José Luis Gutiérrez Gutiérrez
BUSCAN BLINDARSE, COMO DE LUGAR
Fernando Enrique Mayans Canabal, Jaime Mier y Terán Suárez, Ángel Solís Carballo y David Gustavo Rodríguez Rosario nunca fueron tomados en serio por la clase política nacional y estatal -ni por sus familias, conocidos y amigos…-, para la candidatura perredista a la gubernatura. ¡Vaya!, ni Juan Manuel Fócil Pérez tuvo oportunidad.
Unos porque políticamente no supieron cómo hacerlo, verbigracia, el senador, y los demás porque su exiguo capital político no les da, no les alcanza, ni para una diputación local, como serían los evidentes casos de los incompetentes y turbios titulares del COBATAB y Educación Pública. En la misma tesitura está el bueno para nada de Rodríguez Rosario.
Salvo Mayans Canabal y Fócil Pérez los demás están desesperados por ocupar una curul federal o local, y si es San Lázaro, mucho mejor. Y es que están metidos en serios problemas económicos y administrativos. Sus cuentas no cuadran y el tiempo comienza a jugar en contra.
Y hace bien en mostrar su preocupación y nerviosismo, pues la dirigencia del perredé tampoco los tiene contemplados para alguna candidatura parlamentaria de mayoría relativa. Y plurinominal, menos, ni soñarlo. Sueño guajiro.
La razón es la misma por la que nunca los tomaron en cuenta en la justa por el gobierno: no representan nada. Y para el 2018, el PRD, el PRI y Morena necesitan abanderados que lleven votos a las urnas. Candidatos que realmente ayuden a ganar a quienes vayan a disputar la gubernatura, no que éstos los arrastren a la victoria como ha sucedido.
Por ello, los ve tocando desesperadamente todas las puertas. Y prometiéndoles a todos lealtad y miles y miles de sufragios. Y hace bien, tienen cola que les pisen, y bastante largas.
Saben y están consciente de que, si los ciudadanos salen masivamente a votar el primero de julio del próximo año, Adán Augusto López Hernández tiene posibilidades de triunfar. Tan es así, que Mayans Canabal dio su anuencia para ser encuestado, afirman fuentes cercanas a Andrés Manuel López Obrador, para la candidatura morenista de Centro.
Y no dude usted, que los mencionados ex y todavía funcionarios de la presente administración estén buscándolo para pactar en lo oscurito como lo hicieron en su oportunidad con el actual gobierno.
Con tal de salvar el pellejo, son capaces de aliarse hasta con el mismísimo diablo.
Como dice el refrán: “el miedo no anda en burro”.
“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”
(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)
Mientras el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, pasó un trago muy amargo anteayer en el Senado, su par de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, fue elogiado hasta el paroxismo, por el titular de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray Caso, al grado tal, que lo comparó con Plutarco Elías Calles.
Lo que justificadamente interpretaron como su virtual destape, y más cuando los excesivos halagos vinieron del colaborador que tiene mayor ascendencia sobre el presidente Enrique Peña Nieto.
Fueron tan exagerados los reconocimientos en la Reunión anual con el cuerpo diplomático acreditado en México y los efectos mediáticos y políticos que produjo, que el morador de Los Pinos se vio obligado a enmendarle la plana a Videgaray Caso: “…el PRI no elegirá a su candidato a la Presidencia de la República, a partir de elogios o aplausos; yo creo que andan bien despistados”.
A ver si no se repite lo acontecido a finales del mes de octubre de 1987 -en el sexenio del ex tinto Miguel De la Madrid Hurtado- cuando todos en el PRI dieron por hecho (por una infidencia del entonces secretario Particular presidencial, Emilio Gamboa Patrón, cuenta Jorge Castañeda en su libro La Herencia) que el candidato presidencial era el ex Procurador General de Justicia, Sergio García Ramírez, horas después sería destapado Carlos Salinas de Gortari.
Lo cierto es que ya se da como un hecho que José Antonio Meade Kuribreña es el elegido, aunque el ultimo silbatazo aún no ha sonado.
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