Cancún, ciudad de contrastes
Por Gerardo Reynoso
La historia de Cancún cuenta que el éxito del paraíso del Caribe mexicano llegó de la mano de la inversión, turismo y la entrega de cientos de pioneros que dieron su alma y corazón para convertir aquel sitio rodeado de naturaleza en el principal destino turístico del país.
Sin embargo, lo que no cuenta esa historia que desde el mismo inicio Cancún se convirtió de manera abrupta y acelerada, en un lugar de corrupción y hasta en un paraíso fiscal.
Resulta que en aquellos primeros años de éxito del paraíso, se registraron acciones que contribuyeron a que la ciudad no tuviera planificación, recursos para infraestructura y sobre todo, las bases de una economía más estable.
En ese punto, el especialista financiero Pablo Gutiérrez Laguna, recuerda que Cancún era conocido a nivel nacional como el “círculo prodigioso de la economía”, pues creaba inversión, empleos e impuestos.
Con 25 años de residencia en el municipio Benito Juárez y una carrera profesional reconocida altamente tanto en contabilidad como en derecho, Pablo Gutiérrez recuerda que ese círculo muy rápidamente fue dañado por la evasión fiscal que, a la fecha, se mantiene incrustada dentro del Caribe mexicano.
“A lo mejor no es una historia que muchos saben y no quieren contar. O a lo mejor es una historia que muchos no saben, pero que es muy real. En Cancún, se evadían impuestos y no se tributaba lo que debía ser en impuestos, a pesar del éxito turístico, marcado tanto en los años 90s como a principios de los 2000”, indica el entrevistado.
El tema no es sencillo de abordar porque implica directamente a personajes que, a la fecha, tienen más vigencia que nunca. Ellos marcaron pauta en actos de corrupción que se descubrieron a partir de 1994, dentro del Servicio de Administración Tributaria (SAT).
Y esos actos que marcaron desde el inicio propiciaron cinturones de pobreza dentro del Cancún que a la fecha se han agudizado, debido a que la diferencia entre zonas habitacionales cada vez más es muy marcada.
La otra historia de Cancún: el paraíso de la evasión fiscal
Corría la última semana del mes de julio de 1994, cuando Pablo Gutiérrez recibió una notificación en su oficina del SAT en su natal Tabasco. La orden era muy clara y directa: La próxima semana debes presentarte en las oficinas de Quintana Roo.
Al principio, Pablo Gutiérrez dudó un poco, debido a que era dejar de golpe y muy rápido la conformación de su nuevo hogar con su esposa y los planes que ya había establecido.
Como todo hombre planificador, el contador ya había presupuestado los tiempos para su futuro a corto, mediano y largo plazo. Y dentro de ese presupuesto a corto plazo, no estaba Cancún.
“La oficina del sureste del país se concentraba en Oaxaca y yo trabajaba para la Secretaría de Hacienda en Tabasco. Cuando recibí la notificación todo cambió rápidamente, sin embargo, con el apoyo de mi esposa metí todo lo que podría entrar en mi auto y vine a una ciudad que me cambió por completo la vida”, reconoce Pablo Gutiérrez.
Para el 5 de agosto de 1994, Pablo Gutiérrez Laguna ya estaba en Cancún y en las antiguas oficinas de Hacienda en la ciudad. Eran 10, para las 9 de la mañana cuando llegó a la oficina del delegado en aquel entonces.
Sus órdenes eran precisas. Debía presentarse como subdirector de auditoría, ya que el SAT observaba que en los últimos cinco años los números no cuadraban en el paraíso del Caribe mexicano.
Por un lado, estaba todo el lado exponencial de llegada de inversiones y aperturas de negocios. Los hoteles tomaban auge considerable y contrataban personal. Todo era bonanza.
Sin embargo, del otro lado los impuestos no se reportaban. Los negocios no tributaban como debía ser y apenas se reportaban de manera oficial, altas ante Hacienda en un lugar que, justo en ese momento, era el boom económico que cuenta la historia del Caribe mexicano.
“El desfase era muy evidente. No era posible que se diera por un lado apertura de negocios a mansalva y por el otro, no se dieran alta en Hacienda y pago de impuestos. Era algo muy marcado”, detalla el entrevistado.
Tras horas de espera, Pablo Gutiérrez se puso a trabajar y en una semana detectó lo que pocos conocen hasta ahora de Cancún: evasión de impuestos.
Resulta que más de 20 empresas no pagaban impuestos como marcaba la ley. La lista subía cada semana y las razones eran dos y muy simples: los inspectores no notificaban porque recibían dinero a cambio para no hacerlo.
“Descubrimos en un mes una evasión fiscal muy alta, tanto de negocios como de hoteles. Muchos de ellos confesaron que nunca les fueron a notificar procedimientos y por ello, no pagaban. Otros decían comprar a inspectores en aquella época para evitar pagar impuestos”, relata el especialista financiero.
De acuerdo con Pablo Gutiérrez Laguna, al menos en un período de 15 años no se cubrieron los impuestos que en teoría generaba Cancún y por esta razón, el gobierno federal no enviaba tantos recursos a Quintana Roo y limitaba las partidas al municipio Benito Juárez.
Lo anterior se debe a que el impuesto que se generaba iba directo a los números que se manejaban para presupuestos anuales de la Federación y la evasión fiscal impidió que Cancún recibiera lo que realmente merecía en materia presupuestal, por muchos años.
Evasión fiscal provoca cinturones de pobreza
Por muchos años, el discurso político de autoridades y miembros del sector turístico de Cancún era que el destino no recibía un trato “justo” por parte de los gobiernos federales en materia de recursos.
El discurso sostenía abiertamente que si Cancún generaba más del 40 por ciento de recursos por concepto de divisas de turismo, no era posible que la Federación devolviera entre 7 y 10 por ciento únicamente, año tras año.
Sin embargo, lo que no se decía en el discurso es que eso se debía -en gran parte- a la evasión fiscal. Este hecho marcó el éxito del principal destino vacacional de la República Mexicana.
Y la marca es dolorosa. Esa falta de equidad en materia presupuestal, a decir de Pablo Gutiérrez Laguna, originó que se crearan cinturones de pobreza en el municipio y también que se diera la falta de infraestructura en servicios.
Los cinturones de pobreza fueron las colonias creadas en la franja ejidal ante la necesidad de dotar de vivienda a la explosión demográfica que se daba en pleno auge económico de Cancún.
De igual manera, sostiene Pablo Gutiérrez, la evasión y los problemas de corrupción también dejaron sin infraestructura pública a un Cancún que padece al menos un rezago de 12 años en la materia.
“No es posible que sólo se construyera un Hospital General, por ejemplo. Las calles y avenidas no han sido modificadas porque siempre los presupuestos son paupérrimos y se suma a que el gasto corriente de los gobiernos municipales se disparó considerablemente en los últimos 20 años”, afirma el también líder empresarial.
El círculo prodigioso de la economía en riesgo
A la fecha, para Pablo Gutiérrez Laguna, Cancún podría ser considerado como un laboratorio de nuevas formas de evasión fiscal, ya que, el destino alberga en demasía acciones que distan de estar dentro de la ley.
Como ejemplo de ello, expone que el outsourcing es utilizado por más del 80 por ciento de la hotelería y esto genera una situación adversa en materia de tributación para el destino.
Además, también se encuentra el hecho de la inseguridad. Este factor ha provocado que los empresarios saquen sus inversiones de Cancún y por consiguiente, se de el cierre de negocios y pérdida de empleos.
Estos dos hechos amenazan seriamente el círculo prodigioso de la economía en el Caribe mexicano, puesto que las inversiones se ponen en riesgo, se da el cierre de empleos y más aún, no se generan los impuestos que deberían de darse en un lugar como Cancún.
“El círculo prodigioso de la economía que es inversión, empleos e impuestos, con la inseguridad y la evasión fiscal, están en riesgo en nuestra ciudad y se deben tomar acciones para evitarlo”, finaliza Pablo Gutiérrez Laguna.
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