TABASCO POLÍTICO
José Luis Gutiérrez Gutiérrez
LA MARCA, REVENTÓ
El PRI, lisa y llanamente tronó, terminó su ciclo en el país y, por ende, en Tabasco. No hay nada que hacer para salvarlo. Políticamente está desahuciado. Ni un milagro lo saca del shock en que cayó.
Si antes de las pasadas elecciones del 1 de julio estaba en terapia intensiva, tras los descalabros electorales de 2016 y 2017, en los que perdió la mayoría de las gubernaturas, literalmente esta agonizando.
Llegó a su fin, y no hay nada que lo salve.
La marca del PRI...terminó. Dio todo lo que tenía que dar. Sus últimos dueños (desde Miguel de la Madrid Hurtado a Enrique Peña Nieto) lo acabaron. Y sus gerentes de Insurgentes norte lo dejaron en ruinas. Enrique Ochoa Reza lo llevo a la quiebra.
Y es que, parafraseando al exsecretario de Gobierno de Manuel Andrade Díaz, Juan Carlos Castillejos Castillejos, al PRI lo asocian con lo peor. A estas alturas del partido, se ve complicadísimo su situación.
No lo resucitan, ni con 1000 cubetas de agua helada.
Los dirigentes, cuadros, militantes y simpatizantes tendrán que ingeniárselas no solo para que el nuevo nombre y logotipo del partido sea lo más atractivo que se pueda, sino para adaptarlo a la nueva realidad política, social, cultural, económica y tecnológica de México.
Si después de los penosos y ridículos resultados que obtuvieron a nivel nacional y local en las urnas, no les cayó el veinte, pues quien sabe qué cosa tendría que ocurrir, para entender que, como partido político, está dificilísimo que vuelva recuperar la fuerza que tuvieron.
Y el PRD, está en la misma situación. Tendrán que reinventarse. No tienen otro camino, si es que pretenden recuperar los espacios de poder político que perdieron a nivel nacional, estatal y municipal.
El PRI, no puede seguir haciendo política (dedazo, amiguismo, compadrazgo…) si es que finalmente deciden mantener las siglas, como en las décadas de los 40, 50, 60, 70, 80, 90…o como en las dos primeras décadas de este siglo. Esos tiempos ya quedaron muy atrás.
Si bien es cierto, que la figura de Andrés Manuel López Obrador fue un tsunami político-electoral, también es una gran verdad que Enrique Peña Nieto y sus operadores estrellas fueron los principales culpables del descalabro priista.
La estrepitosa derrota del 1 de julio es consecuencia de los malos gobiernos federal y estatal del PRI, y sobre todo del grotesco saqueo que cometieron sus ex y gobernadores y alcaldes a todo lo largo y ancho del país.
En fin, a ver qué deciden finalmente hacer con el PRI y el PRD, pero de que tiene por delante una tarea titánica por hacer, ni duda cabe.
“SQUOD SCRIPSI, SCRIPSI”
(LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ)
La renuncia de Humberto Domingo Mayans Canabal al PRI, ni caso tiene comentarla, ya que desde que se pronunció a favor de Andrés Manuel López Obrador, explícitamente estaba expulsado de las filas del tricolor, tal y como sucedió con los que en su momento abrazaron las causas del mascupanense y del propio Adán Augusto López Hernández.
Domingo Mayans Canabal confirmó -por si alguien lo dudaba- de que es el traidor por antonomasia.
Ni quien se lo discuta. Es el número one.
Su esfuerzo, le ha costado.
Dolores Gutiérrez Zurita, será de las exfuncionarias “nuñistas” que en el próximo gobierno estará “en el ojo del huracán”.
Tiene más enemigos en el equipo del notario publico con licencia de los que se imagina. ¡Ah! Y también dentro del gabinete.
Están esperándola como agua de mayo.
En serio, no quisiera estar en sus zapatos.
Van a darle, duro y tupido, como a algunos otros que pensaron que iban a salirse con la suya.
Qué chasco se llevaron, pues perdieron, aquí y allá.
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