Los turistas no paran de llegar a Cancún
Por Yolanda Gutiérrez
A mitad de la Semana Mayor, se aprecia mucha más presencia de turismo nacional en los principales balnearios públicos y playas colindantes con los hoteles, que a partir de este viernes y en el transcurso de los próximos días quedarán abarrotadas de visitantes, muchos de los cuales apenas llegaron el Jueves Santo, con intenciones de disfrutar sus vacaciones al menos durante el fin de semana.
Los arenales comprendidos entre Las Perlas y Gaviota Azul son los que reflejan mayor presencia de turismo regional y doméstico, además de cancunenses, muchos de los cuales disfrutan de la playa en compañía de sus familiares llegados de otros puntos para pasar unos días de asueto.
En Delfines, el estacionamiento ubicado del otro lado de la carretera estaba ocupado por varios autobuses turísticos cargados de connacionales que forman parte de excursiones, quienes por lo general se alojan en los hoteles del centro y tras tener su primer contacto con el mar, el bello paisaje que se aprecia desde el Mirador y tomarse la obligada foto del recuerdo, abordan de nueva cuenta las unidades y observan con emoción hoteles, plazas comerciales y en general todos los puntos que tocan su recorrido hasta la ciudad.
En la arena, decenas de sombrillas multicolores de los negocios de renta, sumadas a las que traían consigo los bañistas, apenas dejaban visibilidad para los guardavidas, especialmente en Gaviota Azul, donde el mobiliario playero se instala casi a la orilla del mar.
Los sufridos integrantes del Grupo de Rescate Acuático se mantenían al pendiente, desde Las Perlas hasta Delfines, de los jóvenes, niños y adultos que aprovecharon el excelente clima para darse un chapuzón.
En general, las playas lucieron con un buen aforo, con los arenales ocupados por grupos familiares, algunos de más de diez personas entre niños, adultos y personas de la tercera edad, que llevaban todo consigo para disfrutar del día.
Familias de cancunenses llegaban junto con parientes procedentes de lugares como Puebla, Veracruz, Tlaxcala, CDMX, Mérida, Valladolid y Campeche, portando consigo todo lo necesario para pasar un agradable día de playa: mesas, sillas, sombrillas, hamacas, enormes neveras repletas de bebidas conservadas en hielo, grandes trastes con los alimentos que prepararon previamente en casa, bolsas con botanas diversas, con pan de caja, carnes frías, pollos y costillas asadas, según las preferencias de cada quien.
En las playas altas, esto es, desde Gaviota Azul hasta Delfines, los guardavidas eventuales y voluntarios se mantenían más alertas, a fin de prevenir a los bañistas contra sus traicioneras corrientes o profundas fosas, invitándoles a no adentrarse demasiado y ser prudentes.
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