaló claramente las razones, como la corrupción en todos los niveles de participación y la falta de controles para la transparencia en el uso de recursos.
De acuerdo con la FAO, de 85 programas y proyectos federales, tomando como referente de análisis, los ocho programas-eje de la Sagarpa, 52 presentan duplicidad de apoyos (entre ellos 15 respecto de activos productivos y 23 en instrumentos de soporte) .
Tal vez la revisión programática que realiza la SAGARPA sea un buen momento para incidir en cambios sustanciales, sin cosmética, para que el campo mexicano tome rutas reales de producción y productividad. En ello mucho tienen que ver los gobiernos estatales, por lo general, ejerciendo poder sin contrapesos, manejando presupuestos sin transparencia visible y alejados de la rendición de cuentas.
Los ciudadanos, por muy organizados que estén, no cuentan con mecanismos que les lleven a incidir en la toma de decisiones. Apenas si el sufragio les hace sentir participantes. La clase política se maneja en el territorio nacional como oligarquía y así impone sus designios. Pero esto es “harina de otro costal”. Lo que ahora urge es la participación ética y el compromiso social de diputados y senadores, para salir del bache alimentario. Ya llegarán tiempos de conformar un nuevo sistema político, con reglas claras que garanticen acuerdos de interés público.
Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com C. de Mex. 8-VIII-2010.
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