lunes, 6 de agosto de 2018

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Tiempo de política


Salvador Fernández
Publicado en el DIARIO DE TABASCO EL UNIVERSAL

Amlo-Meade, civilidad política

El anuncio del (a) vencedor (a) en las elecciones presidenciales en países de Europa y Estados Unidos se sellan con un apretón de manos entre los candidatos punteros. Y a seguir adelante con la vida pública en esas latitudes, sin conflictos poselectorales, sin “judicializar” los comicios.

Eran imágenes de madurez política que veíamos a años luz de distancia en nuestro sistema de partidos que ya había permitido la alternancia, pero sobrevivía el estigma del fraude electoral.

Las elecciones de 1988 fueron un parte aguas con la posibilidad de darse por primera vez la alternancia, el fin del partido hegemónico, el PRI. Para quienes encabezaron la oposición al tricolor desde el Frente Democrático Nacional, Carlos Salinas de Gortari llegó a la presidencia con un fraude contra Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

En 1994 se presentó el magnicidio del Príista Luis Donaldo Colosio, con balas disparadas presuntamente por fuego amigo. El punto es que fueron unas elecciones bañadas de sangre, no limpias.

En el año 2000 llegó el nuevo milenio y pareció que surgiría un nuevo México al darse la alternancia a favor del panista Vicente Fox Quezada. El mensaje fue que el PRI ya no era más invencible.

Pero en la siguiente elección presidencial, la del 2006, nuestro sistema político mexicano volvió a las andadas y “haiga sido como haiga sido” -como lo justificó Felipe Calderón Espinoza- tuvo una cuestionada victoria de apenas 250 mil votos de ventaja. El conflicto electoral fue mayúsculo, con plantón incluido por meses en Paseo de la Reforma. Fue la primera gran derrota contra Andrés Manuel López Obrador.

En el 2012 volvió la alternancia, ahora del PAN hacia el PRI, pero como en el 2000 y 2006, sin mayores cambios en la vida pública nacional. El señalamiento de la alianza en lo oscurito llamada “PRIAN” cobraba realismo en los hechos. No ganaba la considerada verdadera oposición que dio vida al Frente Democrático Nacional, posteriormente al PRD y finalmente a Morena con el triunfo en 2018.

Es posible que así como el pírrico triunfo con 250 mil votos de Calderón propició el maga plantón en Paseo de la Reforma de López Obrador, ahora la aplastante victoria de éste por 30 millones de sufragios, haya obligado a sus adversarios a reconocerlo el mismo día de la jornada electoral.

Sin embargo, las formas en política se dicen que son fondo y el rápido reconocimiento del triunfo de AMLO propicio un gesto inusual, atípico en nuestro sistema político mexicano: la invitación a desayunar a José Antonio Meade en la casa de quien será declarado este miércoles el presidente electo de la República.

Un encuentro, un gesto histórico en la vida pública nacional que debe llegar para quedarse.

TIEMPO FUERA.-

¿Por fin alcanzamos los mexicanos la mayoría de edad electoral?

sfernandez@ddt.mx

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