Juan Ochoa Vidal
Publicado en el Diario El Heraldo de Tabasco
Núñez, de cara al primer tercio
Cada gobernador trae consigo un método de trabajo hacia el interior de su equipo de colaboradores, que en ocasiones resulta ser diametralmente opuesto al de sus antecesores. Resulta interesante observar cómo Arturo Núñez Jiménez ha dado libertad a sus funcionarios para que cada quien cumpla la encomienda que tiene asignada.
El anterior, Andrés Granier Melo, continuó la costumbre instaurada por Roberto Madrazo Pintado y repetida por Manuel Andrade Díaz, de realizar reuniones semanales de gabinete. Para ciertos propósitos ello funcionó, pero en el gran recuento se puede concluir que prolongadas sesiones de revisión pueden convertirse en algo simplemente ocioso, vano, de mera simulación.
El actual jefe del Ejecutivo tiene su manera de hacer las cosas y prefiere, según se ve desde fuera, tener acuerdo individual con sus funcionarios cuando el caso así lo amerita.
Así las cosas, ni más temprano ni más tarde, el mandatario se verá ante el imperativo de darles las gracias y el adiós a algunos de esos funcionarios; o por el contrario refrendarles la confianza y, eventualmente, hacer los reacomodos que juzgue necesarios, porque al final de cuentas el propio Núñez es evaluado por los gobernados.
De ello se desprende la percepción popular de que cuando se agote el tiempo de la primera de las tres etapas de gobierno señaladas por Núñez, habrá evaluación, consecuencias de la misma, desenlaces y, a la par, los ajustes que derivan de la coyuntura preelectoral, porque ciertamente todo personaje público tiene derecho a aspirar a ascender en el escalafón de la política y la propia función pública.
Pero además, ya Núñez confirmó que tiene previstos los referidos ajustes al término de lo que ha referido como año fiscal.
Usted, lector, así como un servidor, tenemos nuestra personal percepción acerca de quiénes han funcionado bien en el gabinete legal y ampliado, y a quiénes les quedó grande el saco. Incluso, quiénes estorban y hacen daño.
Núñez tiene su visión de cómo son y están las cosas. Está consciente, se sobreentiende, de que él es la cabeza del equipo y llegada la hora deberá asumir todo lo que ello implica.
Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que el hombre tiene lo que de antaño se identifica como colmillo retorcido. Sabe que cientos de miles de tabasqueños vivimos con “el Jesús en la boca” debido a problemas económicos e identifica la profundidad de la inquietud social.
En cuanto a los funcionarios, existe un reducido grupo que goza de la más amplia confianza de parte del gobernador. Por lo que respecta al primer nivel, allí figuran Juan Filigrana, José Antonio de la Vega, Dolores Gutiérrez Zurita, Amet Ramos Troconis, César Raúl Ojeda, Audomaro Martínez, Manuel Ordóñez, y si acaso sólo uno o dos más.
Llegado el momento, Núñez decidirá si los deja donde están o los mueve; o si se van a servir al proyecto desde otra trinchera, como bien podría ser un cargo de elección popular, habida cuenta de que requerirá colocar a algunos en puestos clave de la segunda mitad del sexenio, como por ejemplo en el Congreso local.
Una sociedad difícil
En calidad de mientras, Arturo Núñez encomendó a uno de los referidos funcionarios, Amet Ramos Troconis, secretario de Administración, pronunciar el discurso oficial durante el acto cívico conmemorativo del CCIV aniversario del inicio de la guerra de independencia.
De su mensaje sobresalen dos reflexiones.
La primera: ningún esfuerzo y ningún proyecto será posible si no es con la participación decidida de sociedad y gobierno. Es pues necesario sumar voluntad, esfuerzo, compromiso.
La segunda: voluntades y capacidades, todas, caben bajo una visión amplia e incluyente, en la que los esfuerzos son bienvenidos, siempre y cuando estén orientados al bien de Tabasco.
Puntualizó:
“En el quehacer gubernamental de nuestra entidad, los retos no han sido menores, pues cada día que pasa, hemos ido estableciendo nuevos horizontes, y derribando barreras y obstáculos que impiden el libre fluir del cambio.
“Aunado a lo anterior –alertó- los problemas que imponen las contingencias climáticas que constantemente lastiman al pueblo de Tabasco, obligan a una mayor imaginación y capacidad de respuesta de quienes tenemos el privilegio y responsabilidad de servir a nuestro pueblo.
“(…) Reactivar nuestro desarrollo económico, generar obra pública y empleos dignos, tanto en el campo como en la ciudad, son los esfuerzos que los sectores sociales reclaman. Crear las bases de un pacto que restituya y cohesione el tejido social, nos permitirá promover con equidad, seguridad y bienestar el Tabasco que todos anhelamos”.
Desde nuestra perspectiva, debemos acotar lo siguiente: todos aquellos a quienes Núñez ha dado la extraordinaria oportunidad de participar en su gabinete, deben ser humildes y proclives, en todo tiempo, al trabajo en equipo.
No escuchen intrigas. Rechacen a quienes promueven el divisionismo.
Están bajo el escrutinio de un pueblo al cual con frecuencia no le basta con que le pavimenten la calle o, por ejemplo, escuchar que están fluyendo inversiones de fuera del estado que traerán más empleo y circulante, y con todo eso más y mejores oportunidades de superación.
Existe entre la gente una evidente predisposición para prestar oídos a todo lo que sea negativo; a las versiones tergiversadas, a enfoques interesados. Cada día es más difícil la labor de concientizar, de convencer de que se están haciendo bien las cosas.
Se trata de un fenómeno que impacta a todos los niveles de gobierno. Un reciente estudio de Consulta Mitofsky revela que en ninguna parte del país autoridad alguna es, por decirlo de algún modo, monedita de oro.
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