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(Publicado en el Diario Tabasco Hoy)
Fastos por González Pedrero
Ayer miércoles 7 fue un día muy especial para el bien amado Maestro. Así le dicen sus discípulos más aventajados a don Enrique González Pedrero, quien siempre vivió con prudente distancia de su estado originario, Tabasco, del que luego fue gobernador.
Fue ese lustro que gobernó cuando sobresalió ese Tabasco apoplejado, reumático en su vida cotidiana cultural. Las inercias provincianas, lo lejano del mundanal ruido arrinconaban el mediano potencial humano que podía proyectarse y que terminaba lamentablemente por perderse en nuestras interminables tardes de hastío.
Pero llegó 1983 y todo en Tabasco cambió. Ejércitos de hombres de ideas y ciencia llenaron aulas, aldeas y comunidades rurales y transmutaron una provincia adormilada por una metrópoli en movimiento. Muchísimo de ello tienen la culpa Enrique González Pedrero, ex gobernador de Tabasco y su mujer, doña Julieta Campos.
En Tabasco, usted lo sabe, lector lectora, se rinden homenajes anuales a tres figuras solamente: a los poetas Carlos Pellicer; en menor proporción a José Gorostiza y al más joven –descubrimiento de Octavio Paz-- José Carlos Becerra. Para las autoridades de nuestra “cultura” ahí se acaba con tan importante sector.
Nunca se ha dado crédito suficiente a lo hecho por González Pedrero. Sin embargo, su extraordinaria obra hay que leerla en tres facetas diferentes: el González Pedrero, maestro de la política; el González Pedrero, filósofo de la ciencia social y al escritor que lo mismo habla de historia, de literatura, de ensayo político.
Aunque su estatura pública fue más allá de la simple especulación de los agoreros del desastre, don Enrique, el Maestro, un buen día amaneció en la silla del Fondo de Cultura Económica. Los especuladores, lo dije anteriormente, situaron a EGP como un perdedor en el FCE. Pero, ¿puede ser perdedor alguien que llegó a ocupar un lugar que dos brillantísimos mexicanos antes que él estuvieron?
Me refiero a que la silla citada tuvo antes a dos monstruos de la sabiduría mexicana: don Daniel Cossío Villegas y don Arnaldo Orfila Bernal. Tendríamos que ser ciegos para desdeñar el trabajo que hizo González Pedrero ahí.
Hoy que proso estos textos, los húmeros me he puesto a la mala, escribiría el peruano Vallejo. Enrique González Pedrero viene a Tabasco, está en Tabasco celebrando sus primeros 80 años en el planeta. Pocos con la estatura de él pueden reconocerse a sí mismos: Jorge Luis Borges, por ejemplo; Rafael Alberti, ambos rondando los 80, tuvieron que irse para siempre. González Pedrero está aquí porque siendo tabasqueño, esos 80 años que lleva a cuestas, forman parte de nuestro patrimonio humano. ¡Que viva muchos años más el insigne Maestro!...
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