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Apocalipsis en el templo del rockEl grupo Eagles of Death Metal durante la actuación, minutos antes de que los terroristas empezaran a disparar. AFP

El templo de la música, escenario del peor atentado en Francia

El asalto terrorista acaba con decenas de muertos en un mar de sangre

ACTUALIZADO 14/11/201515:39 / Publicado en el Diario EL MUNDO

De repente, el Apocalipsis. Una ráfaga de balazos, seguida de tres grandes explosiones en medio de la noche. Después, el silencio en el boulevard Voltaire.Tres terroristas han accionado sus cinturones explosivos y yacen muertos. El cuarto será abatido poco después.

Dentro de la sala Bataclan, un teatro con aire de pagoda china en el corazón de París, flotan decenas de cadáveres en un mar de sangre, como lo describe el diario 'Le Monde'. El templo de la música se ha convertido en teatro del peor ataque terrorista de la historia de Francia. Los disparos han silenciado los acordes del rock californiano de Eagles of Death Metal.

El ataque empieza a las nueve y media de la noche. Cuatro hombres, armados de fusiles de asalto, según relata el diario francés, penetran en la sala de concierto por la entrada principal. Ráfagas de bala. El público piensa que son petardos, parte del espectáculo. Segundos después comprenden que están sufriendo un ataque terrorista, cuenta un joven de 27 años que se encontraba en el recinto. «Les dio tiempo a recargar al menos tres veces», explica en la emisora Europe 1 el periodista Julien Pierce, presente en la sala cuando comenzó el horror.

Imágenes del tiroteo en Bataclanpor lemondefr

La escena, de una violencia extrema, dura «entre 10 y 15 minutos», durante los cuales el público y personal del establecimiento entran en pánico, corren de un lado para otro buscando una salida, agrega Pierce. «Me tiré al suelo, la chica de al lado mío estaba muerta», relata otro joven a 'Le Monde'. Un joven español, identificado como I.G.G., está en medio del tumulto junto a otros dos amigos. La estampida le cubre el cuerpo de cardenales hasta que los antidisturbios logran sacarle y lo ponen en atención psicológica.

Socorro a través de los móviles

Algunos supervivientes se hacen el muerto, otros sienten cómo los terroristas disparan donde escuchan ruidos o ven movimiento.

Unos cuantos logran escapar por la salida de socorro, detrás del escenario. Otros escondidos, piden ayuda con sus teléfonos móviles y a través de las redes sociales, informa Efe.

«Todavía estoy en el Bataclan. Primera planta. Herido grave. Que lancen pronto el asalto. Hay supervivientes en el interior. Matan a todo el mundo. Uno por uno. Primera planta, rápido», escribe en Twitter uno de los espectadores atrapados en la barbarie.

Fuera, policías vestidos de civil empuñan las armas avanzando entre los coches. Los vecinos que no se han percatado de la situación pasean por la zona, que la policía trata de despejar ordenando cerrar las ventanas de las casas. Dentro continúa la pesadilla.

Las fuerzas de seguridad penetran finalmente en el edificio y liberan al resto de los rehenes, dejando un eco de sirenas de ambulancia y gritos de pánico en el centro de París que poco a poco se va convirtiendo en silencio.

Antiguo cine teatro de la tragedia

Por la emblemática Bataclan, rematada por una inmensa cúpula y ubicada a pocos pasos de la plaza de la República, donde los franceses se reunieron para gritar 'Je Suis Charlie' tras los atentados yihadistas del pasado mes de enero al semanario satírico 'Charlie Hebdo', han pasado artistas de todo tipo.

Desde Lou Reed, John Cale, Alain Bashung, Téléphone, Prince a Buffalo Bill, en su reciente historia rockera, o Mercadier, Fragson, Aristide Bruant, Paul Delmet y Fursy muchas décadas antes, en un enclave en el que se han vendido entradas para ballets, operetas, espectáculos de variedades o representaciones cómicas durante más de un siglo.

En 1932 se transformó en un cine y en 1952 se tuvo que adaptar su arquitectura a las exigencias de las grandes salas cinematográficas, limitando su aforo a 1.900 personas.

Bataclan dejó de ser un cine en 1969 y reabrió sus puertas de nuevo como sala de espectáculos en 1971, esta vez con una clara predilección por el rock, en una zona privilegiada para que los espectadores desembocaran en bares y terrazas después de los conciertos de cantantes como Jeff Buckley o grupos como Oasis.