“La incertidumbre es una margarita cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar”.
Mario Vargas Llosa. Premio Nobel de Literatura.
Estando la ley tan clara, los legisladores locales de Tabasco, acatando instrucciones ya no sabemos de quien, siguieron el camino equivocado para seleccionar primero, al consejero electoral que sustituyera a Alfonso Castillo Suárez y luego nombrar al nuevo presidente del Instituto Electoral y de Participación Política de Tabasco (IEPCT). Que mala fortuna que no haya quien ponga orden en la política en nuestro estado. Debido a esto, ahora los seis consejeros electorales presentaron ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación una impugnación a la convocatoria lanzada por el congreso estatal para la designación del nuevo presidente, bajo el argumento de estarse violentado sus derechos políticos. Y tienen razón y el Tribunal Electoral Federal les dará la razón y le corregirá nuevamente la plana a quienes nunca debieron de haber sido elegidos como diputados locales por no responder al interés general del estado, sino a claras consignas políticas no importando hacer el ridículo ante la sociedad. Se necesita ser realmente burros, con respeto a este noble animal, para no saber que primero es el uno y después es el dos. Es decir, primero hay que elegir, de entre los cuatro consejeros suplentes, al consejero sustituto del consejero que renunció. Y después ya cubierto esa vacante, las dos terceras partes del Congreso deberán elegir al nuevo presidente del Instituto Electoral y de Participación de Tabasco. Así de sencillo. Que mala suerte para los ciudadanos que vivimos en Tabasco tener que lidiar con estos malísimos servidores públicos. Ahora tenemos el triste y penoso espectáculo de ver como se pelean los integrantes del IEPCT y los integrantes del Congreso del Estado por ver quien nombra al consejero que falta y al nuevo Presidente. Que lástima que hayan tenido que pasar 22 días después de la renuncia de Alfonso Castillo, para que los integrantes del IEPCT se hayan dado cuenta que violaron lo que dicta el artículo 130 de la Ley Electoral del Estado de Tabasco. Es decir, el procedimiento jurídico correcto era que el Consejo Estatal debería haber sustituido provisionalmente al consejero faltante, con algunos de los suplentes generales, y haber notificado al Congreso del Estado para que proceda en breve plazo a elegir entre los suplentes generales al sustituto quien concluirá el periodo de la vacante. Después el Congreso del Estado –con las dos terceras partes de sus integrantes-, debería de haber elegido, de los siete consejeros, al Consejero Presidente. Por no haberlohecho así, tanto los consejeros como los diputados locales, cometieron sendas pifias jurídicas, porque los segundos, al sacar una convocatoria crearon falsas expectativas a una serie de ilusos, que por no leer la ley, se anotaron para ser consejeros electorales, cuando existen por ley, cuatro consejeros suplentes generales que están designados por el Congreso Estatal para ocupar las vacantes cuando están se presenten. Con autoridades así es evidente que Tabasco va dando tumbos en muchos de sus aspectos fundamentales, pagando los ciudadanos los costos de dicho desastre, por estar viviendo constantemente en la incertidumbre social. Lo preocupante de todo lo que está pasando políticamente en el estado, es que ya no se le encuentra ni pies ni cabeza al asunto. Y la pregunta que sigue en el aire es ¿A quién conviene todo este bien organizado desorden que tenemos en el estado durante un importantísimo proceso electoral, en donde nadie parece ponerse de acuerdo para que las cosas salgan bien en beneficio de los tabasqueños? ¿Quién o quienes y para qué siguen algunas inquietas manos agitando las aguas políticas en Tabasco?
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