LA POSTA
- HABLANDO “FIFÍSICO”
Juan José Sánchez Gálvez
Foto: Redes Sociales
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| Escuela Secundaria Ignacio Manuel Altamirano en la cabecera municipal de Macuspana, Tabasco. |
SAN LUNES 1. Gracias al presidente Andrés Manuel López Obrador, los de la vieja guardia de Macuspana estamos recuperando nuestro lenguaje de los años 50-60s, época de oro en que éramos tan jóvenes e ingenuos, que creíamos todo lo que nos decían, hacíamos todo lo que nos ordenaban nuestros padres y maestros y confiábamos en la amistad. Ricos y pobres íbamos a la misma escuela de gobierno, lo que permitía conocer cómo vivían los que lo tenían todo y los que no tenían nada. Desde entonces conocí a los fifís de mi pueblo, que lo siguen siendo, y a los qué a base de esfuerzo o metidos en la política, lograron salir de la pobreza. Pordiositosanto.
SAN LUNES 2. Nunca me pregunté por qué a los que pasaban una corta temporada en la Ciudad de México, se decía que regresaban hablando “físico” que consistía en pronunciar algunas palabras sin acento choco o usarlas de manera apropiada a su significado. Cuando terminé la secundaria todos acudimos al baile de graduación vestidos de “fifís”, con traje y corbata, zapatos nuevos y camisa blanca manga larga con mancuernillas. La sastrería El Capricho de Villahermosa, hizo roncha. A la fiesta acudieron los meros “machuchones” del ayuntamiento y de la secretaría.
SAN LUNES 3. A mediados de enero, Andrés Manuel aclaró en la conferencia matutina, “yo ya, por ejemplo, estoy hablando físico, ya sé lo que significa transportar la molécula, que es la gasolina”. Cuando Andrés dice “Vamos a…” en vez de “Vamoja”, ya está hablando “físico”. A pesar de todos estos avances, el presidente de México, insiste en su vocabulario de los años 50-60s al estilo choco. Según altos funcionarios de su gobierno, en corto el presidente usa el ¡Ay Misho!, y el ¡Ay mojo!, pocos le entienden. Por eso está todos los días trabajando para hablar “físico”.
SAN LUNES 4. Por más que aprecio al paisano presidente, reconozco que empieza a declinar su popularidad, para empezar, por el desgaste en las “mañaneras”. Para los periodistas que corrimos el riesgo, nada fácil, de apoyar su movimiento esbozando la urgencia de un cambio de régimen, pasamos por alto en la campaña su empecinamiento porque consideramos que no podría ser más autoritario que sus antecesores, pero la decepción empezó desde las designaciones en su gabinete y luego por su tozudez que ha generado en crisis mediática.
LA CAMINERA. No quiero darles la razón a los que lo advirtieron, pues hay que sopesar que se han tomado decisiones de fondo que hacen ver más justo este gobierno que los anteriores, sin embargo, nuestro paisano tiene que aprender, no solo a hablar “físico”, sino a escuchar y respetar la opinión de los especialistas y el trabajo de los periodistas que también somos parte de ese pueblo que dice respetar. Sea por Dios.
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