sábado, 20 de abril de 2019

Jorobados en la #CulturaMaya / #Sábado #Abril 20

Jorobados en la Cultura Maya

NO eran brujos, magos NI bufones; tuvieron un desempeño igual al resto de los integrantes de las sociedades mayas prehispánicas, tanto en la clase gobernante, en el comercio o el pueblo, señala el arqueólogo Florentino García Cruz / Carácter de esoterismo, divulgado por los conquistadores Parte I


CAMPECHE, Cam, 19 de abril.- En la sociedad maya los jorobados tuvieron un desempeño igual al del resto de sus integrantes y pertenecieron tanto a la clase gobernante, a comerciantes o al pueblo, como se infiere de la iconográfica en la que se les representa sin que tengan el carácter esotérico, de magia o de bufonería que se le inculca en el mundo occidental, tanto por la posición económica o política en el despotismo o feudalismo, o como individuo en el sistema de producción del capitalismo, plantea el arqueólogo Florentino García Cruz en su texto “Representación iconográfica de jorobados mayas”.
Durante la lectura, en el marco de los 80 años del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que organizó el Sindicato Nacional Democrático de la Secretaría de Cultura, perteneciente a la sección del Centro INAH-Campeche, el arqueólogo afirma “que en la sociedad maya la imagen del jorobado se utilizó como símbolo en el nivel del inframundo para representar a los cultivadores del maíz, a diferencia de la imagen con que en la sociedad capitalista y feudal suele mostrarse a estas personas, donde son símbolo esotérico de magia, de brujería o bufonería”.
Lo anterior lo argumenta con base en las fuentes históricas y etnográficas revisadas y hace notar “que los conquistadores españoles y sus cronistas aprovecharon la imagen de la deformidad física con fines económicos, políticos e ideológicos”.
Para el investigador, en el nivel económico y político, e incluso económico de los mayas, “los jorobados no constituyeron ningún grupo especial ni gozaron de algún estatus por el hecho de padecer tal patología, e incluso este padecimiento no fue tomado como motivo para incluirlos dentro de las elites y hacerlos gozar de posición social de casta dominante”.
En el modo de producción despótico tributario, ya sea en el feudal o en el capitalista, sostiene que la casta, la clase social o el estatus no se definen por la estética o la enfermedad, sino por la posición económica y política que las familias o los individuos desempeñan en las esferas económicas de la producción, circulación, cambio y el consumo de los productos del trabajo.
Incluso argumenta que no se hallaron “datos que nos permitieran interpretar que los jorobados fueran empleados como bufones para la diversión de los gobernantes y su corte, ni que tuvieran poderes mágicos o el que la joroba en el nivel terrenal fuera considerada como un don divino; por el contrario, la joroba como síntoma patológico estuvo presente en individuos de las diferentes castas de la sociedad maya, ya entre los gobernantes, los comerciantes, los artistas, los hombres al servicio del Ahau y podemos deducir que también entre los campesinos y trabajadores de la construcción”.
Por lo que reitera que “los jorobados debieron existir en todas las castas sociales pues los vemos trabajando en la vida productiva, reproductiva, política y religiosa de la sociedad maya”.
Jorobado o corcovado
En la introducción del estudio expone que los jorobados o corcovados son términos coloquiales para referirse a las personas con una malformación o deformación patológica en la columna vertebral, que en las ciencias médicas su diagnóstico y tratamiento se reconoce entre las desalineaciones del raquis en el plano sagital.
Y explica que la columna vertebral, vista de perfil, posee cuatro curvaturas naturales llamadas: curva cervical, curva torácica, curva lumbar y curva sacra, que de acuerdo con su concavidad o convexidad respecto a la espalda, los especialistas médicos les han dado el nombre de: lordosis cervical a la curva cóncava formada por las siete vértebras cervicales; cifosis dorsal, a la convexidad constituida por las doce vértebras torácicas; lordosis lumbar, a la concavidad compuesta por las cinco vértebras lumbares; y cifosis sacro-coccígea, a la convexidad configurada por la región sacro-cóccix.
Ante esto, “las deformidades de la columna en el plano sagital pueden darse por incremento, disminución, abolición o incluso inversión de las curvas referidas. Por lo anterior al aumento de la lordosis cervical se le denomina hiperlordosis cervical; al incremento de la cifosis dorsal se le llama hipercifosis dorsal; al acrecentamiento de la lordosis lumbar se le determina como hiperlordosis lumbar; a la rectificación de la curva dorsal se le denomina dorso plano; a la presencia de cifosis lumbar o lordosis torácica se le diagnostica como inversión de curvaturas, y cifolordosis, al incremento por igual de la cifosis dorsal y lordosis lumbar.
El autor de la investigación define a “los jorobados o corcovados como aquellas personas que poseen deformación de la columna vertebral en el plano sagital, en que las curvas cifóticas con ángulos normales de 20 a 40°, por alguna causa o razón exceden el límite de los 40°; también cuando las curvas definidas como lordosis cervical y lordosis lumbar se invierten o, bien, si la columna en su totalidad toma la forma de un arco como en la hipercifosis total, adquiriendo en todos los casos mencionados carácter patológico”.
En el caso de los jorobados mayas prehispánicos, considera que esta cuantificación presenta mayor dificultad debido a lo escaso del hallazgo de entierros, por lo que es complicado para la arqueología y la antropología física darnos una aproximación.
Y advierte que “el presente análisis no pretende calcular el porcentaje de jorobados que hubo en la sociedad maya, ya que los datos iconográficos que analizamos son únicamente de piezas arqueológicas que estuvieron a nuestro alcance de los periodos clásico y postclásico halladas hasta el momento y que provienen de diferentes sitios del área maya”.
Referencias sobre mayas
jorobados prehispánicos
Cita que “Ha p´us” es una palabra del maya yucateco para referirse a una persona jorobada o corcovada y también da a conocer que Eric Thompsom, en su análisis iconográfico, señala “que cuando los jorobados enanos aparecen frente a un dignatario señalándolo con su dedo, como en el caso de la piedra de cierre de bóveda de Sacnicté Yucatán, están en actitud amenazante y que probablemente estos pequeños jorobados se relacionen al culto de drogas alucinantes”.
Indica que otros estudios como los hechos por Miller y Martin sugieren “que los jorobados enanos que se ven frente al dios del maíz acompañándolo en sus danzas representan a la mazorca de maíz con hongos (Ustilago maydis), conocida como huitlacoche en el altiplano central mexicano”.
En las fuentes históricas y etnográficas la presencia de jorobados entre los mayas prehispánicos se menciona en sus mitos de creación; tanto Eric Thompsom y Silvanus Morley, al sintetizar y hablar de estos mitos entre los mayas yucatecos, destacan que en la primera creación:
“Los zayamuincob construyeron los sitios arqueológicos hoy en ruinas y los grandes caminos de piedra, mientras el mundo estaba todavía en tinieblas, antes de creado el Sol. Eran enanos, pero (…) los llamaban también p´us, jorobados o corcovados (…) tenían poderes mágicos y les bastaba con silbar para que las piedras se ordenaran debidamente en los edificios (…). Cuando salió el sol, los enanos se habían vuelto de piedra.”
Además refiere que en el cantar 10 de Los Cantares de Dzitbalché también se menciona a los jorobados o corcovados:
“… aquí en la tierra de nuestros antiguos gigantes hombres y también de corcovados cuando aún no había llegado a estas tierras ningún hombre… se paseaba X’Ah Chaa Paat que tenía en junto siete salientes cabezas, (…)”
En cuanto al cantar 12 se lee: “Han llegado los músicos-cantantes, los farsantes, bailarines contorsionistas, saltarines y los corcovados (…) han venido en pos del señor Ahau Can a la diversión que se hará en medio de la plaza de nuestro pueblo.”
Por lo que propone que los jorobados o corcovados poseedores de poderes mágicos, que se mencionan en las fuentes citadas como constructores de caminos y ciudades prehispánicas, los que tenían oficio de bufones o los empleados para la diversión del pueblo en las plazas públicas en los mitos de creación maya mencionados, son las interpretaciones e ideas sembradas por los conquistadores españoles, para demostrar que los propios mayas rechazaban que sus antepasados eran quienes edificaron las obras arquitectónicas o artísticas que se habían hecho.
Con estos argumentos buscaban desmentir que las ciudades arqueológicas invadidas fueron construidas por la sociedad maya y que “su pasado tenía un punto de vista mágico, demoniaco o satírico donde intervenían gigantes, enanos, jorobados, bufones, brujos, brujas, hechiceros, duendes, diablos y todo aquello que los conquistadores podían calificar como despreciable o satánico”.
Exhibe que con esta “ideología que unas veces velada y otras abiertamente servía para tratar de salvaje, bárbaro y pagano al pueblo maya y así poder justificar ante el mundo la conquista y colonización de esta civilización; actitud con la que finalmente encubrían sus intereses económicos, políticos y religiosos sobre los conquistados: la apropiación de su patrimonio, la explotación de su fuerza de trabajo y la esclavitud”.
Ideología europea de los brujos
Para contextualizar la Conquista, manifiesta que “a principios del siglo XVI cuando los invasores españoles llegan a Mesoamérica en su afán de conquista, estaba permitido en Europa la persecución, tortura, tormentos y condena a morir en la hoguera de aquellas personas que profesaban religiones diferentes a la religión cristiana, quienes eran vistos como brujos con poderes mágicos y ocultos que tenían contacto con el diablo”.
Al respecto un estudio de Margaret A. Murray revela que “incluso los cronistas cristianos se esmeraban en su vocabulario por aplicar adjetivos como: infernal, diabólico, demoniaco, abominable, horrible, para crear discursos donde se apreciara una atmósfera de horror”.
En esa época “también estaba en uso entre las cortes reales europeas el empleo de personas de cuerpo contrahecho y desproporcionado en especial: gigantes, jorobados y enanos, que eran empleadas como bufones para la diversión del rey y su corte, práctica que entre el pueblo español -nos comunica Barbero Leandro- era vista como una actividad despreciable y ruin, porque los bufones eran considerados como espías públicos generadores de malas acciones e incluso de crímenes”.
En este contexto insiste en que puede sostener “que por convenir a sus intereses económicos, políticos y religiosos, su posición de invasores y la ideología que portaban los conquistadores españoles y sus cronistas cristianos, aprovecharon la presencia de hombres y mujeres mayas con patologías que propiciaban cuerpos contrahechos y desproporcionados, entre ellos a los jorobados y a los enanos, para estigmatizarlos como seres demoniacos con poderes mágicos y sobrenaturales”.
También para poder “calificarlos de bufones que gozaban de un trato especial en las cortes mayas, como recompensa por divertir al Ahau; ideología y costumbre europea que trajeron durante la invasión”, sin embargo descarta esta hipótesis con base en el análisis iconográfico.
Definiciones operacionales para el análisis.
Como un primer acercamiento al estudio iconográfico de los jorobados mayas de la época prehispánica, los dividimos visualmente, con base en su patología, en: jorobados con hipercifosis dorsal, cifosis lumbar, cifosis total, espondiloepifisiaria displasia congénita, hipercifosis dorsal y tórax en quilla.
También se tomó en consideración la estatura, por lo que hay jorobados de estatura promedio; entre los mayas, es de 1.50 metros para las mujeres y 1.60 metros para los hombres; jorobados enanos proporcionados, cuyos miembros inferiores y superiores son proporcionales al tronco, pero sus medidas en general son cortas y su estatura es baja, que en la vida real oscila entre 1.00 metro y 1.40 metros; los jorobados enanos desproporcionados o enanos espondiloepifisiaria, que es una displasia congénita, o los jorobados enanos acondroplásicos, con un tronco normal pero con acortamiento de las extremidades superiores como inferiores, agrandamiento del cráneo y baja estatura, que en la vida real va de 1.00 metro a 1.40 metros.
Además los jorobados de estatura baja convencional, que son de cuerpo proporcionado pero que por jerarquía en la representación iconográfica, convencionalmente el artista los representó de un menor tamaño frente a los dioses o ante a las personas de mayor rango social.
También se registra la división visual que se realizó por edad y sexo, por lo que se utilizó el término joven para referirnos a personajes que representan aproximadamente una edad de 10 a 25 años; adulto de 25 a 60 años y ancianos de 60 años en adelante.
Análisis de la representación de jorobados
Para García Cruz, en Mesoamérica la representación de jorobados la observamos en: Teotihuacán, como parte de la civilización de los aztecas, pero también en los mayas; sin embargo, resalta que las imágenes más antiguas están en la cultura olmeca, en las figurillas de cerámica procedentes del sitio arqueológico Las Bocas, en Veracruz.
Entre las piezas que los mayas prehispánicos utilizaron para representar a las personas con joroba, están las vasijas policromas, en escenas, ya sea dentro o fuera de los templos y palacios. También las plasmaron en códices, en joyería, figurillas, ladrillos, columnas, tapas de cierre de bóveda y estelas; esto nos permite analizar iconográficamente la gama de actividades en que participaron los jorobados mayas.
En el ámbito económico de la sociedad maya, expresa que a los jorobados los vemos asociados a símbolos que distinguen a los mercaderes, como son la presencia de aves o bien el bastón o cayao y el abanico, por lo que los jorobados mayas, según las imágenes que observamos, debieron desempeñar importantes papeles en la circulación y cambio de mercancías mediante el oficio de comerciantes.
En la vasija policroma K1563, se tiene una escena de palacio donde acompañados por un par de músicos, están dos grupos de personas frente a frente intercambiando mercancías. A la izquierda y mostrando sus productos a los personajes del palacio, encabeza al grupo de mercaderes una persona hincada, de piel oscura, regiamente vestida y con tocado de ave; la notamos joven, del sexo masculino, de estatura promedio y presenta como manifestación patológica hipercifosis dorsal o joroba en la espalda alta; la segunda persona detrás de ella también muestra una vasija, mientras que la tercera porta en la mano un abanico.
En el vaso policromo K3983 en escena también de palacio, tres comerciantes enseñan sus vasijas a un hombre de la elite. El primero que parece dialogar con él posee penacho de plumas con una pequeña ave y un abanico en la mano; el segundo que carga la primera vasija es un jorobado con hipercifosis dorsal, joven de estatura promedio, obeso, de piel café, semidesnudo vestido solamente con ex o maxtlatl y tocado de ave y, el tercero con vestidura de faldellín y tocado parecido a un sombrero, está hincado sosteniendo otra vasija.
Comerciantes jorobados también se notaron en el vaso policromo K1453; en él hay una escena de palacio entre hombres de la casta gobernante y la de los dedicados al comercio, donde el Ahau (señor) sentado en el asiento de principales quien ha sido identificado por Praguer como Siyah K´awil con el título de K´ul, gobernante de la ciudad de Ik, mira a un grupo de cuatro personas que yacen delante de él.
En primer lugar hay un enano postrado a los pies del soberano que le muestra un espejo; en segundo lugar, otro enano bebe de una vasija; en tercer puesto, sentado con las piernas cruzadas, un hombre adulto de estatura promedio y piel oscura, con hipercifosis dorsal o joroba en la espalda alta con dos vasijas a sus pies observa al Ahau.
En cuarta posición una persona con tocado de cabeza de ave sostiene con la mano derecha un abanico. Completan la escena tres músicos apenas perceptibles por sus instrumentos detrás de los comerciantes; dos hombres atrás del gobernante, más una vasija sin cuello y tres cántaros de donde podría provenir la sustancia que bebe uno de los enanos, quienes cumplen la función de catadores o probadores al servicio del Ahau.
(POR ESTO! / Campeche)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.