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(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
OSF-diputados
La diputada Lorena Bouregard de los Santos “no califica ni descalifica”, según declaró a Tabasco Hoy, el trabajo del actual fiscal superior del OSF. No obstante, porque “son demasiados años” --a punto de cumplir siete-- los que éste lleva al frente de la dependencia y “para garantizar que no haya vicios de origen ni intereses creados” en la institución, propone que “se vaya” Francisco Rullán Silva.
La propuesta de la diputada priista resulta acertada: el titular de ese órgano ha permanecido demasiado tiempo en el puesto como para que los diputados puedan elegirlo para un nuevo periodo de siete años también, con lo que ajustaría casi tres lustros allí de manera consecutiva.
La reelección del actual fiscal de ningún modo se antoja recomendable: no habría razón para que se eternizara en el cargo, más todavía habiendo muchos tabasqueños que pueden desempeñarlo, como señaló la diputada Bouregard, sin los compromisos que éste ha adquirido a lo largo de una década y los vicios que consecuentemente se habrán producido.
No obstante a los diputados locales no solamente les haría bien un cambio de titular del Órgano Superior de Fiscalización. Eso, por sí mismo, no sería suficiente para ellos, su propio Congreso, Tabasco y los tabasqueños; haría falta bastante más.
Los diputados locales deben ponderar seriamente las funciones asignadas al OSF en materia de cuentas públicas, la mayoría de éstas en detrimento de ellos mismos y del Congreso Estatal, que en los términos en que está redactada la ley que lo creó los mantiene atados de mano en lo tocante a control de gasto público y los ha convertido en calificadores de ejercicios gubernamentales meramente simbólicos.
La supervisión y revisión de las cuentas públicas salió de la esfera de competencia de los diputados para quedar en manos, ya no de un órgano, sino de una sola persona: el fiscal superior, al que nadie del legislativo supervisa y controla. Estos, en tanto, han quedado reducidos a calificadores de ínfimas partes de ejercicios gubernamentales.
Faltará que un nuevo fiscal superior llegue al cargo, pero será menester que se acoten sus facultades y que los diputados reivindiquen atribuciones importantes que perdieron a favor de éste al cabo de los últimos años.
Es evidente que un nuevo fiscal de nada servirá con el actual régimen legal: con Rullán o con otro sería lo mismo, pues los diputados continuarían siendo simples aprobadores de cuentas, a las que nunca tendrían acceso, en desdoro de la imagen pública de ellos y del propio Congreso del Estado.
fcoperalta@hotmail.com
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