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Guayabera Política

Guillermo Hübner Díaz

Publicado en el DIARIO DE TABASCO EL UNIVERSAL 

¿Encuentro de dos o ultraje de uno al otro?

Quinientos años de la llegada de los españoles a tierras chontales, se cumplen pasado mañana, el hecho se recordará con festejos especiales en los que estarán el Presidente Andrés y el Gobernador Adán Augusto, esto en lo que se considera fue Santa María La Victoria, hoy puerto de Frontera, Centla, lugar en el que desembarcara Cortés, iniciando lo que históricamente se denomina La Conquista de México, una primera y muy dolorosa derrota a nuestros indígenas y la entrega al español de 18 doncellas, entre ellas Malitzin, la más bella e inteligente del grupo.

Que se sepa no hay un festejo especial establecido para recordar cada año este hecho, como sí lo hay el 12 de octubre, “Día de la Raza”, de cuando pisó y besó Colón, en 1492, tierras americanas. 

Se esperaron cinco siglos para festejar el hecho y fijarlo en la memoria de millones de compatriotas que ignoran que por el mismo, “México empezó en Tabasco”, afirmación del inolvidable periodista y cronista, amigo Armando Pérez Chán.

Para muchos, la celebración del avasallaje, del ultraje que no conquista, de aquellos y otros territorios que son parte del México actual, encierra algo de resabio y de orgullo, es tema que no dejará de tener presencia en cualquier discusión.

El resabio, que puede entenderse de manera general, porque a partir de ahí estamos dolorosamente inmersos en una forma de vida que no escogimos, sometidos al terrorismo y bajo la constante amenaza democliana de las potencias extranjeras, un resabio que no es haber perdido alguna clase de combate, como podrían pensar los fascistoides, sino por haber cambiado violentamente un camino elegido para hacer y desarrollar nuestra cultura bajo designios propios, sin importaciones, para elegir religión, credo, directriz política y destino histórico.

Desgraciadamente la historia siempre es mayor que los hombres y supera hasta a los pueblos a pesar de que se empecinen en la tarea de transformarse, la historia comprende a toda la humanidad y rebasa, así, a cualquiera de sus partes.

Del otro lado, se balancea el orgullo de ser lo propio, de tener ante la imposición de cultura y lineamientos económicos y políticos, valores propios arraigados en lo más profundo del pasado que se mantienen activos en nuestra vida cotidiana en el solo hecho de batir a mano y tomar posol o comer tortilla de “máiz nuevo” o un chanchamito, de preferir “agua é matalí” a una “soda”, de escuchar con arrobamiento a la marimba o a los tamborileros o el viejo canto de Chico Ché, en vez de aceptar extravagancias del exterior que distorsionan o divorcian por completo, lo nuestro, lo propio.

Tabasco cuenta con alrededor de 200 mil habitantes pertenecientes a distintas etnias, preponderantemente a la chontal -la que sufrió el primer golpe del “conquistador” que destruyó cuanto tuvo a la vista-, amenazados por el llamado progreso del que muchos hablan y pocos ven, de ser borrados del mapa de un solo trazo, el del avance de una civilización destructiva e irrespetuosa de todo en nombre de tal “avance”.

De pronto un día, el domingo 24 de marzo de 2019, al conjuro de una celehración que más bien debía de ser europea, inexistente como nuestra, se conmemorará el día en el que el avasallante poder español llegó voraz a “la tierra que mejor el sol alumbra”, como la definió el capellán de Juan de Grijalva.

Para la mentalidad superficial y fascistoide, lo indígena representa el esplendor y la potencia del pasado, en esas mentes jamás cabe la reflexión sobre los horrores que encierra la vida ritual de los tiempos prehispánicos, afortunadamente el indígena tiene solamente su tierra, su lengua, sus costumbres, su ser, pues para hacer su conciencia y ante el paso de la “civilización”, se ha mantenido con valores e instrumentos propios para sobrevivir y es el hombre diferente en La Chontalpa, La Sierra, Centro, Los Ríos.

El chontal, en el cúmulo de diez millones de indígenas del país, sabe enfrentar la “modernidad” adaptándose a ella y, adaptándola a su circunstancia. El indígena tabasqueño, a pesar de los pesares y a partir de aquella humillante derrota infligida por Cortés, no ha dejado de ser un hombre, de donde mejor sería celebrar, pienso, “El Día del Hombre”, en lugar del Encuentro de Dos Mundos, que más bien fue choque, embate, despojo, vasallaje, para nosotros sería un día de luto..