Armagedón
“Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo...”
Mateo 22:39
Alienación parental…
Alfredo A. Calderón Cámara
Donde -en este caso- las hijas ven destruida la convivencia cotidiana con uno de los padres o sus demás familiares y hasta el lugar que estaban acostumbradas a cohabitar: la casa del abuelo paterno y que formaba parte de su salud emocional y han generado afecciones emocionales que pueden llegar a ideas suicidas y brotes sicóticos. Lo grave del caso es la actuación del juez Oramas Campos, que su principal motivación al servicio de la justicia debiera ser el cuidado extremo, salud emocional y bienestar colectivo de la niñez en todos y cada uno de los casos que le toca juzgar, lejos del flagelo llamado alienación parental que tanto daño causa a la niñez. Pero se trata de un juez qué, aunque su trabajo es lidiar con las controversias familiares tan de moda en estos días, lejos de estimar como joya preciosa la salud emocional de la niñez, no logra comprender que cuando una pareja se disuelve, los hijos suelen quedar atrapados en medio de una lucha por definir quién se hará cargo de ellos.
Y en esa contienda tanto los padres como las madres suelen utilizar recursos no siempre legítimos, como tratar de predisponer a los menores en contra del otro progenitor, atizando un odio que suele dejar marca para siempre y es ahí donde Oramas Campos en su condición de juzgador debería actuar a favor de los hijos, lejos de los intereses favorecidos que se dejan sentir en dicho expediente. En el entendido que la alienación parental es un fenómeno que perjudica tanto a las madres como a los padres, los varones lo padecen con mucho mayor frecuencia, debido a que ellas suelen recibir en mayor medida la guardia y custodia de los hijos, porque se asume que las mujeres tienen tiempo para criarlas, aunque en muchas ocasiones como es este caso, quienes lo hacen son una abuela que enferma apenas puede moverse y un abuelo al que la fatalidad le ha llevado a perder la mente y vivir sus últimos años en el vacío de la nada.
Aunado a eso, “la idea de las ‘madres abnegadas’ que nacen con aureola o con capacidad innata para la maternidad es un mito”, los peritajes amañados mediante la manipulación de intereses son los que deciden con quién van a permanecer las menores y por tanto no cumplen con su deber de ayudar al juez a impartir justicia de manera adecuada; máxime cuando pareciera que el juez lejos de usar sus conocimientos para actuar dentro de la delgada línea de justicia, se deja sentir como el protagonista de alienación parental…
EL SEPTIMO SELLO
Todo aquel abogado que pretenda acceder a tener el nombramiento tan honroso de juez, debe meditar fuertemente: si tiene la capacidad de serlo, no sólo los conocimientos jurídicos, sino también debe ser honesto consigo mismo y entender que el ser juez es una labor -antes que nada-, humana y de una responsabilidad e imparcialidad que no debe dejar lugar a los cuestionamientos, ya que debe valorar que su firma es un arma definitiva a favor de la sociedad, del derecho y la justicia…
LA SEPTIMA TROMPETA
Para ser juez, la persona debe sentirse juez, pensar como juez, actuar como juez y ser cabal en sus actuaciones y determinaciones como lo exige la imparcialidad de la justicia. No pocas veces hemos revisado el accionar de los jueces y magistrados del Poder Judicial de Tabasco. Y sólo se ha cuestionado cuando en los hechos ha quedado demostrado -aunque aseguren que se amparan en sus criterios jurídicos- que existen abismales deficiencias en el actuar de los juzgadores. También puede revisar esta columna en el portal http://www.elimparcialdetabasco.com/. A sus órdenes al teléfono 9932951489.
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